Que conste que no es
una fijación personal ni nada remotamente parecido que uno pueda tener con el
personaje, ni que me quiera meter con él porque sí, gratuitamente. Lo que
pretendo es que os hagáis la misma pregunta que me hago yo, y que miréis de
encontrarle una respuesta razonable. ¿Qué tenemos? (esta no es la pregunta,
estar al loro que os aviso cuando llegue): tenemos varios elementos
concomitantes que orbitan alrededor del personaje: un padre, juez y Presidente
de la Audiencia Provincial de Pontevedra, que tuvo que enjuiciar y dictar
sentencia en un caso chusco donde los haya como fue, en su momento, el
denominado caso Redondela. El juicio duró hasta noviembre de 1974, que “pringó"
a un buen número de respetables ciudadanos. Por decirlo de algún modo, nunca se
supo la verdad del asunto: uno de los implicados directos, Isidro Suárez, murió
en la cárcel de Vigo en extrañas circunstancias; otro implicado, José
Maria Romero, que fue uno de los que destapó el affaire, apareció muerto
también en su casa de Sevilla (padre, madre e hija, asesinados en su
domicilio); uno de los principales accionistas era Nicolás Franco
Bahamonde y como uno de los abogados defensores, se encontraba nada menos
que a un tal José Maria Gil Robles. La lista de implicados llega a ministros y
ex-ministros del régimen y a otras personalidades con tratos preferentes
en Ministerios, adjudicaciones gubernamentales, y similares. 5.000 Folios
de sumario que quedaron depositados en la Audiencia Provincial de Pontevedra y
que hoy ¡se han perdido! ¿La razón?: hubo obras, reformas, faltaba
espacio, estaba cerrado el tema. En fin, sólo para amantes de las
investigaciones sin final feliz y amigos de los puzles de 5.000 piezas. Sería
cosa de la tele, como mis padres por ejemplo, pero el caso es que Rajoy tuvo 3
hermanos, Mercedes, Luís y Enrique, dos varones y una fémina. Todos ellos, los
4, son un caso asombrosamente inaudito en España, ya que todos ellos han sido
unos opositores excepcionales, con el resultado final de ser, 3 de ellos,
registradores de la propiedad y el cuarto, notario. Ahí queda eso. Dicen, y si
coinciden muchos en eso es por algo, que las oposiciones a registrador de la
propiedad son de las más duras que hay, a las cuales mucha gente le dedica años
de estudio y muchos de ellos en vano, porque no las superan, repito, tras años
de concienzudo estudio; los Brey&Brothers, sin embargo, a la primera y con
calificaciones excelentes. Otro elemento que tenemos por ahí danzando es que
aquellos que lo conocen y que saben perfectamente a que dedica el tiempo libre,
coinciden al afirmar que lo único que lee Rajoy, aparte de informes y papeleo
administrativo, es el Marca, como imagino que sabéis. Otro componente del intríngulis
más que tenemos orbitando alrededor del personaje, son los miles de euros que
le pagamos para que aprenda inglés; nadie le pide un nivel de doctorado ni tan
siquiera de máster: bastaría con que pudiera salir del atolladero con unas
cuantas frases, lo que aquí la gente denomina “nivel medio”, que es más
primario que medio, pero en fin. Y ya hemos llegado a la pregunta: ¿un hombre,
con una “contrastada” eficacia en los estudios, todo un registrador de la
propiedad oiga, que cobran su pasta gansa (300.000 están cobrando sus hermanos,
aproximadamente) y que lleva tropecientos años en la administración como
opositor y como gobernante, al que se le presupone una preparación adecuada
para el cargo que ocupa de máximo representante político del país, ha sido
hasta ahora incapaz de aprenderse de memoria 5 frases en inglés? Ahora voy a
ser un poco hijoputa: ¿Qué siente Rajoy cuando ve, no sé, por ejemplo, a
Puigdemont desenvolverse con toda naturalidad y normalidad en 4 idiomas? ¿Que Puigdemont
es el demonio y claro, juega con ventaja? Por lo visto hasta ahora de ese individuo
de La Moncloa, que se pierde cuando deja de leer lo que dice el papel y que nos
tiene acostumbrados a unas salidas de lo más estrambóticas, ridículas y
estrafalarias, no hay bicho viviente que me convenza fehacientemente de que ese
hombre superó esas oposiciones, tan peliagudas, precisamente y gracias a su
preparación y su sapiencia. ¿A ti sí que te da el perfil? Pues felicidades,
porque yo debo ser muy cortito entonces. Claro que lo vinculo con el caso de
Cifuentes, porque y por lo visto el chanchullo para la clase política y otros
cargos de la administración del estado, no conoce límites ni fronteras en el
país del Lazarillo de Tormes.
