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sábado, 3 de febrero de 2018

ENCOCORADO



“El investigado, en expresión de su legítima libertad ideológica, mantiene lógicamente su ideario soberanista, lo que aun siendo constitucionalmente valido, no supone que deba renunciarse a evaluar que el convencimiento que mantiene posibilita una reiteración del delito que resultaría absurda a quien profese la ideología contraria. Su ideología coexiste, además, con un contexto político en el que no hay certeza de que haya desaparecido la intención de alcanzar la independencia de Catalunya, existiendo todavía sectores que defienden, explícitamente, que debe conseguirse de manera inmediata y perseverando en el mecanismo de secesión, contrario a las normas penales que aquí se enjuician. Precisamente esta última actitud es la que sostiene quien otorgó en su día la confianza al señor Forn para que fuera Consejero de Interior, y que encabezo la lista electoral en la que el investigado decidió integrarse hace escasas semanas”.

Es copia literal del auto del juez Llarena por el que vuelve a denegar la libertad del Conseller Joaquim Forn, una vez que este ha renunciado a su acta de diputado y manifestado su voluntad de retirarse de la política. Me parece un auto de una gravedad extrema, que evidentemente tiene muchas posibles lecturas derivadas. En primer lugar, es un poner las cosas en su sitio y llamar, definitivamente a los presos políticos, presos políticos, porque lo que este individuo togado está prejuzgando es la posible o no intencionalidad posterior del investigado de volver a sumarse a la causa independentista, toda vez que esta sigue vivito y coleando. Ha cambiado, por otro lado, la actitud del juez por ejemplo con relación a Carme Forcadell, que fue la primera en desdecirse, lo que fue suficientemente meritorio para el juez que le impuso una fianza para eludir la prisión. El auto del juez Llarena, por otro lado, es una declaración implícita de un estado de excepción en Catalunya, esto no es mío pero lo subscribo absolutamente después de oír a Ernesto Elkaiser.  La fiscalía se ha sorprendido incluso de que, sin consultárselo, el juez instructor haya decidido de motu propi citar a declarar a Anna Gabriel, Mireia Boya, Marta Rovira , Marta Pascal, Artur Mas y Neus Lloveras, sobre  quienes la fiscalía no ve razones para citarlas a declarar. Pero es igual, o al menos lo suficiente como para que la prensa carpetovetónica patria se frote las manos avanzando el nuevo calendario, que va desde las nuevas órdenes de prisión que ha de decretar el juez en el mes de marzo probablemente, una vez hayan declarado todas las personas citadas, al tiempo que inhabilitara de sus cargos de diputados electos a los que están en prisión o en Bélgica, lo que sumado a que presumen que el juicio puede ser antes del verano y la sentencia en otoño o finales de año y que, incluso, ya se avanza que una declaración simbólica que no efectiva de Puigdemont como President podría ser declarada igualmente inconstitucional, suma todo ello para que se logre al fin la cuadratura de este círculo psicodélico para el facherío patrio. Solo les ha faltado declarar inconstitucional a la propia persona, Carles Puigdemont y Casamajó.
                                                                                  

