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miércoles, 18 de julio de 2018

FANTA FANTÁSTICA DE ESPAÑA, PAGAFANTAS.




Me tengo que morir. No hay otra fórmula. Para que yo deje de escribir, tengo que dejar de existir. Es mi vicio, si quieres llamarlo así. Otros tienen otros gustos distintos. Este es el mío. Y ya puede venir el cáncer, los hackers, los tauro, los crackers,  escorpiones…mientras mi cerebro siga carburando y mis dedos moviéndose, escribiré. ¿Qué alguno se molesta?: que se joda o que lea el Marca, como aquel otro. No puedo decir que escriba sin animo de ofender, porque a veces tengo todo el animo de hacerlo, como es natural. Bastante nos ofenden a todos cada día y a cada instante, como para que uno se pase la vida poniendo la otra mejilla porque mira, hay que ser cívicos y civilizados. Y yo lo soy; solo que también escribo y cuando escribo, soy libre de hacerlo como me de la gana. Pero basta de hablar de mí, que me coge complejo de narciso.

Ayer Ignacio Ruiz-Jarabo, que fue Director de la Agencia Tributaria entre los años 1.998 al 2.001, declaraba en una entrevista en 13TV (claro que la veo, esporádicamente; para conocer a mi enemigo…), con relación a la famosa lista de amnistiados fiscales por Montoro, entre otras cosas, que por lo visto este, como ministro, ni tenía derecho ni cobertura legal para conocer la composición de esa lista; tan solo al alcance de los funcionarios de Hacienda que tuvieran que trabajar con ella. Recordemos, sin embargo, cuantas veces amenazó el ministro con hacer públicos los nombres de estos y/o de los deudores a Hacienda, yo mismo he compartido con vosotros la ultima lista de deudores hecha pública por el propio Montoro cuando era ministro. Y no es que yo me vaya a poner a defender ni a Pedro Sánchez ni a nadie, porque el problema viene dado cuando o bien no te has informado lo suficiente o como político se te escapa la demagogia hasta por las orejas, exigiendo aquello que sabes no puedes exigir, como hacer pública esa lista de amnistiados. Y no se puede hacer publica por dos razones básicas: la primera es que la Ley Tributaria prohíbe, con carácter general, dar a conocer los datos de personas privadas; y la segunda porque la misma ley de Amnistía de Montoro prohíbe expresamente dar a conocer los nombres de las personas acogidas a tal medida de gracia. Otra cosa son las personas con alguna relevancia pública, que hayan manejado presupuestos públicos o hayan trabajado para el estado, los que en terminología de la comunidad europea se conoce como Personajes de Exposición Pública, los PEP, que no estarían acogidos al secreto de sus datos en tanto que han trabajado para el estado, como es el caso, por ejemplo, del emérito. Por lo visto hay como unas 400 personas en esa lista de los listos, que no podrían exigir, por tanto, la privacidad de sus datos. Por lo tanto, que Pedro Sánchez no quiera darnos a conocer esos nombres, obedece única y exclusivamente a su voluntad, ya que y por otro lado, puede elaborar y aprobar una ley que derogue las anteriores prohibiciones al respecto, máxime cuando la propia ley de amnistía de Montoro fue declarada inconstitucional por el TC. Tampoco me creo que Pedro no conozca, cuando menos, algunos de esos nombres que tan celosamente ahora quiere proteger, si no todos algunos sí deben haberle dicho, aunque sea bajito, susurrándoselos al oído; aunque sea of the record, por lo que creo que ayer mintió en sede parlamentaria cuando afirmó desconocer esos nombres. O sea: nada nuevo porque, como venimos diciendo desde el primer día, Pedro es igual a statu quo, igual a PP en muchos aspectos, sobre todo económicos, como también lo es de la defensa del Régimen del 78 y la actual ley electoral, entre otras cosas no menores. Viene a ser como el poli bueno que entra en escena invitándonos a un café con leche, después de que el poli malo, Rajoy, nos haya agredido y dejado hecho un guiñapo. Solo cambian las formas pero el fondo sigue siendo el mismo: ambos pretenden que te comas el marrón y a otra cosa, mariposa. Yo no digo que todas las intenciones de Sánchez sean malévolas, que todo lo que haga este encaminado a engañarnos y tomarnos el pelo como todos y cada uno de sus predecesores, pero que no se pueden esperar peras de un olmo, parece evidente tras muchos años de investigación en las principales universidades del mundo mundial. Claro que hará cosas, y hará algunas cosas positivas en clave izquierdista o de políticas sociales; pero eso obedece a que esta legislatura, para los socialistas, es una legislatura de dos años de campaña electoral, de propaganda continua, con bonitas formas pero el mismo fondo: la defensa de la una, grande y libre; cuando la realidad de las cosas nos dice que somos 17, no una, peleadas entre sí además, la grandeza esa del imperio se escurrió por el sumidero de la historia y la única libertad de verdad que tenemos, es la de cabrearnos un poquito más o un poquito menos, en función de como quieras verte frustrado, frustración que te llevará a un estadio de ansiedad, de stress, que pagaras con el primero que te haga una maniobra rara con el coche y al que le darías de palos, por imbécil. Un inciso: serán cosas mías, ¿o cada día fabrican más coches sin luces intermitentes de derecha e izquierda? Estoy preocupado porque como el mío las tiene y por eso las uso, no vaya a ser que me haya quedado desfasado y, lo último de lo último telojurosea, sean los coches sin esas luces intermitentes, no sea que acaben por ponerme una multa y quitarme 89 puntos, que hasta ahora no me han quitado ni uno.  
                                                       

