8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, para el que, a
nivel internacional y en más de 170 países del orbe, hay convocada una huelga
por parte de las mujeres en reivindicación de la igualdad de género. Y ya
están, como siempre, algunos tíos diciendo gilipolleces a los que se han
sumado, por paradójico que parezca, un buen número de mujeres intentando
justificar una injustificable insolidaridad con el 51% de la población de este
país, compuesto por mujeres. Una de las voces más reproducida estos últimos
días es la del obispo de San Sebastián José Ignacio Munilla, que carga contra
un determinado feminismo que, según el obispo, ha sido engañado por el demonio
para perjudicar al feminismo “bueno”, ese que transige con todo, todo lo soporta
y nada tiene que reivindicar porque la vida es maravillosa para ellas. El
demonio haciendo de las suyas, según este cuervo ensotanado, curiosamente entre
las mujeres. Estos trasnochados personajillos, misóginos que pertenecen a una
organización que si algo ni predica ni practica es la igualdad entre hombres y
mujeres, suelen olvidarse, como es el caso este concreto de este tarambana obispo,
que afortunadamente el demonio no ha inducido a ese feminismo “malo” a violar a
niños y niñas, como si parece haber inducido a muchos colegas de profesión de
este patibulario. Estoy bastante harto de esta gentuza hipócrita, embustera,
que fomentan como pocos el machismo secular de esta sociedad y con los que no
se puede contar para que esta sociedad progrese hacia la igualdad de género,
porque lo que predican y practican es precisamente lo contrario de modo y
manera que, si su dios existiese, debería recibirlos en el cielo a hostias y
luego enviarlos al puto infierno a todos esos machistas tan desbocados como
descerebrados. Otro de esos eruditos de la dicción es, cómo no, el tal Eme puto
Rajoy, que en respuesta a la propuesta de huelga a la japonesa que han lanzado
tanto una de sus ministras como la propia Cristina Cifuentes, presidenta de la
comunidad madrileña, ha respondido con ese salero que le caracteriza que él no
se reconoce ni se ve en esa huelga a la japonesa. Bueno, de hecho ni en esa ni
en ninguna otra porque al Rajoy las cosas de las mujeres parece que no le
atañen ni poco ni mucho: nada. Baste recordar la respuesta que dio en una
emisora de radio ante la pregunta sobre la disparidad de salarios entre hombres
y mujeres, una cosa en la que, para el presidente español, no había que entrar
en estos momentos. Ni en estos ni en ningún otro momento, claro, porque tampoco
dio ninguna pista sobre el momento en que sería mejor entrar.
Yo tengo 55 años y es cierto que he visto transformarse a la
sociedad española en muchos aspectos; aunque lamentablemente no en otros, como
es el caso que nos ocupa o la propia judicatura, que vive anclada en otro
siglo, sin recursos ni materiales ni humanos que se armonicen para hacer de
esta sociedad una sociedad más justa e igualitaria. Tenemos, por tanto, una
sociedad notoriamente machista en muchos sentidos que es el fiel reflejo del
daño que ha causado y causa esos postulados decimonónicos y trasnochados que
postergan a la mujer a la condición de sierva del hombre, nunca en su igual.
Es, por tanto, el colectivo de mujeres, uno de esos colectivos con más derecho
a exigir que se atiendan sus más que justificadas reivindicaciones, y toda
persona de bien no puede por menos que solidarizarse con ellas y exhortar a las
mujeres a persistir en su lucha, porque no basta con una huelga un día tan
señalado, hay que ser constantes en la disputa si se quiere obtener algún fruto
y que no quede todo en un mero ejercicio simbólico, sin más repercusión que
unos minutos de resumen en los informativos. Desgraciadamente, me temo, es en
eso en lo que se va a quedar, porque la sociedad española no está preparada
para asumir el reto de forzar a las autoridades a grandes cambios y
modificaciones implementando un calendario de luchas, manifestaciones y huelgas
que fuercen a la maquinaria. Evidentemente que personajes como la Arrimadas de
C´S no ve la problemática desde la posición de esas trabajadoras de nuestros
paradisíacos hoteles, por ejemplo, que son explotadas de forma inmisericorde
por esos patrones esclavistas que usan la legislación vigente para explotarlas.
