Le pusieron una misión, le
propusieron un reto en el que muy poca gente creía, y el hombre cumplió su
objetivo y llevó a Trump a la Casa Blanca. No lo hizo por dinero, ya que este
individuo cuenta con una fortuna declarada de 44 millones de dólares. Lo hizo
por un ideal, por fe, por una motivación que va más allá de las cosas mundanas,
y como antesala o prueba antes de poner en marcha su proyecto personal más
ferviente y anhelado. Estamos hablando de Steve Bannon, que después de dejar al
pato Donald en el despacho oval de la White House, se fue a instalar a
Bruselas, donde creó una asociación, sin ánimo de lucro y que no recibe
subvenciones públicas (todo se lo financian los miembros de ese movimiento),
que puso por nombre The Movement. Hasta aquí, ni chicha ni limoná ¿no? Ahora
viene lo guay. Siéntate. Es mejor, ya lo verás: esta fundación, asociación,
movimiento o como se le quiera denominar, ha sido creada con el propósito de producir
eso que tan buen resultado le dio con el pato Donald: promover el nacionalismo
económico, el proteccionismo y el populismo de la derecha en Europa. Pone, a
entera disposición de las personas o partidos políticos que quieran
comprometerse en el proyecto, todo el tema de la información, logística,
merchandaissing, etc. destinados a combatir las democracias europeas, ganando
espacio en sus instituciones, entrando en el Parlamento Europeo y de alguna
manera intentando evitar que los derechos civiles adquiridos por la ciudadanía,
como pueden ser el del derecho al aborto o los matrimonios homosexuales, dejen
de aplicarse en tanto y cuanto representan un peligro, una afrenta o una
provocación hacia las personas católicas, ampliamente mayoritarias en Europa.
Su máximo representante
en Europa, un tal Benjamín Herwell, que dirige la asociación Democracy e
Humanae, evidentemente de tendencia ultraconservadora y ultracatólica como
Bannon pero sin tantos posibles, ha respondido, sin ambages ni medias tintas, a
la pregunta de si la solidaridad no es un valor cristiano, aplicable a las
personas que recalan en Europa pidiendo asilo político, o porque su país esta
en guerra. Y sí: dice que, efectivamente, la solidaridad es un valor cristiano
y la idea es la de que Europa debe acogerlos en primera instancia, pero una vez
acabado el conflicto, debe devolverlos a sus países de origen porque para The
Movement, no es una cuestión de solidaridad, ni de caridad ni de nada de eso,
sino de quien paga la factura de la solidaridad. En lo que no transigen ni un
ápice, es en la inmigración por razones económicas, que son aquellos migrantes que
provienen de países pobres en busca de fortuna a la Europa idílica de progreso,
oportunidad y llena de recursos, teles de plasma, motacos, cochazos… Aplauden
con entusiasmo las políticas italianas en materia económica y de no recogida de
más inmigrantes, amparándose en mensajes populistas como que vienen a quitarnos
lo nuestro: nuestra cultura cristiana, que imponen su doctrina del velo a las
mujeres y que cometen atentados terroristas en nuestros países en su lucha
contra los infieles, imponiendo la suya y sus centros de culto por parte de aquellos
que no toleran, precisamente, los centros de culto cristiano en sus países; a
aprovecharse de nuestro sistema sanitario y dejar sin trabajo al europeo tipo:
blanco, cristiano, conservador, europeo de nacimiento, etc. Tienen especial
interés en atraer a su noble y cristiana causa a todo político, de la derecha a
la izquierda, que su catolicismo les motive a llevar a cabo la campaña de
reinstaurar los valores cristianos, legislando a favor de estos (en cada aula
de cada escuela, un crucifijo, por ejemplo). Reniegan de la Carta de los
Derechos Humanos, porque para ellos es más importante hacer prevalecerlos los
valores cristianos, denostados ante la avalancha de derechos civiles que son
abiertamente contrarios a la fe cristiana, que imponen los Derechos Humanos por
encima de los valores occidentales cristianos. Y quieren crear, además, una
especie de escuela de políticos, europeos, por supuesto, pero no solo un
europeo nacido en Europa, sino que deben ser europeos y cristianos puros, no
tener una pareja de otra religión o agnóstica, etc. Ya están actuando, de
facto, apoyando económicamente al gobierno italiano y empieza a haber los
primeros movimientos de acercamiento por parte de The Movement, hacia el
partido político que más y mejor representa la ideología del tal Bannon en
España: naturalmente, no podía ser otro que Vox, una formación, por cierto, a la que nuestro ínclito Ánsar sitúa en el
centro derecha de la política española, junto a PP y C´$; o lo que es lo mismo,
la derecha y el centro español, que él, padre de los españoles de verdad, había
conseguido aglutinar en torno a las siglas de un solo partido, ha sufrido una
atomización y la ha disgregado creando tres formaciones distintas pero que,
según este criminal de guerra, ocupan el mismo espacio político en nuestro
circo: el centro derecha.
