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domingo, 10 de diciembre de 2017

11 DÍAS Y UN BADULAQUE


Paulatina e inexorablemente, nos vamos acercando a la semana fantástica de El Corte inglés. Que no, mameluco; qué corte inglés ni qué tonterías. Es la semana de la navidad, del nacimiento del niño Jesús, del belén, los turrones, polvorones, villancicos, comilonas, empachos, borrachos con lloreras, cuñados gilipollas, ¡la semana del gordo de la lotería! del arbolito que dura en pie lo que tarda el gato en quedarse solo en el salón, semana de corbatas, calcetines y pijamas de regalo, de idas y venidas a los aeropuertos y estaciones de tren para recibir y despedir a los que vienen y van por estas fechas, semana de nostalgias, de pesares, de alegrías y quebrantos, de declaraciones de amor, de dulces licores y de los malos, que no hacen vacaciones y siguen matando, robando, violando, engañando, mintiendo…semana de fanfarrias, fanfarrones, fantasmas, fantasiosos, fanegas, fangos, fanales, fandangos y…Vale ya, ¿no? centripéteseme, caballero; y no se me centrifugue. Uy…que exquisitos nos ponemos esta mañana ¿no?

Once días para el 21-D y la hora hache, cuando el gobierno anuncie el resultado de las elecciones en Catalunya antes de medianoche, presumiblemente. Y digo presumiblemente porque estas elecciones son tan atípicas per se, que no puedes dar nada por hecho ni compararlas con otras, porque evidentemente no son como las otras. Objetivamente hablando de un gobierno como este, el de Rajoy naturalmente, tan manifiestamente corrupto que ocupa el liderato en Europa en la materia, con los antecedentes que tiene contratando empresas para el recuento electoral acusadas de cometer fraude en varios países, no puedes esperar ni transparencia ni juego limpio. No lo tienen por costumbre y no hay ninguna formación política en este país más antidemocrática que el Partido Podrido. Lamentablemente formamos parte de una sociedad que está enferma, que presenta un cuadro deprimente de decadencia y decrepitud, de ruina moral. Y no, no le veo ni arreglo ni solución, antes al contrario: este gobierno podrido y corrupto está llevando a España hacia el aislacionismo político: con Rajoy no pintamos nada en Europa; y cada día menos. La cuarta potencia económica de la comunidad, y la líder en número de comedores sociales y asociaciones de ayuda y atención social. ¿Y qué?: da igual. Mientras no le afecte a uno es como si no existiera ni la pobreza, ni el hambre, ni la exclusión social…cada cual que se rasque sus pulgas, que diría el filosofo en la tasca pretendiendo sentar cátedra ante sus amigotes.  
                                                                            


Yo no sé si es que a medida que me hago mayor me hago más radical. Se supone que debería haber sentado la cabeza, como se dice vulgarmente. Pero no puedo. No quiero. No por capricho, sino porque me gobierna una caterva de chorizos e inmorales radicales que han hecho de este país su cortijo, con la connivencia de los estúpidos y zafios que los defienden y apoyan con su voto. Por otro lado, haciendo uno también su propia autocrítica, la misma e insólita bisoñez de la que yo acusé al Govern de la Generalitat a la hora de esperar dialogo y negociación con Rajoy, es de la misma que debo acusarme y reprocharme a mí mismo a la hora de esperar una reacción e implicación de la comunidad europea en el conflicto. Debería haber sido menos inocente y valorar el personaje que ejerce de Presidente de la Comisión Europea: un corrupto como otros muchos provenientes del sistema financiero, benefactor y promotor de defraudadores de impuestos; un sinvergüenza más dispuesto a venderse al mejor postor. Quizá también se crea, como su compi Rajoy, que con medidas represoras se va a solucionar el conflicto, cuando nada más lejos de la realidad que eso porque, y efectivamente, si hay alguien que vive en otro mundo irreal, son aquellos que piensan y van proclamando que el independentismo catalán está acabado porque eso se contradice, por ejemplo, con el aumento de las inscripciones de ciudadanos en la ANC y Ómnium Cultural. Uno, inocentemente, se esperaba más democracia por parte de una Europa que presume de más valores de los que practica últimamente, tal como hemos tenido ocasión de comprobar en los últimos tiempos, por ejemplo con motivo de las reacciones que provocó en la comunidad el referéndum de Tsipras en Grecia, pasando por la hipócrita, ilegal, inmoral y criminal actitud de los gobiernos en el tema de los refugiados sirios y acabando con el posicionamiento a favor del gobierno más corrupto de Europa, en su contencioso político con Catalunya que el podrido gobierno de Rajoy solo ha sabido y querido judicializar, porque controla el sistema judicial y puede hacer a su antojo, evidentemente, y porque como ha quedado suficientemente demostrado, Rajoy jamás ha tenido voluntad de negociar absolutamente nada con Catalunya, porque no hacerlo le daba réditos políticos en forma de votos.
                                                                              
