Bueno, comencemos el ejercicio 2.019
con buen ánimo: que de parte del sátrapa ese que reina sin corona en la península,
dice que la bandera, ya estamos con los trapos, es el símbolo de la unidad…y no
es por llevarle la contraria porque sí; pero una bandera no deja de ser un
trapo y uno, fíjate tú que tontería, preferiría que el símbolo de la unidad esa
fuese la igualdad social, la igualdad de género, la igualdad ante la justicia.
Solo por citar algunas carencias más que evidentes de las que adolecemos y que
nos afecta a todos más de lo que puede hacerlo una bandera que, a mi por
ejemplo que soy republicano, no me representa en absoluto. Hoy en día esa
bandera representa lo que representa: el estandarte del que se ha adueñado la
ultraderecha, los antifeministas, los ultracatólicos, los que no entienden y
odian todo aquello que no sea la uniformidad de la patria, la sacan en procesión
la iglesia, los antiabortitas, los antifeministas, franquistas, los que piden
derogar autonomías, los que gritan el “A por ellos”, los que criminalizan
cualquier lengua que no sea el castellano, los que van en procesión, adoran el
palio, la caza, los toros y eso que llaman “la defensa de la raza”… y va y lo
dice el individuo este durante la celebración de la Pascua Militar, en un estado
constitucionalmente aconfesional, lo que no deja de ser una incongruencia como una
catedral que aquí le encontramos acomodo llamándolo tradición. La “tradición”
esa que lo mismo nos regala unos turrones de Alicante que la tortura de unos
animales, tortura y muerte que denominan, encima, “fiesta nacional”, ya
puestos, también es tradición el machismo secular que lleva a muchos a pensar
que la mujer es un objeto puesto en el mundo para su solaz y disfrute personal,
le guste más o le guste menos a la victima de turno, como es tradición el oír
pero no escuchar y el odiar e insultar a quien no piense de modo y manera “oficial”
del buen español. Es tal el grado de tontuna arraigada en tantos y tantas que,
por ejemplo, la palabra república enseguida te la asocian a la quema de
iglesias y ese tipo de cosas que tienen más que ver con el pasado que con la
realidad del siglo XXI política y social: ya no hace falta quemar iglesias
porque la gente, afortunadamente, encuentra mejores cosas que hacer que ir a la
cueva de los cuervos ensotanados a que les tomen el pelo y, ya si eso y si se
ponen a tiro los incautos, a quedarse los curas con el piso de la abuela y
hasta con las vacas del abuelo. Es evidente que discursos como ese del Felipito
en la Pascua Militar, lo único que pone de manifiesto es el miedo que hay hoy
en día, en el seno de la familia real, a perder el peculio y a que estalle en
mil pedazos la pantomima de democracia impuesta por los partidos afines al régimen
del 78 que, con el P$OE a la cabeza, sigue sin ser capaz el CIS de preguntar a
la opinión pública impúdica sobre la monarquía. ¿Por qué? Pues porque es, como
su nombre indica, impúdica, y no fuese que respondiese lo que le diera la gana
amparada en su impudicia.
Leí estos días que al Pablito Casado
le están diciendo en su partido algunas voces con peso que, si se comporta y
habla como Vox, la gente va a votar a Vox. Como sabéis, el nivel de degeneración
política y cultural ha llegado a tal extremo en el seno de Génova 13, que usan
a un niño, ellos que tanto se quejan de los que adoctrinan a otros niños según ellos,
para lanzar un mensaje en el que hacen decir al niño, que desea la muerte del
presidente del gobierno. No es tan grave el hecho de que personalice el deseo
de que se muera fulano, como el echo per se de hacerle decir al niño que desea
que se muera alguien. Llegados a este punto te agradecería que no insultaras mi
inteligencia soltándome cualquier perogrullada sobre Mao, Stalin, Venezuela o
similar y que te centraras un poquito porque estamos en el aquí, y en el ahora.
En cualquier caso, solo presupondrías cosas sobre mí, creyéndome defensor de algo
que quizá no lo sea. Como es lógico la pasada de frenada ha sido de una magnitud
estratosférica y a las pocas horas retiraron el video y se disculparon; pero
calumnia que algo queda, que es algo muy manido por la derecha carpetovetónica y
prehistórica española desde tiempo inmemorial. Por no hablar de las alusiones
diarias, constantes, de la derecha radicalizada a Catalunya y a los
independentistas y que obedece, según he leído, a una estrategia política surgida
de Faes para convertir Catalunya en una especie de Ulster, que tendría como
objetivo final aplicar en Catalunya la misma política de palo y tente tieso que
llevaron a cabo en Gran Bretaña, con relación a Irlanda y a raíz de los
asesinatos, por parte de un escuadrón de paracaidistas ingleses, en el nefasto
y famoso Bloody Sunday, que derivó en la supresión sine die de la autonomía irlandesa.
Esta derecha casposa no puede alardear precisamente de ser muy leída e
instruida y poco les importa, la verdad sea dicha, porque se mueven bien en el
terreno del analfabetismo y la catetez superba, toda vez que, por ejemplo,
quedan retratados como poco instruidos en leyes cuando se lanzan a proclamar a
los cuatro vientos que van a cerrar Canal Sur o que van a devolver competencias
autonómicas a Madrid, ignorando que para eso deben previamente reformar el
Estatuto Andaluz con 3/5 partes del parlamento a favor de esa reforma, cosa que
hoy está bastante lejos de producirse. Pero la cosa es caldear el ambiente, que
no pare la maquina y que a ver que se hace, ya que estamos, con el tema de los
vascos y su libertinaje fiscal, que no aportan ni un céntimo a las arcas del
reino, cosa que parece que ha descubierto la derecha radicalizada, después del último
boletín oficial en forma de telediario del Piqueras.
Todo esto, y mucho más, a 15 días
vista de vernos envueltos, de noche y de día, del tema estrella que nos va a
acompañar durante los próximos meses: el juicio a la monarquía y la democracia
española, que es en lo que debe convertirse la patochada de juicio político que
pretenden los ultras del TS contra los lideres independentistas encarcelados. Como
mi abuela era sabia y no por abuela, me tenia dicho que nunca me jugara nada;
si no me hubiera inculcado ese valor, me iba a forrar aceptando apuestas sobre
la sentencia de ese juicio. Y ya puestos, voy a dejar una pregunta en el aire,
que revolotee a su libre albedrio: ¿Después de conocerse la sentencia, quien, y
en qué condiciones políticas y sociales, va a gobernar en Catalunya? No es tan
fácil la respuesta.
A más ver
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