Erase una vez que se era en un remoto
y paradisíaco paraje del planeta, un lugar habitado por gentes buenas,
pacificas, honradas y respetuosas los unas con las otras, en el que vivían
todos en perfecta armonía y concordia. La gente iba alegre a trabajar y más que
una fuente de ingresos, el trabajo era un placer continuo porque no existía la
envidia, la competitividad, los errores eran comprendidos, analizados y
subsanados al instante y todo el mundo, sin excepción, se sentía bien
retribuido y satisfecho del ambiente en el que desempeñaban sus tareas. Todo
ello iba en beneficio común, ya que al no haber disputas ni litigios, los
juzgados apenas tenían pleitos que resolver, la ley se imponía siempre y si,
por algún caso puntual o error humano, esta era violentada, los jueces
repartían justicia de forma implacable e inapelable, hasta el punto de que
ambos bandos, demandante y demandado, alcanzaban un acuerdo y rubricaban el
momento con un cálido y emotivo abrazo de hermandad. En las escuelas se
fomentaba la creatividad del alumnado, ya caduco el viejo modelo de enseñanza
consistente en saberse de memoria unas nociones básicas y otras no tan básicas,
sobre determinadas materias, pero que posteriormente servían de bien poco más
allá de tener esos conocimientos infértiles. Había que potenciar aquello para
lo que el alumno se sintiera más predispuesto, por lo que se le facilitaban
todos los medios para que no viera truncada una carrera de éxitos, sin que esto
significara ningún desembolso económico extra por parte de los padres, gastos
que ya estaban cubiertos con el pago de los debidos impuestos con los que todos
contribuían en función de su nivel de ingresos. No se detectaban fraudes ni
evasiones de capitales porque todo el mundo tenía interiorizado que eran
necesarios para mantener ese modélico sistema, del que todos se beneficiaban,
como es obvio, entre otras razones porque iba en beneficio del aumento del
nivel cultural del país, lo que era difícil de superar como elemento propagandístico
de sus virtudes. Todo era paz y felicidad en aquel remanso de amor y alegría;
hasta que un día… ¡Niño, la madre que te pario, niño! ¿Otra vez le has vuelto a
cambiar a tu padre las pastillas? Te tengo dicho que no le des la roja antes de
desayunar, ¿no ves que no dice más que tonterías y chuminadas? Ahora, hasta que
se le pasa, cualquiera le aguanta. No se te ocurra sacarlo al parque a pasear,
que la lía…así no lo saques a la calle.
Pero digo yo que debe ser bonito eso
de ser español, vivir en España y estar plenamente convencidos de todo eso que
se dice sobre las bondades y magnificencias de esta constitución y esta
democracia. Que sí, que la hay, dicen. Y a todo esto, una pregunta, así como de
párvulos: ¿Qué fue antes, la democracia o la constitución? Ñeee…respuesta
correcta: la dictadura, que impuso una constitución para hacernos creer que era
democracia. ¡Pero bueno! Es que no hay manera contigo, ¿eh? Menos mal que nadie
te hace caso. Ni puñetera falta que me hace; y menos desde que hace dos días
descubrí los caramelos rellenos de piñones. Qué vicio. Menos mal que me los
tienen prohibido, si no, no comería; pero al prohibírmelos…es lo que tiene: que
uno debería haberse quedado ciego desde crio, pero yo para mi que te engañaban
porque te lo pasabas pipa y claro, eso no puede ser porque te pasabas el día
pasándotelo bien. De ahí los granos también y todo lo malo que te pasara tenía
que ver con el pescado, quisir: el pecado, perdón. A lo que íbamos: que sí, que
hay gente que se cree cualquier cosa con tal de que eso les proporcione una
aparente seguridad, con tal de que escuchen aquello que quieren escuchar, que
no se plantea, ni por asomo, cuestionarse nada de lo que digan las autoridades,
sobre todo si han votado a esas autoridades; si no…la cosa tiene sus matices
también. Es tan ilusorio e irrisorio como pensar, pongo como ejemplo, que el PP
u otro partido, sobre todo los españolistas del régimen del 78, van a aceptar
una reforma constitucional si no la proponen ellos. Mientras la propongan
otros, no habrá reforma con la actual correlación de fuerzas en el congreso.
Solo si la casta política se siente muy presionada por la opinión pública puede
darse el consenso; pero en ese caso sería una reforma inocua, que dejaría fuera
del debate temas tan transcendentales como el de la corona, la composición
territorial, los referéndums de autodeterminación de los pueblos, derechos que
España ha apoyado y rubricado en la ONU, pero niega para sí misma, etc. Porque
al Felipe no le hables de reformar la constitución para tocar el tema de la
monarquía, porque se mosquea, le sube la sangre al cerebro, se le hincha una
vena del cuello al tiempo que los lóbulos de sus orejas cogen ese tono rojo
pimiento, y resopla por la nariz como un caballo, todo al mismo tiempo. Ah, y
le sube la bilirrubina cuando piensa en su ruina. Lo digo porque como rima…o
sea: que se pone en plan discurso 3-O y ya la tenemos liada otra vez, solo que
esta vez en lugar de los catalanes, a ver a por quien hay que ir y por parte de
quien. Y a ver qué día, porque si dan el Barça o el Betis, a mí me va fatal ese
día para ir a por alguien; porque lo diga ese, además. ¿Quién se habrá creído
que es, ese individuo? ¿Un rey?; ¿un rey de qué, de bastos, o de copas como su
padre? Con la elemento que le han endiñado por reina, no me extrañaría que vaya
inclinándose por lo del rey de copas también. Lo que no se es como está el
mercado de las rubias baronesas. A tanto no llego, como comprenderéis, porque
no me muevo por esos círculos; pero algo tendremos que buscarle al infeliz, si
no es feliz en su matrimonio. No os escandalicéis, que ya hay quienes le ha
puesto incluso fecha al divorcio: cuando Leonor cumpla los 18, no antes, como
condición impuesta por Letizia. Luego deberían ir al infierno, porque estas
cosas dice la santa madre iglesia que no se hacen, que es pecado y a dios no le
gustan los divorciados, ni los gays, ni los rojos, ni las que abortan, ni los
que dicen palabrotas, ni los sin papeles, ni los independentistas, ni los
agnósticos, ni los…bueno, para ser dios, parece que se le fue un poquillo la
mano y que un pelín machista y fantasioso si que era, porque lo de la paloma
que deja embarazada a María, dejando al pobre José con cara de bobo, tiene su
cosa, por no decir otra cosa. Pobre José… ¡con una paloma, tío! Para que luego
digan que hay gustos para todo. Que bueno, paloma, paloma…no sé yo ¿eh?, debería,
en todo caso, ser gavilán, porque si no tampoco veo yo como…en fin, cosas
veredes, que dicen por Cádiz. Y es que después de celebrar el día de la…dilo
bien: constitución, ahora viene el de la Purísima y el misterio más antiguo de
la humanidad. Si nos cuelan semejante cosa, ¿Cómo no va a ver quien se crea que
esto es una democracia consolidada y todas esas mandangas que se dicen cuando
se quiere presumir de lo que se carece? A ver si a fuerza de repetirlo algun@
hasta incluso se lo llega a creer.
A más ver
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