Cuando voy de vacaciones con mi familia a uno de esos hoteles en verano,
siempre, indefectiblemente, me encuentro con quejas y mucha amargura por parte
de las mujeres encargadas de hacer las habitaciones, por ejemplo, o las propias
camareras del comedor que, haciendo el mismo trabajo que los hombres, cobran
menos que estos por su condición de mujer. Y todos transigimos con esta
situación absolutamente anómala e injusta, y la vivimos con absoluta
normalidad, como si de hecho sin esa anomalía se pretendiera hacernos creer que
la situación fuese insostenible, que no podríamos ser la potencia turística que
somos sin explotar a las mujeres. Hay que ser muy cabrón, pero mucho, para no
estar al lado de estas personas en sus reivindicaciones. O cabrona; que uno ya
no sabe qué es peor porque esgrimen argumentos como un feminismo diverso y
plural para la traición a su género, cosa que no puede ser más despreciable y
ruin. Y es que no, en este asunto no caben ni grises, ni matices ni medias
tintas: o se está o no se está. Claro que todo esto lo pienso yo, que ya me
conocéis: yo soy un elemento descaradamente subversivo, asocial, rojo,
republicano… ¿se puede ser peor persona, más antiespañol, más cabrón, menos
patriota? Se puede, porque de hecho y a tenor de los tiempos que vivimos, uno
no dice todo lo que piensa tal cual, sino que a veces me veo poniéndole filtros
e inclusive autocensurándome y callándome cosas, no sea que un día de estos me
vea ante un juez por lo que haya podido escribir. ¿Y cómo no temer, si aquí se
mete en la cárcel a gente por cantar? A ese nivel de decadencia y degeneración
ha llegado nuestro sistema judicial, en manos de esa banda de fascistas
entogados que pululan por los juzgados con plenos poderes para encerrar en la
cárcel a los que ellos consideren poco afectos al régimen. Si alguna vez este
país ha sido democrático ha sido alguna vez; que no hoy. Porque hoy hay más que
sobradas muestras de la involución democrática que padecemos por mor de las
malas artes de ese franquista heredero de Fraga que ocupa la Moncloa, un
personaje realmente patético, tragicómico como el mismo país que preside y que
es un fiel ejemplo de lo peor de esta sociedad: embustero, cobarde, traidor,
corrupto, meapilas, deshonesto, ladrón y sinvergüenza, que encima no sabe ni
habrá ni discutrí, el eccehomo.
Solo me queda esperar que, cuando menos, mañana la huelga
sea seguida por el mayor número de mujeres y de hombres posibles.
Desgraciadamente la realidad de la cosas nos dice que no todas las personas que
quieran van a poder hacer huelga, porque el trabajador y trabajadora de este
país no es libre de hacerla sin temor a sufrir las consecuencias en forma de
represalias por parte de los jefes, que en su mayoría son evidentemente
hombres. La empresa para la que trabajo nos ha hecho llegar una notificación
por vía interna, intranet se dice, en la que nos ofrecen tres modelos a los que
poder acogernos para seguir la huelga todas y todos los que quieran secundarla:
Jornada Completa de Huelga; 2 horas de Paro por la mañana; o bien cuatro horas
de Paro, de 12 a 16h. Desgraciadamente uno está de baja y por consiguiente no
cuenta a efectos prácticos, pero si no estuviera de baja secundaria la huelga
por justa y necesaria y porque además yo no tengo jefe, sino jefa, y me consta
que esta es mucho más sensible a las reivindicaciones femeninas y que no va a
tomar represalias contra nadie, porque en 19 años que llevo en la empresa estos
asuntos de huelgas siempre han sido escrupulosamente respetados por parte del
Consejo y la Dirección. Así es como debe ser en un mundo civilizado; claro que
si fuese todo lo civilizado que debiera ser, no debería haber estas injusticias…
Y ahora con vuestro permiso me voy a dar un paseo, que hace un día esplendido y
me lo pide el cuerpo, últimamente asaetado con el veneno de la quimioterapia y
al que le debo procurar todas las atenciones y mimos posibles por mi parte.
Vamos bien. Tan bien que en unos días y mucho antes de agotar el tiempo de baja
que se me ha concedido, quiero volver a estar en mi trabajo. No es que me vaya
la marcha, es que sin marcha yo no vivo.
Abraçades i petons per a tots… <(*-*)>
Un dia he d'escriure un post en català, què collons...
A más ver
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