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sábado, 16 de junio de 2018

¿SIN IRA LIBERTAD?






Sin duda alguna el hecho político más significativo en España del último lustro, ha sido el resurgimiento y ascensión del Movimiento Nacional, como consecuencia de las movilizaciones masivas en Catalunya en reivindicación del derecho a decidir del pueblo catalán. Y el primero que lo vio claro que había que levantar, o reinventarse como fuere, ese alicaído Movimiento Nacional fue Rajoy, necesitado como estaba de tapar, por el procedimiento de urgencia, la escandalera diaria por los casos de corrupción, al que además ya se le estaba empezando a cuestionar en el PP por su incapacidad para ganar a Zapatero. Así que se instaló en una política del no a todo en relación al Bambi, cogió de la manita a su amiga la Chuky (la muñeca diabólica, como sutilmente la califica el ex ministro Margallo en su libro Por Una Convivencia Democrática), y allá que se fueron ambos pollos por toda España recaudando firmas contra el Estatut catalán, al tiempo que se iniciaba toda la campaña mediática pertinente para denostar la imagen de Catalunya, que pasaba a ser la autonomía más insolidaria del mundo mundial y la causante directa de todas las desigualdades autonómicas, ergo responsable, por añadidura, de las sociales. El paso siguiente era harto evidente: recurrir ante un tribunal constitucional compuesto por una mayoría conservadora, con al menos 5 de sus miembros que habían sobrepasado la edad de jubilación y del relevo, pero que ante la falta de acuerdo entre PP y P$OE, desacuerdo debido esencial y estratégicamente gracias a los de Rajoy, continuaban en sus puestos, que le garantizaba al molusco pontevedrés un fallo favorable a sus intereses bastardos. De entre los artículos que el TC declaró inconstitucionales, muchos de ellos eran copia de otros estatutos autonómicos, por ejemplo el valenciano o el andaluz; pero estos no fueron recurridos ni declarados inconstitucionales nunca, con lo que nos encontramos con que, lo que es constitucional en Andalucía y la comunidad valenciana, en Catalunya no lo es. Según establece la ley, un estatuto autonómico en cualquier caso debe ser sometido en última instancia a referéndum popular, pero tras la anulación de los artículos declarados inconstitucionales, no se ha sometido a referéndum en Catalunya el texto final de dicho Estatut. Estos fueron los inicios de ese resurgimiento del Movimiento Nacional que tuvieron su punto culminante aquel 1 de octubre, junto al “¡A por ellos, oe!” y la declaración del monarca del día 3 de octubre, que nos dejaba claro a todos los españoles que él estaba ahí para garantizar la continuidad del Régimen del 78, nacido al albor de los oscuros pactos de la transición política de Franco a los Borbones. Un régimen, déjeseme decir de paso, que hizo multimillonario a su padre con unas prebendas que él ha pasado a heredar, por arte de birlibirloque. 