Todo esto,
naturalmente, no soluciona los muchos y graves problemas por los que atraviesa España
en todos los órdenes. De hecho ya hace tiempo que vengo escribiendo sobre la
decadencia de este sistema político y de nuestra sociedad española como tal,
una decadencia que ha alcanzado su cenit con la eclosión de eso que se ha
venido a llamar crisis, que ha tenido, entre otras, la particularidad de acelerarla,
de extremar algunas posiciones y situaciones. Hemos cumplido, con creces y como
nadie, aquel viejo axioma que dice que las situaciones extremas sacan o lo
mejor o lo peor de nosotros, como individuos y como sociedad. Pero aunque el
tema de la sapiencia estudiantil del interfecto no solucione nada, es el enésimo
ejemplo de un sistema de vida en el que vive instalada mucha gente desde tiempo
inmemorial, beneficiaria de favores, dadivas y prerrogativas que no tienen parangón
en las democracias de esas que llaman “consolidadas”. Recientemente, por
ejemplo, hace unos días, recordareis que ha tenido que dimitir nada menos que
la ministra de interior Amber Rudd, por haber mentido en el parlamento inglés
sobre el tema de unas cuotas en las deportaciones de inmigrantes; aquí, Rajoy dijo,
en sede parlamentaria, que mentir en el congreso no le parecía motivo suficiente
para dimitir. Y nos lo tragamos como si tal cosa, e incluso no faltará aquel
que lo defienda hasta el punto de querer abrirte la cabeza o desearte que te
pille un camión.
Pero la corrupción no
es, ni mucho menos, patrimonio exclusivo de la clase política y de los poderes
fácticos que mantienen el régimen. Otro ejemplo, no menos viejo y conocido, que
hizo público una cadena de TV como la 4 estos días actualizándolo y del que
escribí ya hace tiempo, es el de la contratación en el sistema público
sanitario, que impone una serie de normas de obligado cumplimiento que en
algunos hospitales se saltan a las bravas y porque sí, habiéndose dado el caso
de varias sentencias judiciales que condenaban a los corruptos apartándolos del
sistema público de salud por los restos. Al final de la trama lo que hay
siempre son intereses bastardos de aquellos que persiguen beneficios económicos
por recetar menos, o recetar unos determinados medicamentos en detrimento de
otros, como ejemplo palmario por una banda, y por la otra el efecto que produce
en el paciente ser atendido por médicos enchufados a dedo y con peor cualificación
que el médico que le correspondería si se respetara la ley. Los jefes de
servicios de esos hospitales están en el ojo del huracán, porque de ellos dependen
las ofertas públicas de empleo y la propuesta de contratación que es ratificada
posteriormente por el gerente, y necesitan médicos “obedientes” que no vayan de
por libres y que se adapten al sistema corrupto, sabiendo que igual que han
sido contratados a dedo pueden ser despachados fulminantemente. ¿Cuántos de
estos corruptos habrán salido a la calle a manifestarse contra otros corruptos?
A más ver
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