Cantaba Serrat hace años que, de vez en cuando la vida, te
besa en la boca y toma contigo café…una canción hermosísima que aun me emociona
rememorarla por la carga emotiva que tiene para uno esa canción. Anoche no es
que me besara en la boca ni que tomara conmigo café, ente otras porque tenía la
costilla al lado y tomar café de noche no es algo muy recomendable en mi actual
estado físico. Pero me hizo un regalo impagable a mis ojos y mis oídos ver en
TV3 el programa Preguntas Frecuents, y más concreta y exactamente la entrevista
que se le hizo al ex fiscal y juez emérito del Tribunal Supremo, José Antonio
Martín Pallín. Después de la entrevista le confesé a mi esposa que tenia
sentimientos encontrados: por un lado alivio, mucho alivio por ver y oír que
todo cuanto uno ha sospechado se confirma en el sentido, lamentablemente, de
que no hay una real y efectiva separación de poderes en este país por las
continuas y descaradas injerencias inconstitucionales del ejecutivo en el mundo
judicial. Pero eso a su vez y como digo, no puede ser más lamentable y
empobrecer más la calidad democrática de España. Desmontó la falacia de la acusación
que pesa sobre Puigdemont y los suyos de rebelión, porque parece obvio que
cuando leía Puigdemont la declaración unilateral de independencia desde el
Parlament de Catalunya no hubo ningún tipo de violencia, una declaración de
hecho suspendida en 6 segundos y que no fue efectiva en ningún momento, como de
hecho lo demuestra el que los mismos que la proclamaron se presentaron
posteriormente a los comicios convocados por Rajoy, ergo no lo hacían desde una
república independiente del territorio español. Otro tanto se puede decir de la
acusación de sedición y, tal y como dejó claro el propio ejecutivo español, no
se ha desviado ni un euro para sufragar los gastos de aquel referéndum declarado
ilegal, por lo que tampoco se les puede acusar de malversación de fondos, teniendo
como tiene la Generalitat las cuentas controladas por Montoro tal como recordé
ayer por aquello del control del déficit presupuestario desde tiempo ya
inmemorial, mucho antes de la aplicación del 155. Martín Pallín tiene muy claro
que los presos son presos políticos y que Puigdemont no está en ningún caso
fugado de la justicia, ya que este se presentó ante las autoridades en cuanto
se le fue requerida su presentación ante las autoridades belgas para iniciar su
proceso de extradición, proceso interrumpido por el propio juez que retiró la
orden de extradición en un caso nunca visto por el propio Martín Pallín, que además
dijo que espera que alguien le explique, porque no lo entiende, como cuando
Puigdemont viajó a Copenhague y el juez Llarena no solicitó su extradición alegando
que lo que pretendía Puigdemont era precisamente ser detenido. ¿What? ¿Dónde se
ha visto que un juez no ordene detener a
un supuesto prófugo de la justicia, porque el propio juez alega que eso es
justamente lo que el supuesto prófugo pretende? Y así, uno a uno, fue
desmontando todas las acusaciones que pesan sobre los encausados por los
supuestos delitos de malversación, sedición y rebelión, amén de denunciar las
injerencias que hacia tanto el ejecutivo en el mundo judicial como a la
inversa, toda vez que cuando un juez impide a un cargo electo ejercer sus
derechos está violando la separación de poderes e injiriendo en el poder político,
amén de violar los derechos de los electores que democrática y legalmente han
escogido a esos cargos, unos cargos que, mientras que no haya sentencia en
firme, tienen y mantienen intactos sus derechos de sufragio pasivo y activo.
Pero lo que más preocupaba a este ex fiscal y juez emérito del TS era que, todo
este asunto, lo que estaba era poniendo en serio peligro la separación de
poderes, la calidad de nuestra democracia y la propia justicia de ese proceso,
con las continuadas injerencias de unos y otros en asuntos que no les compiten.