El 11-S del año 2.010 fue el de la primera manifestación masiva en Catalunya convocada por la ANC y Ómnium Cultural, con la exclusión de todos los partidos políticos en la cabecera de la manifestación y en reivindicación del derecho a decidir. Ya se sabía el fallo del TC y la gente en Catalunya estaba, no solamente sufriendo los recortes salvajes impuestos por la administración de un Artur Mas en sus horas más bajas, sino que se sentía al mismo tiempo ninguneada y engañada por el tema del Estatut. El catalán suele ser una persona instruida y bien educada; pero no tonta, capaz de sumar dos y dos y tener su propio criterio de las cosas que pasan. Y estaba claro que Rajoy había usado el tema del Estatut como arma arrojadiza contra Zapatero por un lado, como que el TC era el que era y politizado como estaba y como está, dicta lo que dicta en función muchas veces de los intereses de los partidos políticos y sea como fuera hubo, a la par que ese resurgimiento del Movimiento Nacional español, un auge en Catalunya del movimiento separatista, alimentado, tantas y tantas veces, por las torpezas y meteduras de pata de una clase política española, con Rajoy a la cabeza, que era una fábrica de independentistas. Aquel año, Albert Rivera contaba solo con tres escaños en el Parlament de Catalunya. 3. Ni uno más; el PP, por cierto, 14: y unos 14 que eran decisivos para pactar con CiU unos presupuestos de lo más austeros. A partir de aquí Rivera vio el cielo abierto. Su especialidad: el movimiento secesionista catalán, al que pasaba a combatir no solo a nivel autonómico sino incluso nacional, tratando de imponer un modelo territorial que obviase las prerrogativas de las comunidades históricas y que solapara, de paso, la cuestión social, revitalizando el Movimiento Nacional que había iniciado Rajoy, en torno al viejo mantra de la una, grande y libre que Rivera no necesitaba ni pronunciar, porque le supuraba por todos los poros. Ese Movimiento Nacional es la respuesta manipuladora a la muy grave situación social y laboral en la que se encuentran las clases medias y trabajadoras españolas. Catalunya es hoy la culpable, como para Rivera y los suyos mañana lo será Euskadi, por y para algo tiene su punto de mira apuntando directamente al Cupo Vasco, como primer disparo al Concierto. Por momentos asistimos a una estrategia tan exitosa, que tanto los azules del PP como los naranjitos de C´S luchan entre ellos por imponer su hegemonía dentro del Movimiento Nacional, radicalizándose aún más si cabe. Si Rajoy lo hacía para mantenerse a toda costa en Moncloa, Rivera lo hacía para instalarse en el palacio, y así, jugando a quien tiene el mejor pecholata español, PP y C'S compiten por ser el mejor flautista de Hamelin, que conduce hacia el precipicio social a la mayoría de los españoles embobados que siguen el ritmo y el compás del nacionalismo español que surge de su flauta económica. Un “milagro” económico que dista mucho de ser fruto de la sapiencia y buenas artes económicas del ejecutivo de Rajoy, beneficiado por las medidas económicas de Mario Draghi en su empeño por salvar el euro y que decide financiar a los estados comprandoles deuda al 0% de interés, sobre todo por los países mediterráneos, medida de la que se benefician Italia y España aunque no, lamentablemente, Grecia, sumida en una crisis económica bestial por una deuda absolutamente impagable. Así las cosas, la situación da como resultado que la llamada derecha se convierte en la fuerza hegemónica del país, consolidando sobre todo la supremacía del Movimiento Nacional. Imbuidos de esa aritmética política, se hace más evidente a cada día que pasa que el orden de los factores no altera el producto, y de lo que se trata, en definitiva, es de quién ganará la lucha por imponer el mismo programa recentralizador en lo político y en lo económico.
                                                                          

