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jueves, 16 de noviembre de 2017

CUCHA QUE DISE…



Subidos en la cresta de la ola, estos chorizos del PP no parecen conocer límites. Ahora amenazan con meterle mano al ayuntamiento de Madrid, si continúa con su insumisión presupuestaria una vez comprobado que vía 155 pueden hacer y deshacer a su antojo, con la inestimable colaboración de sus otros amigos salvapatrias de los del Pedro, el marchito socialista. ¿Por qué?: porque hay una cosa que se llama art. 135 de la Constitución, que supedita nuestro beneficio al pago de la deuda y el control del déficit, sí o sí, nos pongamos como nos pongamos. ¡Lo dice la ley!  O sea que, como es ley, a callar y ajo y agua. Y quien gobernaba cuando se reformó ese artículo, era Zapatero, por si las dudas. ¿O es que va a enfrentarse Pedro a lo que le dicte la Merkel? Ni en cientos de siglos. A cada día que pasa, y a pesar de los vanos esfuerzos de los socialistas por parecer otra cosa, se está oficializando una especie de tripartito español (PPSOEC´S) germen del renacido y rancio españolismo surgido de las cloacas del conflicto con Catalunya, dispuesto a mantener al país en la senda de la corrupción, la precariedad laboral, los recortes, el austerísimo más sincopado, teledirigido hacia el tonto paganini de siempre que calla y paga, y que viva España. Porque en nombre de España, de la democracia y de la defensa de eso tan manido que llaman algunos el interés general, en nombre de eso, estos del PP se creen que todo vale. Que puedes ser el tío más sinvergüenza que ha pisado la faz de la tierra, un mentiroso compulsivo y demostrado, defensor de corruptos y presidente del partido político más corrupto de Europa, y salir por la tele diciendo, de otros políticos, que los políticos que han mentido a la gente están deslegitimados para gobernar. Con un par, sí señor. Porque… ¿sabéis que?: esto es España; y ese, su nivel.
                                                             
                                                                           

                                                          

Ese  mismo nivelazo que lleva a hacer el ridículo, una y otra vez, a un señor que, para estar en la oposición, opositar, oposita poco. Ya le ha tomado el pelo Rajoy pero, por lo visto, no lo suficiente, con aquello de un 155 blandito que, de blandito, nada para Catalunya; y de nuevo con la reforma constitucional que, de lo dicho, pues igual: nada de nada. Otra tomadura de pelo. Pero…es que todo esto debe, tiene, necesita tener una explicación, o vamos a correr el riesgo de creer que es que, la ciudadanía de España, vive englobada en un pedo tremendo y no se entera de nada. La cosa se llama Síndrome de Hibris. Uno de los últimos trabajos al respecto lo he llevado a cabo el neurólogo Peter Garrard en el libro “La epidemia de Hibris en el liderazgo”. Es un buen libro para aprender del lenguaje corporal, lo que transmitimos a través de los tics, gestos, poses, tonos de voz, expresiones faciales, todo cuanto habla de nosotros sin palabras de nuestras bocas, más el estudio de sus discursos. A través de un estudio pormenorizado de determinados líderes, pueden asociarse a esas expresiones alteraciones evidentes de tipo neurológico; de hecho hay todo un compendio de palabras y giros en sus textos leídos, que suelen usar y que denotan sus trastornos, uno de ellos, bastante común, su disociación de la realidad. El mismo síndrome tiene la capacidad de modificar el cerebro y su sistema de raciocinio, y también afecta de forma asimétrica y dinámica a quienes le obedecen, le adulan y le apoyan, sometidos a la soberbia, prepotencia y fuerza del líder. Ejercer el poder en cualquier faceta de nuestra vida, altera nuestra neuroquímica, y consigue degradarla de forma más profunda y persistente en función de nuestra mayor o menor capacidad de poder; de ahí que se diga que, si el poder corrompe, el poder absoluto, corrompe absolutamente. Cuando uno es continuamente obedecido y adulado, desaparece todo vestigio de duda y le priva de la capacidad de dudar de uno mismo, de cuestionarse así mismo. Pero… ¿y los obedientes? : Según Peter Garrard, suelen creer más en lo que creen que ven su líder, que en lo que ven sus propios ojos, a veces incluso adelantándose a él y siempre para reforzarlo. Sin temor al error, se puede comprobar que una sociedad que condena la gran mayoría de su población a delegar su poder en la papeleta electoral cada 4 años, sin casi ningún control efectivo sobre los representantes elegidos, podría condenarse a tener dirigentes embusteros y embriagados de sus privilegios. Ejemplos abundan y las excepciones son muy pocas. No hay que ir muy lejos ¿verdad? Quien más profundiza en este aspecto tan oscuro de nuestros líderes políticos son David Owen y J. Davidson que, en sus dos libros: "Hubris syndrome : an acquires personality disorder? A study of US Presidents and UK Prime Ministers over the last 100 years"; y "In Sickness and in Power" (2008) llegan a ofrecernos hasta 14 síntomas evidentes de dicho trastorno, con nombres y apellidos algunos de ellos históricos, ejemplos extrapolables a la mayoría de líderes actuales, presentes en la mayoría de nuestros líderes políticos y sus fieles seguidores de culto:

