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jueves, 28 de junio de 2018

EN PERSPECTIVA




Nuestro nuevo, flamante y rutilante presidente del gobierno de la nación española, le ha pedido al President de la Generalitat Quim Torra que se olvide del 1-O. hombre, digo yo que, ya de paso, podemos olvidarnos que tenemos presos políticos secuestrados en las cárceles españolas bajo acusaciones falsas, por parte de un sistema judicial con algunos elementos fascistas que sostienen acusaciones sin pruebas; o podemos olvidarnos, también, de todos los años que llevamos saliendo a la calle cada 11-S pidiendo que se atiendan nuestras reivindicaciones; o, ya puestos, podemos olvidarnos de esas reivindicaciones e incluso podemos olvidarnos de que somos catalanes, ¿no? Pedro, Pedrito, Pedrete… ¿verdad que te parece un disparate, todo un desatino eso de reclamar el derecho a la autodeterminación? Pues la petición de que nos olvidemos del 1-O, supera con creces esos niveles de despropósito que pueda parecer la reivindicación del derecho a la independencia. Nadie va a olvidar el 1-O. Es más: antes de que se termine esta legislatura, dentro de un par de años aproximadamente, deberíamos forzar otro 1-O, otro referéndum. Y es que por lo visto anda quejicosa la prensa capitalina porque, dicen, a pesar del buen talante aparente del presidente socialista, los catalanes no ceden en sus reivindicaciones. Claro que no: ni un paso atrás en la reivindicación de la república catalana y del derecho a decidir. ¿Cómo pretende que nos olvidemos, de la noche a la mañana y porque sí, del 1-O y todo lo que ha supuesto esa fecha para los catalanes? Que nos olvidemos para avanzar, dice. Ya he dicho muchas veces que solo hay una fórmula para avanzar en el espinoso conflicto que mantiene el estado español con Catalunya; solo una: la del reconocimiento del derecho a decidir. Uno ha dicho en todo momento y obviamente lo mantengo, que no espero nada, ni lo más mínimo, de este gobierno socialista que ha tomado el poder para hacer propaganda de sí mismo, con los presupuestos cogidos de la otra banda criminal, de cara a las próximas generales. Lo que uno se esperaba, en todo caso, es que Pedro no fuera tan torpe como su predecesor, de modo que cuando abra la boca no sea para crear más independentistas, que era una especialidad del Rajoy y su pandilla. Que yo por mi encantado si sus torpezas suman adeptos a la causa, entiéndaseme, tan solo quería darle el beneficio de esa duda, ser positivo y pensar que, peor que Rajoy, sería difícil llevar este asunto por parte de Pedro; pero si empieza a decir majaderías como esa de que nos olvidemos del 1-O, caminará por la misma senda que el molusco pontevedrés. Después parece ser que alguien le ha dicho que, Pedrito, hijo, te has pasado seis pueblos, ha rectificado y matizado que, a lo que se refería que había que olvidarse, era a la vía de DUI, la vía de la unilateralidad. Me parece genial; ¿pactamos un referéndum? 


