Me pasa pocas veces
pero, cuando pasa, es una tortura. Sentarme, abrir el Word, ver el primer folio
en blanco y tener la percepción de que estas tan en blanco, como el folio. O
seco. O abúlico. Es el resultante de darle tantas y tantas vueltas a lo mismo, del
derecho y del revés, y no verle salida al asunto. Al menos una salida que no
sea traumática, que de estas sí que hay; y aunque todos dicen no quererla
nadie, algunos han dejado traslucir su prurito de dictadorzuelo de salón y se
han sentido muy a gusto en su nuevo papel de plenipotenciario del sacrosanto e
indivisible estado español. El relato independentista sería tan mágico como
idílico si no se hubiesen dado ese tiro en el pie en el Parlament que los
colocó por un fugaz momento fuera de órbita. Y aun y comprendiendo la tesis
puigdemoniana de haberse visto arrinconados, empujados a hacerlo para mantener
la viabilidad del proyecto independentista, eso no ha evitado sus consecuencias
a través del uso, descaradamente fraudulento, que ha hecho el gobierno del
sistema judicial, para “liquidar” el independentismo y dejar a sus líderes
fuera de circulación, y afrontando peticiones de condenas de 30 años de
prisión, como perspectiva futura para estos. Una ruina, en toda regla, a nivel
personal que es fruto, como presumía la Chuky a los postres, entre los suyos,
por obra y gracia de eme punto…perdón: Rajoy y su maquiavelismo político barriobajero.
Pero si el tema de
los presos políticos acabará un día sustanciándose en una sentencia definitiva
de los tribunales internacionales, como no puede ser de otro modo
evidentemente, lo que no tiene visos de solucionarse es lo que han estado
haciendo, siguen haciendo y continúan queriendo seguir en la misma línea in
eternum, tanto PP como PSOE con España y sus muy y muchos españoles:
mintiéndoles, robándoles, volviéndoles a robar y mentir, inventarse enemigos
patrios y de la democracia, cometer crímenes de estado con toda impunidad,
beneficiar a sus amigotes y no faltar a
las corridas de toros. Solo puede ser un iluso o un conchabado con el sistema
el que afirme que aquí hay separación de poderes, no porque a veces el
subconsciente de la gente le juegue malas pasadas y de vez en cuando les veamos
el plumero; sino porque ese de vez en cuando es práctica diaria para quien
quiera verlo; que no para el ciego que no quiera ver, obviamente. Para que la corrupción
tenga realmente efectos y visos de legalidad, el corrupto debe contar con
cierta anuencia de la judicatura; y esta es se ha manifestado harto evidente y
profusamente al servicio del gobierno más corrupto de Europa. ¿O cuantas veces
desde el gobierno se han avanzado lo que han sido a la postre resoluciones, diligencias
y/o sentencias judiciales? Cuantas más veces se proclame desde los altavoces mediáticos
y adoctrinadores al servicio del gobierno, que disfrutamos de un estado de
derecho, más en duda está de que esa cosa sea real, siquiera por el viejo dicho
del dime de qué presumes y te diré de qué careces; con el agravante de que,
quien lo dice, se ha saltado, por arriba, por abajo, del derecho, del revés, a
la comba y a la pata coja, el marco de la ley.
La realidad catalana
solo es un síntoma de la grave enfermedad que padece la decadente sociedad
española. Que, por ejemplo, tengamos un impuesto por el uso del sol, nos coloca
como pertenecientes a una tribu que vive en otra dimensión ajena al mundo que
nos rodea y que camina en otra dirección, los que precisamente disfrutamos de
mas horas de sol por nuestra privilegiada situación geográfica. Esta es la
práctica habitual de este gobierno podrido: hacer uso y beneficio de todo
cuanto se le antoje, como se le antoje y decirnos, hoy, que es porque no
llueve; y mañana porque llueve y hay que compensar a las eólicas y demás,
pobrecitas ellas. ¿Qué clase de demócrata puede aceptar que la empresa
encargada de un recuento electoral, sea una empresa implicada en un caso de corrupción
que afecta, directamente, al gobierno que la contrata, acusada de posible financiación
ilegal al partido del gobierno, y acusada en otros puntos del planeta por
fraudes electorales? Con esos antecedentes ¿Por qué contrata este gobierno a
esa empresa? ¿Por qué solo es presunta? ¿Y nosotros qué somos, solo presuntos
listos o tontos confirmados como cum laude?
