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jueves, 3 de mayo de 2018

SALTEADO DE PIXELES





Madrid. Ante todo, Madrid. Madrid como epicentro, ombligo, miga, eje, centro y médula del mundo político pepero. Escucha, sobre todo, por favor, Madrid. Que no se pierda Madrid. Intentar adivinar a quien prefiere Mariano en la presidencia madrileña, es una ardua tarea. No creo que a estas alturas lo tenga claro ni él; pero el combate entre la Chuky y la Cospedal, promete. Una manda en el partido; la otra en el gobierno. Tampoco estaría yo muy seguro de que, nombrase a quien nombrase candidata a presidenta de la comunidad madrileña, lo haga en clave de sucesión o relevo en la presidencia del partido. Son muchos factores y muchas las variables que inciden. La Cospedal cuenta con el apoyo de las baronías y de la masa del partido; la Chuky se ha mostrado como una aliada fiel a Rajoy, su confianza en ella incluso motivó que la enviase a sustituirlo en un debate en TV, y la ha puesto además al mando de las operaciones en Catalunya, por ejemplo. Pero todo el aparente virtuosismo de la vallisoletana y sus ganas de hacerse con la presidencia de la comunidad madrileña, contrasta con su nula experiencia como gestora al frente de una comunidad, o sus aportaciones en mítines en plena campaña, factores en los que la Cospedal le gana de calle, después de su paso por la presidencia de Castilla-La Mancha. La foto del desencuentro anunciado se ha hecho tan viral, que incluso prácticamente todos los periódicos la llevan en portada al día siguiente de la fiesta de la comunidad madrileña. Es la foto del “yanotajunto”, del “!es la guerra¡”, de “la que mas pueda, bonita”. La silla vacía, que finalmente ocupó el meritorio Ángel Garrido, que hará las veces de presidente provisional hasta las elecciones, estaba destinada a la Cifuentes, actualmente en Salzburgo, “descansando” y reponiéndose, imagino, del soponcio y el vértigo de estos días, en los que ha sido la diana de todo un país que vive como necesitando disparar a alguien todo su arsenal destructivo. En el PP ya han hecho las cuentas y les salen que unas 800 personas, aproximadamente, perderían sus cargos, sus ocupaciones, sueldos y mamandurrias, si se perdiera Madrid, un lujo excesivo para un Rajoy cada día más sobrepasado por los acontecimientos, victima primigenia de sí misma, sus complejos y cortedad política. No son los 800, ese no es el problema, sino Madrid como plaza simbólica del poder castellano ante la periferia. Sea como fuere todos recordamos, unos más que otros con memoria muy selectiva, aquella aberración inmoral política del Tamayazo y la rastrera forma en que el PP usurpó al PSOE la presidencia de la comunidad. Desde entonces, 1.995 hasta la fecha, se han ido sucediendo, en 23 años de gobierno pepero, presidentes en esa comunidad que, o bien han acabado en la cárcel, o han salido por la puerta de servicio, de noche y como a hurtadillas, por los escándalos que les acompañaban. El único presidente autonómico presente en la celebración institucional, curiosamente, fue un socialista que, por momentos, parece más del PP que el propio Rajoy, Joaquín Leguina, ese jubilado que encuentra su divertimento especial acudiendo al plató de la Conferencia Episcopal, para poner a parir a todo bicho viviente, sobre todo que huela a rojo, junto a su amigo Corcuera, aquel ex ministro socialista que se encumbró a los altares con su famosa patada en la puerta, espejo refulgente de sus tics represivos; del resto de presidentes, ni rastro: Ruiz Gallardón, Esperanza Aguirre, Ignacio González, Cristina Cifuentes, todos han acabado pringados de mugre y roña corrupta, hasta las cejas. Esa inopia voluntaria en la que viven algunos políticos, llevó a Ángel Garrido a afirmar en su discurso institucional, que las ausencias se debían a “vaivenes y cambios coyunturales”; aunque, para él, el acto que presidió ayer era “una muestra de la estabilidad de las instituciones”. ¿Qué si el cerdo tiene mucho morro? Pues mira estos del PP. Apeló a la resistencia y los valores del 2 de Mayo; pero el 2 de mayo de 1.808 Madrid resistió y se levantó ante el invasor francés, un poder foráneo que perseguía la ocupación; aunque ahora, y a diferencia de antes, el invasor que ha corroído el poder en Madrid en los últimos años contaminando radioactivamente a toda la comunidad, no ha sido precisamente foráneo, sino interno. Hacer un llamamiento a “resistir” esta “adversidad”, es lo mismo que no reconocer la realidad, ergo no resolverla sino esperar que se resuelva sola, desgastándose y diluyéndose la polémica con el tiempo, como fiel reflejo freudiano del alma rajoniana.

