Y llegó el 22-D. Se
le agolpan a uno tantas cosas después de las elecciones de ayer en Catalunya…el
recuento se hizo insufrible y me fui a la cama porque tenía que madrugar. Pero
evidentemente me levanté para ver el resultado final y acostarme…razonablemente
satisfecho y henchido, a pleno pulmón, de orgullo por esta tierra y estas
gentes. Tanto sufrimiento se merecía un final de capitulo así. Final de
capitulo; que no de obra. Esta obra no estará nunca conclusa hasta que no se
declare la república catalana. Aun y a estas horas debe picarle el moflete al
percebe pontevedrés del revés sufrido ayer él, su 155, las chulerías de la
Chuky y toda esa cohorte de lamesuelas que le dan hoy palmaditas en la espalda
y mañana puñaladas. Algunos dijimos que Rajoy convocaba las elecciones sin
ganas porque se temía algo así; pero el descalabro ha sido aun mayor de lo
previsto porque de 11 parlamentarios ha perdido 8 y se ha quedado sin grupo
parlamentario propio, por lo que pasa al grupo mixto ratificando su absoluta
irrelevancia política en Catalunya. Sería curioso ver como explica Rajoy a sus
colegas europeos que, después de disolver el Parlament, encerrar al Govern de
Catalunya, intervenir la autonomía y convocar elecciones para rescatar a los
catalanes de los pérfidos independentistas, no solo su partido sufre la peor
derrota electoral en Catalunya imaginable, sino que los otros, los malos,
obtienen mayoría absoluta de nuevo. Ah, y en mi empresa récord de ventas este
año y manejando un volumen de negocio de unos 60 millones de euros. ¿Quién dijo
miedo habiendo pilates…no; espera: Hospitalet? ¡Hospitales! Ay, qué mal. Y
encima hoy ya pillo vacaciones. Si es que…solo me falta que me toque la lotería
y viernes para enmarcar.
Dice bien el Albiol
refiriéndose a la Arrimadas sin nombrarla que algunos están contentos porque
han ganado, pero la alegría les va a durar 5 minutos. Es, para los futboleros,
como ganar el pichichi pero perder la liga. Pero el Albertito está contento
porque espera que los resultados de ayer le catapulten en el resto de España y
atraer así el voto de los peperos hartos de corrupción, que es su principal
fuente de afiliación. El joven polluelo le ha dado un picotazo al chulo del
gallinero en la cresta catalana, pero el gallito este es de los de a plazo o piñón
fijo, que busca ser el primer impertérrito, por lo que no se espera que haya
tomado nota y rectifique. Si las fuerzas independentistas logran llegar a un
acuerdo y nombrar a Puigdemont de nuevo President de la Generalitat (qué ocasión
de oro perdida por Esquerra para tener su President, que merece punto y
aparte), entraremos en otra dimensión desconocida del conflicto porque, como es
natural, Puigdemont deberá personarse en el Parlament, a menos que haya otra fórmula,
que ahora mismo desconozco, para nombrarlo President en el exilio. Y
evidentemente en cuanto pise suelo español será detenido y llevado a prisión. Posteriormente
el juez debería autorizarle a asistir a la sesión de su investidura como
President de la Generalitat. Esto políticamente en Europa no debería sostenerse,
máxime después de unas elecciones ganadas en toda justicia que ha perdido,
precisamente, quien las convocó con el pretexto de devolver a Catalunya a la
normalidad. ¿Y cómo vamos a volver a la normalidad si en el disparatado relato
unionista se tilda de actos de rebelión las manifestaciones del 11-S? Que se juzgue
pues a todos los manifestantes como colaboradores necesarios en el acto de rebelión
ya que, sin rebeldes, no hay rebelión y no es justo condenar solo a unos pocos.
Deben juzgarnos a todos.