Y te preguntaras: bueno, pero a todo esto, ¿qué pintaba el P$OE, que incidencia, que influencia política podía ejercer el P$OE? ¿Incidencia, influencia política?: ninguna. Con el conflicto catalán en su máximo apogeo, PP y C´$ hacen un llamamiento a las fuerzas constitucionalistas para que se constituyan en un frente político que sea imposible de vencer en el parlamento. Y como por otro lado el P$OE ya había dado sobradas muestras de que su modelo económico era un calco del modelo de la derecha, recordemos que Sánchez prefirió que C´S le impusiera el 80% de su programa económico en aquel primer intento frustrado de llegar a la Moncloa por parte de Pedro, antes que llegar a ningún acuerdo con otras fuerzas de izquierda y que terminó frustrando Podemos, negándose a participar en aquel engañabobos; o recordemos quién fue el que reformó el manido art. 135 de la constitución, que abrió las puertas de par en par a la posterior reforma laboral del PP, una reforma de la Constitución que, debiéndose haber sometido a referéndum, este nunca se llevó a cabo. Por consiguiente tanto PP como C´$ podían contar con el chevalier servant  que es el P$OE si le fuera necesario, con un Pedro Sánchez que es halagado públicamente por el propio Rajoy en su incombustible apoyo al 155 contra Catalunya, que lo califica como auténtico hombre de estado y que pone como modelo a seguir para Rivera, en esa pugna ya abierta que mantienen PP y C´$ por la hegemonía dentro del Movimiento Nacional. Y Pedro, respetado y bien tratado por lo medios afines al régimen tras su brillante victoria ante Susana Díaz en aquellos comicios cuasi modélicos a la secretaria general del partido, se viene arriba. Y se viene tan arriba, que en las crónicas podréis encontrar numerosos artículos y referencias que hacen mención al auténtico espíritu “socialista” español de su secretario general, que llega a superar en radicalidad por momentos a los mismísimos PP y C´$ en la aplicación del art. 155 en Catalunya, porque a este P$OE lo matan cada vez que tienen que pedirle una muestra de españolidad, como pasó en su momento con los GAL, que fue una respuesta del gabinete de Felipe González a los poderes fácticos que ponían en duda esa “españolidad”, capaz de lo que sea por España. Nunca ha estado en peligro la unidad del territorio ni la indisolubilidad de la patria. Nunca. No son los bancos, las eléctricas y/o las constructoras las damnificadas por la estrategia de la desigualdad que practica el Movimiento Nacional, sino aquellos vascos, catalanes e incluso gallegos, que se oponen a las intenciones recentralizadoras que ejecutan las llamadas “fuerzas constitucionalistas”, y el “¡Yo soy español, español, español! y aquel “¡A por ellos, oe!” son los gritos que más se escuchan en todo el territorio nacional, como respuesta al soberanismo catalán, embarazo político del estado español de primera magnitud, que solapa todos los demás. Incluso en la mismísima Cádiz, provincia que ronda el 37% de desempleo, una absoluta barbaridad, se aplaude y vitorea una chirigota en la que a Carles Puigdemont se le guillotina por aclamación popular. No, no es la cabeza de Isidro Fainé, Rajoy, Rivera o Sánchez, que dígome yo alguna responsabilidad deben tener con el crónico subdesarrollo de Andalucía, sobre todo por parte socialista, apoltronados durante 40 años en el gobierno autónomo. Es la cabeza de Puigdemont, un ex alcalde de Girona elevado a la presidencia de la Generalitat por Artur Mas, y ajeno evidentemente a la situación de pobreza de la comunidad andaluza. Es difícil encontrar una mejor metáfora que defina o describa cómo el Movimiento Nacional usa el sentimiento nación de los españoles para conseguir un amplio respaldo social, a la más que manifiesta política antisocial aplicada por los seres serviles de la Merkel. Cuanto más se aplican en sus manifestaciones anticatalanistas, más se inclinan ante Alemania. Nada más útil que utilizar una bandera para tapar la cartera y, cuanto más suben los decibelios del “¡Yo soy español, español, español!” aumentan mucho más los beneficios de los patriotas... de su bolsillo. El viejo Movimiento Nacional se autodenominaba mitad monje y mitad soldado; y así este de hoy día bien podría definirse como mitad Aznar mitad Macron, sin que este encuentre enfrente alternativa real alguna fuera de los partidos afines y/o resultantes del Régimen del 78. Porque de entre las muchas trolas que nos cuelan 28 veces por minuto determinados medios de intoxicación, prácticamente todo el país se había tragado que C´$ era la opción por la que acababan apostando algunos poderes fácticos, como las empresas del Ibex35, pero esos poderes saben perfectamente que, entre C´$ y P$OE, quien más y mejor garantiza la “normalidad” política y que va a ser tan aplicado en implementar la política económica que se le dicte, este es el P$OE, en las antípodas de buscar ni pretender conflictos territoriales atacando el Cupo Vasco como pretende C´$, y manteniendo unas formas ante el soberanismo catalán que no agiten más las aguas al noreste del Ebro. Incluso he soñado esta noche que mi esposa me despertaba con la noticia de que los Jordis habían sido puestos en libertad… pero con qué simplicidad, con que originalidad, con que singularidad y con qué transparencia, Pedro desarmó desde el atril del congreso a PP y C´$, cuando afirmó que iba a respetar los presupuestos del PP, que él iba a seguir siendo “un hombre de estado” por encima de todo, responsable y blablabla, que era tanto como reafirmar su compromiso con el status quo por encima de todo. No en vano el P$OE fue uno de los parturientos del actual Régimen del 78, que ha dado como resultado esta boñiga de democracia, con un individuo sospechoso, sin oficio conocido ni ocupación aparente en la jefatura del estado, al que no ha votado ni dios, pero que a la primera ocasión que se le presenta se nos pone a darnos tutoriales de democracia por la caja tonta. 

                                                                           
                                                                           
Ya está bien por hoy ¿no? qué plasta y qué paliza de tío…

A más ver                

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