Conoceréis, imagino, aunque solo sea por referencias, al señor Murphy, ¿verdad? pues esperad a conocer al señor Rivera, pirómano político de altos vuelos con ínfulas de Nerón postmodernista, llamado por el Ibex35 y los poderes facticos del régimen, a sustituir con su partido al desgastado PP como representante de… ¿la derecha?; pues no sé, porque en la derecha también está el P$OE bien acomodado, así que andan los naranjas más a la derecha todavía, más incluso que el mismo PP, sobre todo a la hora de sacar el pecho lata de español, de ese español que nunca ha transigido ni lo hará, con el “cuento” ese de un estado plurinacional y plurilingüe. Vaya, eres socialista y te ha molestado que lo sitúe a la derecha. Pero hombre, detrás de todos los disfraces, o por dentro de ellos si se prefiere, detrás de toda la vana y hueca palabrería, las demostraciones del apego y amor fraternal del P$OE a las políticas económicas de derechas, han sido y son más que manifiestas y es, en buena medida, una de las causas de la caída y, ahora mismo, distanciamiento de cualquier cosa que pudiera sonar a recuperar el gobierno de la nación. Pedro Sánchez, desde su reaparición como secretario general del partido, ni ha sonado en ningún momento ni sonará como alternativa a Rajoy, porque han comprado su docilidad y sumisión y, si acaso llegara a sonar, no temáis que no va a llevar a cabo ninguna revolución, ni regeneración política ni esas chuminadas que tanto les gusta decir a algunos y a otros escuchar, pero que acaban traduciéndose en nada.
                                                                                 

Añádale a este potaje una cucharadita de impresión extra, la impresión, en este caso muy personal, de que el ciudadano Pablo Iglesias se ha acomodado y vive muy bien en su irrelevancia política, una irrelevancia desde donde le crecen los enanos amenazándole con una patada en sus republicanas posaderas, y que lo mantiene muy ocupado en mantener el control antes de que se le rebele el gallinero definitivamente. Da la impresión de la izquierda política de este país vive como atemorizada, acomplejada y amilanada ante la soflama de la caverna mediática de tildar de antisistema, de peligro público a todo aquel que se queje, que convoque manifestaciones y protestas, que se haga notar demasiado.    

Nos ha salido un condumio de lo más indigesto. Algunos, por cierto, deberían aclararse un poco porque nos tenéis a los catalanes en un sin vivir: ¿al final, qué somos los catalanes, bolcheviques, nazis, masones, judíos, lentejos, macarronos? Seguid perseverando en tragaros la desinformación toxica sobre Catalunya, que nada cambiará una realidad: todas las asociaciones de padres y madres de alumnos de Catalunya, de derecha a izquierda, el mundo docente en su conjunto con todo tipo de ideología política, defiende y no quiere que se modifique el modelo de enseñanza en Catalunya. En serio: debería preocuparos más como es que a unos chicos que tienen una bronca en un bar, a altas horas de la noche, con unos guardias civiles de paisano y fuera de servicio, son detenidos por la Guardia Civil, interrogados por la Guardia Civil y van a ser juzgados por una jueza, Concepción Espejel, casada con un Guardia Civil y premiada por la Guardia Civil, a los que acusan de terrorismo, sin dejarle presentar testimonios de la defensa y llamando al Spielberg para elaborar el relato del estado de terror en el que viven y no han denunciado hasta ahora.  
                                                                                    

A más ver
          

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