Aprovecharemos esta especie de impase, de composición de los
gobiernos central y catalán, para hacer una reflexión que vaya más allá de las
disquisiciones acerca del nombramiento de Josep Borrell como ministro de
exteriores, que viene a corroborar mi primera impresión sobre Pedro Sánchez y
que este no va a solucionar el tema catalán. Entre otras cosas porque Borrell
es la antítesis del dialogo y porque una vez se suelta, con cámaras, ante una
multitud de gente y rodeado de banderas españolas, se crece y se crece y se vuelve
hasta faltón, en lo personal, contra un hombre como Oriol Junqueras, que es la
personificación del santurrón de turno al que es más fácil verlo intentar
convencerte o ceder, antes que llegar al conflicto o la discusión y que, como
les gusta a los españolitas, ha dado la cara desde el primer momento y no ha
huido a ninguna parte, un Borrell que deberá explicar a la sociedad catalana en
que consiste para él eso de “desinfectar” las heridas de la sociedad catalana,
que uno ya se teme lo que quería decir por mucho que mañana diga que se le
malinterpretó, que es el recurso manido de siempre de los bocachanclas.
Hoy día la gente de este país disfruta de un caudal de
información sin parangón en comparación con las generaciones predecesoras. Hoy
una persona de 18 años tiene más noticias al alcance de su mano, que toda la
información que hayan podido tener sus padres durante toda su vida. El problema
viene cuando tiene que elegir la información y a cual le da más veracidad y a
cual no, llegando al punto en algunos casos de hacerse consumidor de
determinada información de determinados medios, que le hacen consumir un
determinado producto, un determinado relato que lo convierte en exclusivista
sin atender a nada más, con lo que llegamos al oyente que oye pero no escucha.
Esto se ve reflejado, y mucho, en todas o casi todas las tertulias, por
ejemplo, donde independientemente de lo que diga el oponente cada cual va a
soltar su discurso sin atender a otros razonamientos, como si todos estuvieran
en posesión de la Verdad Absoluta de las cosas y los relatos o argumentos
ajenos deban obviarse, despreciarse, ningunearse o criminalizarlos
directamente. Un ejemplo muy simple: vemos como para C´S la situación política
creada solo puede tener solución a través de las urnas, que hable la gente,
dicen, convocando elecciones. Una solución, la de las urnas, que sin embargo
niegan para el conflicto catalán negándoles primero una mera consulta y
posteriormente un referéndum, ni pactado ni sin pactar, que en ningún caso en
nuestro ordenamiento judicial obliga a que este fuera vinculante. Pero ojalá
ese fuese el único problema, porque desgraciadamente lo es como consecuencia de
otros más graves, que nacen hace 4 décadas con la instauración del Régimen del
78 y sus profundos déficits democráticos que estamos pagando hoy día. Yo no me
creo que la gente en España sea tan tonta como para no saber lo que pasa. ¿Y
porque votan sistemáticamente a gente que sabe que le está mintiendo? ¿Es que
acaso la gente es tan tonta que le gustan las mentiras?: no. La gente sabe la
verdad, pero no quiere oírla porque sabe, o eso se cree, que no puede hacer
nada por remediarla. Prefieren no pasar por la angustia de saber que no tienen
la fuerza de voluntad para cambiar las cosas, y para evitarse esa angustia
siempre es mucho más efectiva la mentira. Esto vendría a ser una explicación de
lo que ha estado ocurriendo en este país hasta hace poquito, donde se han
empezado a ver algunas modificaciones que pueden tener un calado profundo en
función de la perseverancia de la gente. Me estoy refiriendo, más
concretamente, a las manifestaciones de los pensionistas y a las
manifestaciones feministas, porque parece ser que la gente empieza a aprender a
escoger la información por un lado, y a estar cansada por otro lado de que sus
problemas no solo no se solucionen, sino que se vean agravados con el tiempo
por la toma de decisiones de nuestros políticos, sobre todo y evidentemente las
que conllevan un peso antisocial considerable. Ahora el siguiente estadio al
que deberían llegar, en mi opinión, es al de ser perseverantes en sus
reivindicaciones, no conformarse con las viejas mentiras y promesas y no cejar
en el empeño hasta ver realidades, hechos, que como dice el rico refranero
español, son amores más que buenas razones.