Y si para algunos
estas elecciones deberían servirle para cerciorarse de que a veces, algunas
veces, ponerse de perfil no suma sino que resta como era previsible y quiso
hacerlo patente el Dante Fachín, otros, como el Artur Mas, deberían plantearse
seriamente qué hacer con su pretendida reentré política ante un símbolo en el
que se ha convertido Puigdemont, que amenaza con dinamitar el PDeCAT. Y Puigdemont,
como es obvio, se planteará cual es su papel dentro del partido que tiene un líder,
presidente del mismo Artur Mas, que lo nombró a él su sucesor en la Generalitat.
Es la transversalidad de Puigdemont lo que ha hecho posible la remontada y la reelección,
recordemos el malestar que provocó en su partido que los primeros puestos de la
lista lo ocupasen personas ajenas, no ya al partido, sino a la política, independientes,
sin que a estas alturas el PDeCAT haya podido presentarse a unas elecciones
como partido y presentar su programa de centro liberal, como aspira Artur Mas y
los dirigentes de su formación, reminiscencia de la antigua Convergencia que
arrastra el lastre social del 3% del que Puigdemont huye como de la peste. No
obstante Puigdemont tiene que hacer frente a la complejidad de su situación y
de su propio nombramiento como President, que no es cosa fácil por la situación
de los diputados encarcelados y en Bélgica, que restan votos de esa mayoría absoluta.
Tanto los cinco de Bélgica (Carles Puigdemont, Clara Ponsatí, Toni Comín, Lluís
Puig y Meritxell Serret) como los tres encarcelados (Junqueras, Sánchez
y el exconsejero de Interior Joaquim Forn) podrían tomar posesión de su acta
como diputados pero, en principio, no pueden delegar el voto, ya que la
delegación está prevista en el reglamento del Parlament (artículo 93) solo en
casos de baja por maternidad o paternidad, “hospitalización, enfermedad grave o
incapacidad prolongada debidamente acreditadas”. De esta manera, tendrían
acta los 70 independentistas, pero solo podrían votar la investidura 62, lejos
de la mayoría absoluta fijada en 68. De esta manera, las votaciones se podrían
ver alteradas en perjuicio del independentismo, al que también le bastaría una
abstención de los 8 diputados de CatComú-Podem, pues sus 62 diputados seguirían
superando a los 57 que suman Ciudadanos, PSC y PP. También se podría dar el caso de que seis de
estos ocho renunciaran a sus actas y solo las mantuvieran Carles Puigdemont y
Oriol Junqueras. Con estos dos votos menos, los independentistas tendrían 68
votos, suficientes para investir presidente. Sin embargo, en principio, para
ser elegido President hay
que ser diputado y realizar un discurso en la cámara, por lo que en ese caso
posiblemente ninguno de los dos pudiera acceder a ese cargo. Pero con la
renuncia de todos los huidos o presos menos Puigdemont y Junqueras, los
independentistas aún tendrían la posibilidad de modificar el reglamento con los
otros 68 diputados, aunque el proceso de modificación es complejo.
Ahora, por salud
mental, deberíamos tomarnos, todos, un merecido respiro, bandera blanca, pipa
de la paz, plazo fijo, llámalo como quieras. Yo, vacaciones. Quiero hacer
muchas cosas estos días y, como es natural y como siempre, acabaré haciendo la
mitad, con suerte. Lo que no se me va a olvidar es agradeceros, un año más,
vuestra compañía y vuestras incontables muestras de afecto, que es con lo que
me quedo al final porque es lo que más me enriquece. Mi hijo quiere que os
cobre; ¿pero qué sabrá él?…pardillo. Un placer sin dinero de por medio es un de
un valor incalculable. No ha sido este 2017 un año cualquiera; ha sido un año difícil,
complicado, que ha removido muchas cosas con momentos de una gran pestilencia. Y
el 2.018 empezará crudo, duro y difícil y donde lo dejamos: Catalunya. Que hay
que nombrar a un President; que hay que encerrar a un President…
A más ver
¿como puede ser que la derecha catalana, haya obtenido el apoyo que ha tenido después del golpe de estado a las instituciones catalanas? . Me temo que la cocina fascista ha vuelto a hacer bien su trabajo.
ResponderEliminar