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viernes, 30 de noviembre de 2018

VAMOS A CONTAR MENTIRAS, TRALARÁ…

                                                             

Las expectativas eran excelentes. El marco: incomparable. Nada menos que en los dominios del Puigdemont, el territorio y bastión, por antonomasia, de los sediciosos golpistas come niños crudos. Iba ella, tan ufana y esplendorosa cabalgando cual intrépida amazona, en su auto vanagloria personal a modo de venganza sibilina de la criaturita, hasta el punto de jactarse de sus incontestables triunfos políticos, que casi llegan a ser poéticos, versados sobre su amor a la patria, la democracia y el siempre triunfante estado de derecho. En un acto para reforzar al candidato del PP, López Maíllo, aquella especie de machaca, de ser servil que encontraron los “conquistadores del 155”, para arrebatar de las fauces del demonio (Puigdemont) a Catalunya en él, por aquel entonces, o aquellos días de autos, delegado del gobierno español en territorio hostil. ¿Y qué más hostil que los territorios del mismísimo Lucifer, Girona? Sin duda un acto lleno de una heroicidad, de un valor y de un amor a unos ideales, indiscutibles. Aterrizó pues, nuestra heroína proveniente de la capital del abasto imperio real, para dar un capotazo de ánimo, una muestra de la incombustible capacidad del PP, para defender a los suyos y a su amada España. Naturalmente, aunque alejada de los focos mediáticos últimamente, se hizo acompañar de sus más fieles, prestos a ayudarla en cuanto necesitara. Lamentablemente y debido, como de todos es sabido, a algunas pequeñas dificultades de carácter “técnico”, de la empresa que les organizaba los eventos (los siempre inevitables imprevistos de última hora, indisposiciones, etc.), tuvieron que contratar los servicios de otra empresa organizadora, a la que no le salió del todo mal: lucecitas, globos, el azul predominante del PP, la canción…y ella ante el micrófono y sola ente el peligro. Pero nuestra gallarda vallisoletana no se arrendó y, nada más y nada menos, que toda una exvicepresidenta del gobierno del reino de España, aun tuvo arrestos para decir lo venía a decir: que si alguien se merecía el voto en Catalunya era el PP, porque gracias a Rajoy y el gobierno conservador, se pudo salvar Catalunya de unos pérfidos personajes que pretendían imponer una dictadura, saltándose el estado de derecho español, violando las leyes y la constitución para romper España (aplausos). Solo la valerosa y decidida acción del gobierno de Rajoy, les hizo entender a los sediciosos que la ley, es la ley, y que Rajoy y su gobierno se lo iba a demostrar, por si los golpistas tenían alguna duda acerca de si el PP con Rajoy a la cabeza, no iban a defender la indisolubilidad de España: les hizo caer todo el peso de esta sobre ellos. Y, si alguien se merece el voto en Catalunya, a ver si lo adivináis: se lo merece ¡el PP! Bravo, chic@s. Y es que, gracias a Rajoy y su gobierno, se consiguió descabezar a los lideres de los partidos golpistas, desmembrado a su vez el Diplocat, que ahora pasa a estar en liquidación. Podéis haceros una idea: el lugar habilitado para tan excepcional evento estaba repleto de un aire a españolismo que los reconfortaría en grado sumo, les pondría alas y subirían las presiones sanguíneas a riesgo de colapso. “¡Viva España! ¡Viva el rey! ¡A por ellos, oe, a por ellos, oeee! ¡Yo soy español, español, español…! etc. hacían vibrar los cristales del pabellón, donde se llevaba a término semejante exaltación de democracia, de patriotismo del bueno, de libertad y del más escrupuloso respeto a nuestra sacrosanta Constitución, que nos dimos todos los españoles en 1.978. El número de asistentes al mitin pepero rondaba, sombra arriba sombra abajo, el centenar. 100. Cien. LL, o C. Lo pongas como lo pongas, siempre te dará 100.
                                                           
                                                        
Luego está “lo otro”. Los que más o menos ya conocíamos a Ferran Monegal por otros programas en televisiones catalanas, que no solo tenemos TV3, o yo al menos cuando, haciendo zaping, lo encontraba en el programa de La Sexta Noche y tuve la percepción de que el hombre estaba como desubicado en un programa donde estaban “periodistas” del calibre del Inda y el Marhuenda, como fuera de su salsa, porque este es de los que no se casan con nadie, de los que hacen entrevistas de las incomodas para el entrevistado y, siendo nuestro amigo Monegal como es, tarde o temprano uno tenía la certeza de que, o bien nos lo compraban y recortaban su espíritu crítico, o más trempa…no, ¿cómo va a trempar, hombre. Tate por la faena, enfermo, que no trempa; temprano, se dice temprano que tarde, iba a verse en alguna aprieto. Pero nuestro Tito Albertito, hombre de granes recursos y mejores amigos en el Ibex35, puso en marcha su maquinaria de queja ante otro catalán como él y, en vez de decirle a este que Ferran solo estaba haciendo su trabajo, el abroncado fue llamado al orden por intentar hacer de periodista, por lo que le pagan, vamos; o sea se: por hacer su trabajo.
                                                             
                                                      
En el caso de la chica esta… ¿Cómo dices que se llama? ¿La Chuky?; pues la Chuky tiene un referente cercano en ¡el propio tito Rivera!, al que le pasó otro tanto de lo mismo que a nuestra heroína de hoy, pero a él, en cuatro tetas… ¿otra vez? ¡a ver si te centras de una puñetera vez! Uy, no, que los centrados en esta historia, es esta retahíla de personajes y personajillos; quisir: que le paso en Dos Hermanas, Sevilla: mucho ruido y pocas nueces, mucho cartel y mucha fanfarria, pero entre cuatro coleguillas se lo ventilaron el asunto, tarde plomiza y aburrida,  en un plis-plas mientras, entre bambalinas, se cruzaban miradas fieras, rictus serios y hieráticos, por el resultado ocultado a “la masa”: un fracaso de convocatoria. Un bluf de mitin que se transmutó, en el mundo real y no la falsaria realidad virtual, en ese quiero y no puedo, que tanto frustra cuando se apagan las luces, se disgrega la gente, se acaba la música y el silencio envuelve con su manto lo que un día fue algarabía, dicha, festividad, chistes, risas, al tiempo que resonaba aquello, no menos famoso, del “¡Que siga la fiesta!” 😉. “Igüalico, igüalico, que el difunto de su agüelico…” ¿verdad, Soraya, hija?

A más ver    

             

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