 


Todo esto no debe ser óbice y si un acicate para el movimiento independentista que base su legítima reivindicación en la lucha pacífica, democrática y firmemente determinada. Cada insulto deben ser vitaminas, cada desprecio, aliento, cada mentira, fuerza para mantener la dignidad intacta, cada injusticia, proteínas. Tener claro quién es el enemigo: el chorizo okupa de Moncloa que el destino nos ha colocado en la historia para que protagonice la cíclica confrontación del gobierno nacional con Catalunya; amén de llevar al país, España, a estos niveles de pobreza, de miseria, precariedad, desatención social, corrupción política e involución democrática. Pero me temo que es tan lerdo que ni se dé cuenta de su propia intrascendencia y futilidad y del efecto, altamente nocivo y contradictorio, que tienen sus actitudes y medidas contra una Catalunya a la que, nadie como el propio Rajoy, ha ayudado a crear tantos adeptos a la independencia. Hace años que algunos veníamos diciendo esto mientras los comunes de los mortales se lo tomaba a guasa, o anécdota, ensoñación o fantasía; pero no hay más que repasar las estadísticas y comparar cuantos independentistas había antes de Rajoy; y cuantos a día de hoy. Nadie hasta ahora como ese manifiesto inepto ha conseguido, gracias a su estupidez y la ruindad de sus intenciones judicializando un conflicto político que él mismo provocó desde la famosa recogida de firma contra el Estatut, enfrentar a los territorios en un país con problemas territoriales históricos. Y sigue, día sí y día también, en esa línea de provocación, de absoluta ausencia de autocrítica; antes al contrario: va jactándose de haber salvado España y de “pacificar” Catalunya gracias a su 155. Si los españoles siguen sin ver a donde los está llevando, pormenorizada y globalmente a sus ciudadanos y como país, semejante sinvergüenza, es para hacérselo mirar. Mírate: mira tu casa, tu familia… ¿estas, estáis mejor después de estos años de gobierno corrupto y franquista? ¿Cuántos derechos habéis adquirido y cuantos se os han arrebatado? ¿Veis futuro para vuestros hijos, para vuestras pensiones, para vuestra atención sanitaria, a un paso como estamos de envejecer la población española globalmente como jamás en la historia? Seguid culpando a Podemos, Pablo Iglesias, los catalufos… no dejan de sonar como las sempiternas justificaciones y balones fuera adolescentes, ante la cobardía de asumir sus propios errores. Porque para eso si que hay que ser valientes, y para eso en este país hay mucho cobarde, demasiado orgulloso empeñado más en ver la paja en el ojo ajeno antes que la viga en el suyo. 
                                                                                


A más ver

2 comentarios:

  1. pues yo lo siento , tenía la cabeza sentada y ahora la estoy levantando .En cuanto a lo de radical , cuanto más veo lo corruptos que son la casta del 78 , me voy ladrando un poco más para la izquierda. SALUD Y REPÚBLICA

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  2. Manuel Ricardo Fernández Rodríguez11 de diciembre de 2017, 15:53

    Cuando algún día yo o otra persona nos damos cuenta de lo hipócritas que somos y lo insignificantes.
    Que podemos hacer en un mundo de gigantes miedosos y hambrientos.

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