He salido esta mañana
temprano para votar, y a las 9.15 ya había una cola que me hizo volverme para
atrás. Me tocara votar a la tarde. Es normal: muchos han pensado votar antes de
ir a trabajar y, por eso, la afluencia a primera hora se ha disparado probablemente
por encima de lo normal, como la presencia policial, otro tanto de lo mismo. Sea
cual sea el resultado quien se crea que el otro bando está liquidado, que le
gusta mucho a la Chuky el término, no puede ser más iluso o más estúpido. Los
planes de los constitucionalistas son evidentes: españolear, todo lo rollo Luís
Lucena posible, con toda su caspa y sus telarañas; pero psicodélicas y más
propias del siglo XXI en una suerte de continuación de la gran tragicomedia
española de toda la vida. Cada 50 años había que bombardear Barcelona, que dijo
el Espartero. Y en ello estamos, aun que a lomos de otra época, con bombardeos
distintos que no por ello menos destructores porque, la finalidad, sigue siendo
lo que ha sido en todo momento: el sometimiento. Y los planes de quien deben
ser los ganadores de las elecciones en condiciones “normales”, los republicanos
de Oriol, parecen decantarse más por hacer república política; esto es: actuar políticamente
como una república pero sin pronunciamiento oficial. Veremos si lo primero se
cumple y como se pretende implementar lo segundo, porque lo segundo y como no puede
ser de otro modo, pasa por unas políticas sociales efectivas, protección del
bien común, etc. Lo que me preocupa a estas horas no es otra cosa que el
maldito recuento en manos de esa gente de Indra. Más concretamente el programa
que implementa el sistema d’Hondt, a través del cual pueden alterar el
resultado. No hacen falta hacker rusos: el gobierno tiene los suyos a sueldo. Indra:
esa empresa privada que tiene como presidente al heredero de aquel ministro de economía
de Adolfo Suárez, Abril Martorell, Fernando los dos que de lo que se come se cría,
parece, preside Indra después de pasar sus cuitas económicas como consejero
delegado de Credit-Suisse, Telefónica y el Grupo Prisa. Fue elegido como
presidente en enero del 2015 a iniciativa, lo que ha sido recomendación de toda
la vida, de la SEPI. Y tú dirás: ¿Y
eso qué es, la sociedad española puteada indefinidamente? No hombre, no: Sociedad
Estatal de Participaciones Industriales, organismo dependiente, vaya usted por
dios, del Ministerio de Economía y Hacienda. Si todo queda en casa, mejor que
mejor. No en vano la SEPI es la accionista mayoritaria, con el 21,1% de participación
sobre Indra. Como gobiernas creyéndote que eres el Estado, la formula más
eficaz de controlar los resultados y pasar olímpicamente de la convocatoria de
concursos públicos para adjudicar los recuentos, es tener tu propia empresa que
ofrezca un presupuesto inasumible para las otras empresas. Tan simple, tan legal,
tan elegante como corrupto, porque es una puerta abierta a la corrupción y el
fraude electoral de quienes viven pensando que, por salvar sus culos, o lo que
ellos llaman defender España ante un micro, lo que sea. Podemos lo sufrió en
sus carnes en las últimas generales, que aun andan buscando el millón volatilizado
mágicamente destrozando todas las encuestas. Y hoy ya veremos que sorpresa nos
deparan los kínder sorpresa de los de la Chuky con los de la Cuky (la Arrimadas). La Chuky
y la Cuky…no, si cuando yo digo que hay días que estoy mejor acostado y
durmiendo…nos vemos en la siguiente dimensión.
A más ver
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