Ese lumbreras de Moncloa ya hace años que ha abandonado la política en Catalunya, y ese vacío político se ha traducido en que la gente ha salido a la calle a hacer política, y una vez la gente ha reclamado derechos políticos, la sala segunda del Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional se han erigido, vía Fiscalía General del estado que presentó la primera denuncia, en las autoridades políticas superiores en Catalunya. En el fondo es lo que han estado haciendo siempre: castigar, encerrar, reprimir y pretender acabar con la disidencia. Pero a diferencia de antes, esto es el siglo XXI, no estamos ni vivimos aislados como antes. Formamos parte de la elite mundial en muchos sentidos, como miembros de la CEE y de todos los organismos, instituciones y foros políticos en los que participa España. Y nos debemos y estamos sujetos al respeto a la legalidad internacional, como es evidente. Nuestra sacrosanta constitución, por ejemplo y como ya escribí en su día basándome en las resoluciones europeas, está en todo caso supeditada al Derecho Europeo, que prevalece sobre el resto de constituciones y similares de los países que la integran. Espero vivir lo suficiente para contaros, en unos años, como todos estos fascistas antidemocratas y podridos de odio, acaban en la bolsa de basura de la historia una vez sean juzgados sus actos, muchos de los cuales están causando verdadero pasmo fuera de nuestras fronteras. No evidentemente entre la elite política europea que defiende lo que defiende, sino desde medios e instancias judiciales, periodísticas, sociales… ¿Qué le pasa a España con Catalunya? Mi respuesta no podría ser más clara y diáfana; aunque comprendo que debería hacer un poco de pedagogía para que esto se entendiera justamente fuera de aquí: que los catalanes, en resumen, se han cansado de vivir sometidos por los designios de una clase política heredera del franquismo, que instauró una democracia de cartón piedra, un facsímil de ella para formar parte del club europeo, pero sin que las elites surgidas al albor de la dictadura perdieran su poder, ni el pueblo fuera real y efectivamente soberano de nada, por ejemplo imponiéndonos tras la muerte del dictador fascista una monarquía que nunca fue sometida a referéndum, porque eso hubiera contravenido los designios postreros del dictador si hoy no tuviéramos monarquía. Este nuevo régimen surgido de la Constitución del 78, en el fondo aunque disfrazado de aparentes buenas formas, ha sido una continuación para que la corrupción política, propia de quien ni cree en la democracia ni en otra cosa que llenarse los bolsillos, se extendiera como un cáncer por todo el territorio, porque no es que llevemos 40 años de corrupción, es que llevamos 80 sin sanearnos, adecentarnos y estar presentables. Todo ese poso que se ha ido creando a lo largo de los años de mal gobierno, ha terminado por hacer aflorar la enfermedad que padece esta sociedad española, una sociedad decadente, empobrecida, explotada, abandonada a su suerte en muchos y sangrantes casos, con una justicia continuamente puesta en entredicho por lo injusto, arbitrario y/o absurdo de sus resoluciones, una sociedad que lee su constitución y ve como, a pesar de leerse claramente que España es un estado aconfesional, se mantiene en vigor un concordato con la santa sede a todas luces inconstitucional, que nadie, absolutamente nadie en 40 años ha denunciado desde el gobierno como sería su obligación, una sociedad que comprueba que, al tiempo que se vive esa anomalía, una secta de engendros surgidos de la fábrica de abducidos por el Opus Dei, van ocupando inexorablemente altos cargos en el gobierno y las instituciones porque, claro, en una democracia hay libertad religiosa. En Barcelona, por cierto, el ayuntamiento de Ada Colau, va dejar de subvencionar a las escuelas que segregan a sus alumnos por sexos, cosa muy propia del Opus, hasta un total de 16 escuelas que venían recibiendo unos 30 millones de euros. Los catalanes…que hacemos cosas 💃😎😝    

Por lo demás, desde aquí os puedo asegurar que la lucha va para largo, porque a las personas de bien, también nos nutren autos y resoluciones como esta ultima del juez Llarena, que contradice su propio juicio en el caso de la Carme Forcadell, que es absolutamente injusto, arbitrario y contrario a derecho porque no habiendo causa objetiva para mantener en prisión al Conseller Forn, se las inventa en base a una suposiciones suyas sobre lo que el investigado podría llegar a hacer una vez en libertad. Parece como si el propio juez no creyera mucho en todo eso de la rehabilitación social de los detenidos. Al menos de según qué personas que aun y reconociéndole su legitimo derecho a la ideología que fuera, la castiga por su ideología.

No. No parece que estemos vislumbrando en lontananza la senda para arreglar absolutamente nada en Catalunya. Quizá si encausan y encierran a los 2 millones de independentistas… ¿verdad? Voy a escribirle al juez Llarena declarándome cómplice de la rebelión, en tanto que manifestante que he sido por la defensa del derecho a la consulta primero, el referéndum después, la DUI posteriormente y el cordero a la brasa con alioli y una buena cervecita, pero esto ya si eso para cuando me metan en la trena con mis otros compinches de tropelías antiespañolas.

Esto lo ganaremos mientras no nos falte una cosa: determinación en la defensa de nuestra dignidad.  
                                                                                 
A más ver  


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