Como por ejemplo no le compite al juez argumentar, para mantener el auto de prisión,
que los acusados mantienen la voluntad de seguir con su idea de independencia y
proclamación de la república catalana, porque lo que está haciendo ni más ni
menos que mantener en prisión a una serie de personas por sus ideas políticas,
por muy inconstitucionales que estas les parezcan al juez, puede pensarlo pero jamás
plasmarlo como argumento del mantenimiento en prisión de esas personas, que en
un país democrático pueden tener las ideas y voluntad política que les parezca,
inclusive la de revertir por la vía política el orden establecido e intentar
cambiar el modelo y sistema de gobierno. Es más: dijo que después de hablar con
muchos de sus antiguos compañeros en la judicatura, ni uno solo le dijo que era
sostenible la acusación de rebelión y sedición en este caso concreto porque ni
uno solo lo veía ajustado a derecho. Una entrevista memorable y que debe
alentar a los independentistas a seguir luchando por la república, porque es
una lucha justa siempre que se haga de forma pacífica y sin violencias, y que
más tarde o más temprano tendremos al alcance porque las instancias
internacionales instaran al ejecutivo español a darle una solución política a
este problema político, prescindiendo de su judicialización, a la que no ha
lugar.
En otro orden de cosas, la negativa de la CUP a votar la
supuesta candidatura de Jordi Sánchez a la presidencia de la Generalitat, ha
cabreado a mucha gente por aquí porque complica, y no poco, la investidura de
un presidente y con ello la retirada del 155. Argumentan desde la CUP que ellos
son un partido anticapitalista en su esencia, que son los únicos que han
mantenido la coherencia y que para ellos una vez proclamada la república por
parte de Puigdemont, la CUP no se plantea volver al modelo de gobierno
autonomista y por consiguiente no van a votar a un presidente que ejerza como
presidente autonómico. Pero a estos chicos y chicas de la CUP se les olvida
que, para no querer volver a un modelo de gobierno autonomista, se han
presentado a unas elecciones autonómicas y además convocadas por el ejecutivo
español. Continúan argumentando que es que nadie les ha ofrecido ni presentado
un programa de gobierno con las medidas sociales que ellos consideran
irrenunciables; yo no sé hasta qué punto eso es así, pero sí sé que si no
podemos recuperar el gobierno de las instituciones, lo que tenemos es que, el
partido con menos representación parlamentaria, está implementando políticas que
el Parlament de Catalunya jamás haría, como por ejemplo seguir subvencionando a
las escuelas que siguen segregando a los
alumnos por sexos, como hacen las escuelas del Opus que, gracias a la falta de
gobierno autonómico, continúan siendo subvencionadas. El ali-oli este de la CUP
no liga, amén de dar una imagen bastante lamentable de unos políticos que menosprecian
todo lo padecido por los más de dos millones de votantes que han soportado de
todo por llegar al punto que se ha llegado, para acabar viendo como se pelean
por chorradas cuatro gatos que persiguen intereses partidistas en detrimento
del interés y objetivo general. ¿O que pretenden los de la CUP, que vayamos a
la guerra con el estado español? ¿Con qué fuerzas? ¿Implementando actuaciones
de desobediencia civil? Eso lo único que nos iba a reportar es más 155, más represión
y más gente en prisión. Espero que dejen de hacer el ganso y se pongan en serio
a hacer las cosas como es debido, porque si no van a pasar a la historia como
una pandilla de auténticos imbéciles que desaprovecharon esta oportunidad
histórica por quítame allá cuatro fruslerías partidistas que deben estar muy
por debajo del interés general de esa masa de más de dos millones de electores,
que se han puesto de acuerdo para votar por una república en Catalunya. Y aun y
así y con todo este berenjenal, hay solución sin la CUP; pero eso ya nos colocaría
en otro escenario bien distinto buscando el apoyo de un par de abstenciones de
los diputados podemitas del Xavier Domenech.
Ah, sí: esta foto se la dedico a todos esos españolitos de
misa de domingo, para que la impriman, la recojan enrollándola y se la metan
por sus reputos culos de españoles beatos que alimentan a esta pandilla de
cuervos mal nacidos.
A más ver
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