El nuevo gobierno socialista de Pedro Sánchez, si hay algo
que tiene fácil, es la auto exculpación de verse atado de pies y manos porque,
por el bien de España y de la actividad política “normalizada”, van a gobernar
con unos presupuestos que no son los suyos, ergo no es suya la culpa si no
pueden hacer las políticas sociales que les gustaría. ¿Pero esa es la verdad, o
solo ha sido una fórmula para cambiar de gobierno sin cambiar de política, y de
paso salvar así al bipartidismo imperante de la quema que se avecinaba? Hasta
el propio Ávalos se quejaba de las prisas que les ha metido la presidenta del
congreso en la tramitación de moción, y las propias prisas que se ha dado la
presidenta en el nombramiento del nuevo presidente, en una misma sesión, dos
por uno: destituido uno, nombrado el otro sin el previo y preceptivo discurso
programático siquiera, porque el
discurso de Pedro fue una broma, nada que ver con un discurso programático de
legislatura. Vale: mini legislatura. Un mero y puro trámite. De entrada parece
ser que va a ser un Pedro muy “camaleónico”, capaz de echar a Rajoy en una moción
de censura hoy, y al día siguiente negociar con el PP de Badalona para
destituir juntos vía moción de censura, PP y PSC, a la alcaldesa de Badalona en
Comú, que no quiso pagarle al Albiol por no asistir a los plenos. Hechos son
amores… ¿habrá tomado buena nota Pablo? Y eso que la prensa del régimen desde
el minuto uno le ha advertido a Pedro de que quienes le iban a traicionar mañana,
serán los que le apoyan hoy, tal como les ha pasado a ellos con el PNV y en
menor medida pero también con el Rivera, por retirarle el apoyo parlamentario
por una sentencia en la que ni se condena a Rajoy, ni al PP ni a la corrupción,
sino simplemente, según naturalmente el
relato del PP, a unas personas que hacían cosas, versus nuestra ínclita Cospedal,
ahora ya venida a menos afortunadamente para todos y todas, que nos evitará sus
bochornosas visitas oficiales con peineta incluida.
El mal endémico que padece este país es el de no aceptar por
parte de algunos sustratos sociales, que ya no es un imperio, sino que forma
parte de otro imperio, el europeo capitaneado por Alemania, recién creado y al
que debe sometimiento, con la consiguiente pérdida de soberanía. Ya la ha
perdido en el terreno económico, que es lo primero que ha globalizado el nuevo
imperio; al que se resisten sustratos del poder como el judicial, como hemos
visto en el caso catalán, con un juez español exigiendo respeto a las decisiones
de un poder del estado español, obviando que el derecho europeo prevalece a cualquier
constitución y legalidad de cualquier país miembro del nuevo imperio; y nos
pasa incluso con la ONU, de la que formamos parte pero sin cumplir con nuestras
obligaciones como miembros, avisados como estamos y vueltos a avisar de que,
por ejemplo, nuestra Ley de Amnistía del 78 contraviene los preceptos de la ONU
en su lucha contra los crímenes de lesa humanidad y debe ser,
consiguientemente, reformada. Se mire como se mire es del todo punto injustificable
que un personaje como Juan Ángel González-Pacheco, alias Billy el Niño, tenga
una medalla al merito policial, siendo como es un criminal y un torturador
perseguido por la justicia internacional y protegido por la española. Pero en
lo económico vamos a ser de lo más dóciles, con este nuevo gobierno socialista
también, a todo lo que se nos dicte desde Bruselas, sin importar las
repercusiones a nivel social que pueda conllevar la lucha contra el déficit y
el control del gasto publico. De hecho fue el gobierno socialista de Zapatero
quien cedió ese trocito de soberanía con su reforma del art. 135 que tanto daño
ha hecho, hace y seguirá haciendo a las capas más desfavorecidas, sobre todo; llegando incluso a mermar
gravemente a las clases medias y abriendo un brecha cada vez mayor entre los
más y menos pudientes, que tiene su primer y más fiel exponente en la
precariedad laboral y los salarios tercermundistas, curiosamente en un país que
presume, desde hace años, de ser el que más crece en Europa, como nos ha estado
vendiendo el cuento Rajoy y toda su pléyade estos últimos años.
Ahora que están de oferta, adopta un ministro-a, asesor-a,
director-a general, subdirector-a, secretario-a, subsecretario-a del PP,
pobrecitos ellos que algunos, como el ministro de economía, por unos meses de gestión
ahora van a tener que esperarse ¡2 años! para poder optar a la empresa privada.
¿No te da lástima?
A más ver
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