1_ Una propensión narcisista a ver su mundo principalmente como un escenario donde ejercitar su poder y buscar la gloria.
 2_ Una predisposición para lanzar acciones que puedan dar al individuo una luz favorable, con el fin de embellecer su imagen.
 3_ Una preocupación desmedida por la imagen y la presentación (Stalin, Mao Tse Tung).
 4 Un modo mesiánico de comentar los asuntos corrientes y una tendencia a la exaltación.
 5_ Una identificación con la nación o una organización hasta el extremo que el individuo valora su punto de vista y sus intereses como idénticos (Lenin, Gandhi).
 6_ Una tendencia a hablar de sí mismo en tercera persona o a usar la forma regia de “nosotros” o “el pueblo”.
 7_ Una excesiva confianza en su propio juicio y un desprecio por los consejos o las críticas de los demás (Lenin 1917-1924).
 8_ Un enfoque personal exagerado, tendente a la omnipotencia, de lo que son capaces de llevar a cabo (Stalin en 1939-1941).
 9_ Una creencia de que, antes de rendir cuentas al conjunto de sus colegas o a la opinión pública, la Corte ante la cual deben responder es: la Historia o Dios (Fidel Castro y otros líderes de partidos únicos).
10_ La idea inquebrantable de que aquella Corte les absolverá (Fidel Castro y muchos otros líderes, como Tito, Enver Hodja, etc.).
 11_ Una pérdida de contacto con la realidad, a menudo vinculada a un aislamiento paulatino (Stalin).
 12_ Agitación, imprudencia e impulsividad.
 13_ Una tendencia a privilegiar su “amplia visión”  en detrimento de la entereza moral de un derrotero señalado, de modo a pasar por alto la necesidad de contemplar las posibilidades prácticas, los costos y los resultados (Lenin).
 14_ Una incompetencia “hubrística”, cuando las cosas van mal, porque demasiada confianza en sí mismo condujo al líder a desatender los peligros y las trampas generados por su propia política (Stalin en 1941, Gorbachov en los 1990).  

                                                                  


Cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia, sino ciencia aplicada al trastornado de turno en la Moncloa, al que le acaba de tocar en la rifa este vale, con cariño, desde Catalunya. 
                                                                    


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3 comentarios:

  1. PARECE , QUE EL PATRÓN PARA CORTAR EL TRAJE , SE LLAMA MARIANO

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  2. EL PP y su lema..justicia sí. .pero, no por mi casa,le está dando resultados a,corto plazo.A largo..ya pagarán.
    Aunque tengaamos qué Gastar- ríos de tinta..UN ALTO Y EMPUŃADO SALUDO..✊

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  3. EL PP y su lema..justicia sí. .pero, no por mi casa,le está dando resultados a,corto plazo.A largo..ya pagarán.
    Aunque tengaamos qué Gastar- ríos de tinta..UN ALTO Y EMPUŃADO SALUDO..✊

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