Divagaciones insustanciales aparte, mientras esperamos la próxima jugada de Llarena en relación a los exiliados, que todo apunta a que no aceptará la entrega de Puigdemont para juzgarlo solo por prevaricación, no sé si al resto de España les llegan algunas de las cosas que pasan por aquí: un policía nacional, al grito de ¡Viva España y viva Franco! agredió a un foto-periodista, Jordi Borrás, mientras este trabajaba, rompiéndole la nariz. Y al tiempo que la impostora de la Arrimadas se pasea por Canet de Mar quejándose de la libertad que dice no poder disfrutar para cargarse los festejos de un pueblo porque a ella le da la gana montar un mitin, aquí estoy yo porque he llegado y si no me dejáis montar mi show ahora voy y pataleo, los fachillas que ella retroalimenta con sus discursos incendiarios y provocativos, se dedican a disparar a los balcones de la gente que tiene colgadas una estelada, una pancarta exigiendo la libertad de los presos políticos y/o similares, que los identifiquen como independentistas https://www.elnacional.cat/es/politica/disparan-perdigones-parets-del-valles-estelada_289017_102.htm algo, por lo visto,  muy extendido y típico en las democracias ejemplares, progresistas y consolidadas del mundo. Os pongo este ejemplo, que no ha sido ni el primero ni el octavo. Dicen que Llarena se pronunciará esta semana rechazando la entrega de Puigdemont por malversación, con lo que o bien lo deja en un limbo jurídico si no retira la euroorden, con lo que Puigdemont no podría salir de Alemania, o la retira, pudiendo volver a activarla en cualquier momento si, por ejemplo, el ex President se va a Londres, pongamos por caso. En cuanto a denunciar al tribunal alemán por, como dicen los teóricos del fantasioso golpe de estado, extralimitarse en sus funciones, Llarena no puede hacerlo a título individual como magistrado del TS, sino que debe hacerlo mediante el gobierno, porque lo que pasaría en ese caso es que el estado español es el que debería denunciar al estado alemán, y eso ya es otro cantar. Claro que de un individuo que no sabe instruir debidamente una euroorden siendo como es juez instructor de nada menos que el TS, que ha prevaricado y que ha declarado en un documento judicial que él es parte interesada y afectada en la causa que se juzga, cosa que automáticamente debería llevar a cualquier juez a renunciar como instructor de ese proceso en un país normal, se puede esperar cualquier cosa, incluso que encabece una manifestación exigiendo la anulación del llamado espacio Schengen en España, tal y como amenaza por ejemplo también Pablo Casado, aquel que hace dos días decía que era una locura no querer estar en Europa; refiriéndose a Catalunya, claro. Otra cosa es otra cosa ¿no? Lo suyo, lo de esos que vociferan en contra del espacio Schengen cuando les pica la pierna, es de lo más razonable, sensato y ponderado, me imagino…cuando deliro como ellos para poder alcanzar ese estadio de irracionalidad e incoherencia.
                                                           

Y esto es lo que hay por hoy. Así que si tú tienes algo bueno, bonito y barato que contarnos, ya estas tardando, pequeño saltamontes. Uy…pequeño saltamontes…mira que eres viejo ¿eh? Viejo, no: tengo “bouquet”, que se dice.  

                                                                                       
A más ver            



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