Con media España como en estado de
shock, más que por el resultado, por la irrupción de Vox en el parlamento
andaluz nada menos que con 12 escaños tras las elecciones. Pero…mirando los números,
en realidad la derecha solo ha conseguido 217.000 votos más, que cuando ganó
Javier Arenas en 2.012 con cerca del millón y medio de votos. Siempre se ha
dicho que el electorado de izquierdas es más crítico con su opción política que
los de derechas, tradicionalmente más fieles a su partido, aunque este haya
llegado a unas cotas de corrupción que han roto, han destrozado los récords de corrupción
política en la Europa democrática. Por lo tanto y con los números en la mano,
que señalan una altísima abstención de más del 42%, lo que ha habido ha sido un
claro castigo a Susana, y que deja entrever lo que es un secreto a voces: la desunión
que hay en el seno del P$OE entre la facción Susanita y la Sanchita. Por todos
aquellos y aquellas que un día creyeron que el P$OE era un partido demócrata,
socialista, republicano y de izquierdas, porque el desengaño que han debido padecer,
es de ser una de esas desilusiones que nunca más son iguales, de una profundidad
abisal, por todas esas gentes me entristece, como me entristece por mis amigos
socialistas. Decía alguien, ahora no recuerdo quien, porque es una de esas declaraciones
que lees en medio de 300 declaraciones más, que la culpa de que Vox haya obtenido
12 escaños es exclusivamente de los que ha votado a Vox. Sí; y no. Sí porque
han obtenido unos votos que nunca obtuvieron; y no porque eso ha sido posible
gracias al apalanque del 42% que prefirió pasar de todo y no querer saber nada
de nada. Así que Vox ha surgido en buena medida debido a la incomparecencia del
rival de izquierdas que contrarrestase los votos de los fascistas. Y me decía
una amiga que no me veía muy preocupado por los resultados de las elecciones
andaluzas. Si le ha dado esa impresión es que como es indudable mis
preocupaciones a día de hoy está centrada en otras cosas que son más
prioritarias para mí, que el cómo se lo monten andaluces, extremeños, aragoneses
o cántabros a la hora de votar su parlamento. Y, por otro lado, porque esto de
Vox en Andalucía es solo una antesala, unos entrantes de lo que está por venir,
a nivel nacional, por lo mismo: por la incomparecencia de la izquierda. Además,
la caterva de inconstitucionalitas ultras va a tener el mejor de los escenarios
cuando, a finales de enero, principios de febrero, comience el juicio sobre el
Procés con unas elecciones municipales para el 26 de mayo, que pueden coincidir
con las europeas y las generales, si Pedro se ve incapaz de seguir gobernando
en minoría y con unos presupuestos prorrogados. Y obviamente usaran esa tribuna
pública con esa propaganda gratis, que les permitirá enseñar a los españoles
como se castiga a los sediciosos golpistas antiespañoles. Mejor, imposible para
esa masa cegada por el odio, la rabia y la intolerancia. Y si, para entonces,
la llamada izquierda no consigue articular una respuesta conjunta, si no se
ponen de acuerdo que es lo más probable, veremos a los de Vox entrando en el
congreso para ocupar los escaños que les regale la izquierda, si esta se vuelve
a apalancar porque los mensajes, las vibras, las sensaciones que les lleguen de
sus partidos no consiguen movilizarla. Y tengo mis fundadas dudas al respecto porque
hasta Felipe, el preparao no; el otro: el ex Isidoro, ha dicho que prefiere antes
a Vox que a Podemos, porque a los primeros no los ve como un peligro para la
democracia, en una de esas reflexiones, tan profundas, de este miembro de sabios
europeos que actúan como consejo consultivo de la UE, que uno, en su triste
brevedad, no alcanza. Que la sesera no me da para tanto, con lo que tengo asegurado
que yo nunca formaré parte de ese consejo de sabios.
Dice Ernesto Elkaizer que él no
confiaría mucho en los principios del tito Albertito Rivera, porque no cree que
los tenga. Ciertamente, concuerdo en él. Pero, por extensión ¿podemos confiar
en los de un tipo como Pablo Casado, como Pedro Sánchez capitaneando un partido
socialista que va como el país: a la deriva y con vías de agua entrando en la
nave a babor, estribor, popa y proa? Se reduciría muy pronto la lista si la hiciéramos
al revés: qué política@ nos ofrece una altura moral y unos principios que nos
inspiren confianza? Ahí ya entra en juego la capacidad para ser más o menos
exigentes por nuestra parte; y por la mía lo soy bastante. No podemos esperar
que los demás lo sean en la misma medida, por la misma ley por la que estos no
pueden esperar que todos seamos tan ligeros de cascos que votemos a un candidato
porque nos guste el color de su corbata, o con que señorío y don aire luce un bonito
abrigo. Por no ponernos a desmenuzar ahora la cantidad ingente de votantes que votan
contra otro, no a favor de un candidato porque les convenza su propuesta de
gobierno. Y todos esos votos no son menos validos que aquellos otros de l@s que
se devanan los sesos intentando encontrar un poco de coherencia, decencia y de
esperanza en la proposición política. Así que como quiera que fuese que tenemos
una generación de políticos que se han propuesto abiertamente demostrarnos la
farsa que ocultaba esta “democracia” tan a la española, tampoco es tan de
extrañar que los haya que no encuentran a quien los represente entre tanta
bazofia, inanidad y falsaria fachada. Pero si el personal de izquierdas actúa como
en Andalucía, tendremos a Vox en el congreso como una extensión del parlamento
andaluz. También cabría la posibilidad de que el PP y Ánsar convenzan a Anglada
de que lo mejor es que Vox se fusione en el PP y que vuelva el hijo prodigo a
casita con el zurrón lleno de votos, cosa que no es descartable si observamos
la trayectoria del líder de Vox y sus ambiciones de vivir sin trabajar (ver
video de ETB y TV3: La ambición de Santiago Abascal), intentando mantenerse del
erario y/o del partido que de cobijo a sus ideas trasnochadas y, sobre todo,
inconstitucionales. ¿Cómo van a convencer, Pablito Casado y el tito Albertito,
a Macron, el presidente francés y líder del grupo liberal en el parlamento
europeo, de que es buena cosa pactar con la ultraderecha? Les da lo mismo
porque primero es España, después España y, para terminar, nada como un buen
español. Hablando de franceses: ¿habéis tomado nota de cómo los chalecos
amarillos han conseguido bajarse del burro al Macron? Tomando la calle y demostrándole
al gobierno lo que es determinación, una cosa que por estos lares brilla por su
ausencia. Al final en vista de esa
determinación, el gobierno liberal de Macron no solo ha rectificado y deja en
suspenso la subida de impuestos, sino que ahora se enfrentará a una moción de
censura presentada por la izquierda.Igualito que aquí, que somos tan chulos que
preferimos cambiar el mundo desde el sofá.
Así que nada: buen día de la
prostitución tengan todos ustedes.
A más ver
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