Steve Bannon además es
enemigo declarado de Georges Soros, un judío húngaro que huyó de su país debido
a la persecución que sufrían los judíos húngaros por parte del gobierno,
afincándose en EEUU donde hizo fortuna y, además de ser hoy una de las mayores
fortunas del planeta, es pública y notoria su implicación y sus aportaciones
económicas al Partido Demócrata yankee, amén de colaborar con alguna asociación
o movimientos sociales de izquierda, así como la protección de las razas y
etnias minoritarias, como los gitanos que son perseguidos por su condición de
gitanos.
A The Movement no le
gusta la democracia, por eso quieren participar de ella para, desde dentro,
dinamitarla, hacerla añicos, como ya he dicho imponiendo sus valores cristianos
a los derechos civiles más básico, no siendo incompatible, para Benjamín
Herwell, el espíritu libertario que conlleva la fe católica, con hacer valer y
prevalecer su dogmatismo pisoteando los derechos de las minorías. Por ejemplo:
a este individuo no le parece ni mal ni bien que dos personas del mismo sexo
contraigan matrimonio; lo que no lleva nada bien el pollo este, es que no pueda
decirles que eso que hacen, es pecado y que, como tal, debe ser tratado, con el
objetivo de reconducir una actitud desordenada. Para todo esto, necesitan
crispación, necesitan que los cristianos devotos dejen de ser pasivos y
defiendan con uñas y dientes sus valores y su fe, por encima de cualquier otra
consideración. Si aquí no han contactado con Rivera es porque lo ven muy verde
y dudan de su ortodoxia cristiana. Otra cosa sería Casado, que, si hiciera suyo
el discurso troncal de The Movement, sobre todo en materia de inmigración,
aborto y bodas del colectivo LGTB, radicalizando aún más su discurso, podría
tener su incidencia en los niveles que persigue Steve Bannon. En ese contexto
hay que entender las ultimas declaraciones de Casado en la campaña andaluza
sobre los inmigrantes: “O respetan nuestras costumbres, o se han equivocado de
país”. Populismo en estado puro que, como hemos dicho al principio, es uno de
los pilares de esa gente ultracatólica y que a individuos como Casado no les
cuesta nada parir, le salen al natural.
Todo este…” peligro”,
sería algo casi que irrisorio porque para desprestigiar a esta gente tan solo
hay que dejarles que hablen, que nos expongan sus intenciones misóginas,
homófobas, paternalistas que, a pesar de que sus pretensiones impliquen un
revuelo social de características y repercusiones incuestionables, para esta
gente uno de los cimientos en los que descansa la filosofía de The Movement, es
justamente el orden público. Vamos, que si nos ponemos en plan huelguistas
franceses como estos últimos días (los chalequitos amarillos), quemando y
rompiendo cosas, ellos están por la pura y dura represión de las protestas. Y
de ahí, al cielo, imagino ¿no? Es lo que tiene ser cristiano: que ya puedes
hacer lo que quieras que, pides perdón, y borrón y cuenta nueva. Ignoro si
cuando lleguen los estarán esperando no sé cuánto seres virginales, puras y
cast@s, que convertirán su paraíso en una dicha eterna; pero estoy seguro de
que se creen que así se van a ganar el cielo, al contrario que yo, que ya hace
mucho tiempo que me tengo reservada una parcelita junto a una fogata en la que
se fríen choricitos, porque ¿quién se va a resistir a unos “choricitos al infierno”, con una
cervecita fresquita? De hecho, estoy mirando a ver como me lo monto para hacer
una casita sin que tenga que pagar ningún permiso de obra, como la Sagrada
Familia ha estado haciendo desde sus cimientos hasta hoy; aunque eso merece un
punto y aparte. Como las aproximadamente 1.000 viviendas que se van a ver
afectadas (demolidas) si se impone el criterio de incluir la escalinata, tal
como la ideó Gaudí. Lo dicho: otro punto y aparte.
Y nada nene, en medio
de todo este totum revolutum, hoy el Rivera ha debido consumir alguna sustancia
tan caduca como él, porque es como si el lobo feroz nos dijera que tiene la
nariz tan grande para olernos mejor, cuando ha afirmado que, en España, no hay
fascismo: solo ve españoles cabreados. Cabreados, digo yo, por el rumbo
errático del país al que somete el desnortado Pedrito Sánchez, gracias al apoyo
que este les da a los separatistas y
antisistemas, que pone en peligro de extinción la mitológica máxima de
la Una, Grande y Libre. Y eso que somos por lo menos 17, pequeñitos y tan libres;
pero tanto, como solo lo eres para callarte la boca, no sea que te tragues una
mosca. Así que…
A más ver
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