Politiqueos de baratillo al margen, sabréis que Pedro Morenés, que está en la lista de ceses pendientes, aquel traficante de armas que interrumpió sus negocios armamentísticos para ser ministro, que Rajoy acabó enviando de embajador a los EEUU para que pueda seguir haciendo negocio con las armas (Cospedal anunció no en vano en su día la inversión de 10 mil millones en armamento que él se ha ido a gestionar), ayer la lió parda insultando a Quim Torra en un acto en Washington, el Folklife Festival, que contaba este año con la delegaciones de Armenia y Catalunya como invitadas, acto al que acudió Morenés con un discurso preparado de 10 folios y que era todo una perorata en contra del independentismo catalán, y más concretamente sobre Quim Torra, al que acusó de mentiroso por hacer mención a las medidas represoras del estado español contra Catalunya. Todo esto el día que el Supremo ratifica las acusaciones de rebelión y malversación de fondos públicos que pesan sobre los rehenes políticos del Llarena, que comportaran la perdida de los cargos públicos de los miembros del ex Govern de la Generalitat, ahora en prisión o el exilio. Nada nuevo ni nada que no fuera previsible, porque lo que yo espero, por parte de la justicia española y en relación a este caso, es una sentencia condenatoria con las penas máximas impuestas a los acusados, sentencia que ya deben estar redactando a la vista de las prisas con las que pretenden ventilarse al asunto: en septiembre/octubre el juicio y el fallo, antes de navidad. La cohorte fascistoide de la judicatura española quiere una sentencia ejemplarizante, como aviso a navegantes, nada que tenga que ver con un juicio justo en el que se valoren las pruebas y testimonios de la defensa, porque ya se sentaran en el banquillo desde el primer día los acusados, con la sentencia preparada de antemano. Así lo pienso y así lo digo, porque si algo nos ha demostrado la justicia de este país, es lo podrida que está. En España, que se hacen encuestas hasta para saber si vamos al wáter con el móvil ¿dónde están en los últimos tiempos las encuestas sobre la justicia de este país?: en el mismo cajón que las encuestas sobre la monarquía, imagino, otra institución que hiede y hace aguas, pero de esas aguas fecales asquerosas. Porque no hay que olvidar que mientras Trump estaba separando de forma criminal a cuatro mil hijos de sus padres, el rey castellano se dedicaba a estrecharle la mano y reírle las gracias y ocurrencias de ese subnormal y a decirle, con todo su cinismo, que EEUU y España estaban hermanadas por la palabra democracia. Yo no soy violento; pero que guantá que tienen algunos.
                                                                            

Andaba yo estos días barruntando sobre esa especie de síndrome de abstinencia de Rajoy que padecemos algunos, sobre todo los que llevamos más de una década denunciándolo, y que su retirada de la política nos ha dejado como huérfanos de las vicisitudes de semejante elemento. Hay que fijar un nuevo objetivo, por elevación, sin miedo al mareo, alguien que pueda simbolizar perfectamente esa alma máter del hediondo y mefítico  Régimen del 78, régimen que ha estado dando cobijo, medallitas y cargos desde antiguos criminales fascistas a sus hijos políticos, sin desmerecer ni un ápice la injerencia e influencia consentida en los asuntos de estado, de una institución tan singular y maquiavélica como solo lo es el Opus Dei, a través de los ministros, diputados, alcaldes, presidencia del congreso, juzgados y tribunales, senadores, gobernadores civiles y demás cargos que van copando discretamente. Así pues, con el objetivo fijado, ahora nos dedicaremos a asistir al enésimo vergonzoso show televisivo de los niños robados durante el tardo franquismo por monjas, doctores y otros elementos que iremos descubriendo. Y me pregunto: ¿que vas a hacerle a un hombre de 85 años, sea lo que sea que haya hecho hace 40 años? No tendrá vida para pagarlo con cárcel, probablemente, así que en ese aspecto se llega tarde. Como contrapartida está bien, en principio, porque luego vienen las inevitables preguntas, que los hijos sepan quiénes son sus verdaderos padres. No es una situación emocionalmente fácil para nadie, que evidentemente tampoco se va a obtener ninguna restitución material que se parezca a restituir toda una vida robada. Nadie lo posee porque no hay nada con lo que se pueda devolver eso. Así que qué menos que los culpables sean condenados y se imponga la verdad de las cosas, ya que la justicia llega tarde.

Me quedaban un par de neuronas por ahí apalancadas, pero con este calor deben haberse quedado como un par de huevos fritos, porque encima como estoy calvo rollo bola de billar, las tenía en la sartén, directamente. A ver si lo arreglo eso de los huevos con unas patatas fritas, un choricillo gallego y una cervecita fresquita.    

A más ver          

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