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miércoles, 2 de mayo de 2018

PRIMOS Y PRIMAVERAS






Que conste que no es una fijación personal ni nada remotamente parecido que uno pueda tener con el personaje, ni que me quiera meter con él porque sí, gratuitamente. Lo que pretendo es que os hagáis la misma pregunta que me hago yo, y que miréis de encontrarle una respuesta razonable. ¿Qué tenemos? (esta no es la pregunta, estar al loro que os aviso cuando llegue): tenemos varios elementos concomitantes que orbitan alrededor del personaje: un padre, juez y Presidente de la Audiencia Provincial de Pontevedra, que tuvo que enjuiciar y dictar sentencia en un caso chusco donde los haya como fue, en su momento, el denominado caso Redondela. El juicio duró hasta noviembre de 1974, que “pringó" a un buen número de respetables ciudadanos. Por decirlo de algún modo, nunca se supo la verdad del asunto: uno de los implicados directos, Isidro Suárez, murió en la cárcel de Vigo en extrañas circunstancias; otro implicado, José Maria Romero, que fue uno de los que destapó el affaire, apareció muerto también en su casa de Sevilla (padre, madre e hija, asesinados en su domicilio); uno de los principales accionistas era Nicolás Franco Bahamonde y como uno de los abogados defensores, se encontraba nada menos que a un tal José Maria Gil Robles. La lista de implicados llega a ministros y ex-ministros del régimen y a otras personalidades con tratos preferentes en Ministerios, adjudicaciones gubernamentales, y similares. 5.000 Folios de sumario que quedaron depositados en la Audiencia Provincial de Pontevedra y que hoy ¡se han perdido!  ¿La razón?: hubo obras, reformas, faltaba espacio, estaba cerrado el tema. En fin, sólo para amantes de las investigaciones sin final feliz y amigos de los puzles de 5.000 piezas. Sería cosa de la tele, como mis padres por ejemplo, pero el caso es que Rajoy tuvo 3 hermanos, Mercedes, Luís y Enrique, dos varones y una fémina. Todos ellos, los 4, son un caso asombrosamente inaudito en España, ya que todos ellos han sido unos opositores excepcionales, con el resultado final de ser, 3 de ellos, registradores de la propiedad y el cuarto, notario. Ahí queda eso. Dicen, y si coinciden muchos en eso es por algo, que las oposiciones a registrador de la propiedad son de las más duras que hay, a las cuales mucha gente le dedica años de estudio y muchos de ellos en vano, porque no las superan, repito, tras años de concienzudo estudio; los Brey&Brothers, sin embargo, a la primera y con calificaciones excelentes. Otro elemento que tenemos por ahí danzando es que aquellos que lo conocen y que saben perfectamente a que dedica el tiempo libre, coinciden al afirmar que lo único que lee Rajoy, aparte de informes y papeleo administrativo, es el Marca, como imagino que sabéis. Otro componente del intríngulis más que tenemos orbitando alrededor del personaje, son los miles de euros que le pagamos para que aprenda inglés; nadie le pide un nivel de doctorado ni tan siquiera de máster: bastaría con que pudiera salir del atolladero con unas cuantas frases, lo que aquí la gente denomina “nivel medio”, que es más primario que medio, pero en fin. Y ya hemos llegado a la pregunta: ¿un hombre, con una “contrastada” eficacia en los estudios, todo un registrador de la propiedad oiga, que cobran su pasta gansa (300.000 están cobrando sus hermanos, aproximadamente) y que lleva tropecientos años en la administración como opositor y como gobernante, al que se le presupone una preparación adecuada para el cargo que ocupa de máximo representante político del país, ha sido hasta ahora incapaz de aprenderse de memoria 5 frases en inglés? Ahora voy a ser un poco hijoputa: ¿Qué siente Rajoy cuando ve, no sé, por ejemplo, a Puigdemont desenvolverse con toda naturalidad y normalidad en 4 idiomas? ¿Que Puigdemont es el demonio y claro, juega con ventaja? Por lo visto hasta ahora de ese individuo de La Moncloa, que se pierde cuando deja de leer lo que dice el papel y que nos tiene acostumbrados a unas salidas de lo más estrambóticas, ridículas y estrafalarias, no hay bicho viviente que me convenza fehacientemente de que ese hombre superó esas oposiciones, tan peliagudas, precisamente y gracias a su preparación y su sapiencia. ¿A ti sí que te da el perfil? Pues felicidades, porque yo debo ser muy cortito entonces. Claro que lo vinculo con el caso de Cifuentes, porque y por lo visto el chanchullo para la clase política y otros cargos de la administración del estado, no conoce límites ni fronteras en el país del Lazarillo de Tormes.
                                                                            

Todo esto, naturalmente, no soluciona los muchos y graves problemas por los que atraviesa España en todos los órdenes. De hecho ya hace tiempo que vengo escribiendo sobre la decadencia de este sistema político y de nuestra sociedad española como tal, una decadencia que ha alcanzado su cenit con la eclosión de eso que se ha venido a llamar crisis, que ha tenido, entre otras, la particularidad de acelerarla, de extremar algunas posiciones y situaciones. Hemos cumplido, con creces y como nadie, aquel viejo axioma que dice que las situaciones extremas sacan o lo mejor o lo peor de nosotros, como individuos y como sociedad. Pero aunque el tema de la sapiencia estudiantil del interfecto no solucione nada, es el enésimo ejemplo de un sistema de vida en el que vive instalada mucha gente desde tiempo inmemorial, beneficiaria de favores, dadivas y prerrogativas que no tienen parangón en las democracias de esas que llaman “consolidadas”. Recientemente, por ejemplo, hace unos días, recordareis que ha tenido que dimitir nada menos que la ministra de interior Amber Rudd, por haber mentido en el parlamento inglés sobre el tema de unas cuotas en las deportaciones de inmigrantes; aquí, Rajoy dijo, en sede parlamentaria, que mentir en el congreso no le parecía motivo suficiente para dimitir. Y nos lo tragamos como si tal cosa, e incluso no faltará aquel que lo defienda hasta el punto de querer abrirte la cabeza o desearte que te pille un camión.

Pero la corrupción no es, ni mucho menos, patrimonio exclusivo de la clase política y de los poderes fácticos que mantienen el régimen. Otro ejemplo, no menos viejo y conocido, que hizo público una cadena de TV como la 4 estos días actualizándolo y del que escribí ya hace tiempo, es el de la contratación en el sistema público sanitario, que impone una serie de normas de obligado cumplimiento que en algunos hospitales se saltan a las bravas y porque sí, habiéndose dado el caso de varias sentencias judiciales que condenaban a los corruptos apartándolos del sistema público de salud por los restos. Al final de la trama lo que hay siempre son intereses bastardos de aquellos que persiguen beneficios económicos por recetar menos, o recetar unos determinados medicamentos en detrimento de otros, como ejemplo palmario por una banda, y por la otra el efecto que produce en el paciente ser atendido por médicos enchufados a dedo y con peor cualificación que el médico que le correspondería si se respetara la ley. Los jefes de servicios de esos hospitales están en el ojo del huracán, porque de ellos dependen las ofertas públicas de empleo y la propuesta de contratación que es ratificada posteriormente por el gerente, y necesitan médicos “obedientes” que no vayan de por libres y que se adapten al sistema corrupto, sabiendo que igual que han sido contratados a dedo pueden ser despachados fulminantemente. ¿Cuántos de estos corruptos habrán salido a la calle a manifestarse contra otros corruptos?
                                                                                       
                                                                                
A más ver    

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