Si hablamos de aplicaciones de leyes, hombre, a mí me
gustaría aportar una pequeña reflexión. Porque podría darse el caso de que a
uno le diera por pensar que, visto lo visto y que si la ley es ley y hay que
aplicarla porque si no aplicamos la ley esto al final acaba siendo un desmadre
y una anarquía, a uno le puede parecer muy bien que la detención y crucifixión
de Jesús se llevara a cabo, según dictaban las leyes del lugar y de la época.
Si eso era lo que dictaba la ley, en aquel momento y en aquel lugar, los
acérrimos defensores de la legalidad deberían sentirse satisfechos. Lo que
ocurre es que a veces, algunas veces, las leyes son manifiestamente injustas y
es normal, conveniente y necesario, que la gente se rebele contra ellas con las
armas de las que se disponga. Pacíficamente, se entiende; y hasta donde haya
que llegar, si es necesario, porque es así y no de otra forma como se han
conseguido revertir históricamente muchas situaciones injustas, creadas por la
aplicación estricta y escrupulosa de esas leyes. El derecho a tener derechos
implica el derecho a defenderlos frente a quienes violen nuestros derechos,
sean delincuentes comunes o políticos, y no lo digo yo porque se me acabe de
ocurrir, lo dicen prominentes juristas que argumentan el derecho de la gente a
su libertad de expresión, de manifestación y participación directa en política
a través de concentraciones, movilizaciones, etc. Viene a cuento por todos
aquellos y aquellas, creadores de opinión profesionales, que critican el
derecho de la gente a manifestarse, como en el caso de las movilizaciones por
el caso de la manada de hienas que se creyeron lobos, porque tanta
manifestación, argumentan, pueden llegar a influir y en todo caso menoscabar
las decisiones que se adopten de acuerdo a la ley. Son la misma camarilla que
se ponen como fieras por los lazos amarillos que llevamos algunos, como símbolo
de una protesta, de una queja política por lo que entendemos una injusticia
manifiesta, emanada de unas leyes indebidamente aplicadas. Poca tolerancia y poca
democracia parecen demostrar, porque eso es lo que son en el fondo; poco
tolerantes y poco demócratas, si les molesta un lacito amarillo. Y estos
creadores de opinión son un peligro, en tanto que alimentan el odio de quienes
después llegan a agredir a alguien por llevar ese lacito amarillo, como se ha
dado en unos cuantos casos, y alimentan el odio de aquellos que arden en deseos
de combatir a quienes han tomado la decisión de hacer una manifestación tan
pacifica, como llevar un lacito, que ya me dirás tu a mí que daño hace eso a
nadie. Al menos a nadie que tenga dos dedos de frente, dígome yo. Creadores de
opinión, yo me pensaría dos veces algunas de las opiniones que creáis como
fruto y manifestación de vuestra propia intolerancia, puesta de manifiesto por
otro lado tantas y tantas veces en otros tantos temas.
Los catalanes tenemos muchos defectos, naturalmente, como
todo el mundo, no somos ni más ni menos que nadie. Esto es de puro Perogrullo.
Reconocerlo es una necesidad para con nosotros mismos y no reconocerlo, un
error garrafal, porque así nunca podremos enmendarlos ni nos permitirá avanzar.
Valga esto en política y en la vida en general. Pero también tenemos otras
virtudes como contrapartida, exactamente igual que todo el mundo. Durante
décadas no he dejado de escuchar las alabanzas españolistas acerca de nuestro
carácter emprendedor, de acogida, de multiculturalidad, de tolerancia, de
progreso y libertad, en definitiva. ¿Todo eso ha desaparecido de la noche a la
mañana, y ahora somos, por arte de birlibirloque, lo peor de la especie humana,
unos nazis criminales, terroristas y demás síntomas de las histerias ajenas?
Porque yo no veo a la gente pelándose en el metro porque haya visto un indepe o
a la inversa, ni veo que los turistas huyan de Catalunya porque seamos unos
apestados; lo que veo es que la gente sigue a lo suyo, sigue con su vida y, si
hay que manifestarse, se manifiesta uno, como en todos sitios. Lo que veo, y lo
veo por los números, es que seguimos creciendo más que España, ya que el PIB
previsto para este 2.018 refleja que tanto Catalunya como Madrid crecerán del
orden del 2,9%, mientras el resto de comunidades andarán todas por debajo de
ese nivel de crecimiento, situándose finalmente la media nacional en ese 2,9%
que lideran Madrid y Catalunya. Y veo como vienen aquí a invertir gente tan
loca y zumbada como los de Ferrari, Microsoft, Apple, que hay que ponerle coto
a tantos mega cruceros, etc. Y veo también, por cierto, ya puestos, que todo
eso lo venimos afrontando a pesar del boicot impuesto por el gobierno de Rajoy
durante años a Catalunya, a la que se ha negado a aplicar los acuerdos firmados
en múltiples materias, que padecemos un déficit galopante en materia de
inversión en infraestructuras y su mantenimiento, con un corredor del
Mediterráneo obstaculizado hasta la parálisis, gracias, entre otras cosas, a que el señor Rajoy recibió unas subvenciones
europeas para el corredor del Mediterráneo, pero al señor Rajoy le dio por
recolocar esas subvenciones para otras redes ferroviarias del interior, cosa que
puso en pie de guerra, por cierto, al sector empresarial valenciano, que se le
atrevió a manifestar y afear al presidente tales desviaciones presupuestarias
europeas a quien, por otro lado, la mayoría de ellos habrían votado, como es de
imaginar y que ha llegado a mosquear, y no poco, a Bruselas. Y ya puestos en
temas ferroviarios y la UE, en Europa recientemente se ha hecho público un
estudio de las líneas AVE europeas, y quedamos tan mal paradas que se han
acabado las subvenciones para las líneas deficitarias. De hecho, la única línea
en España que no es deficitaria es la línea Madrid-Barcelona, del resto ninguna
cumple con los estándares europeos de rentabilidad. Algunos de los problemas
que causan ese déficit en nuestras líneas, según Europa, radica en el excesivo
número de paradas que, por otro lado, dificultan que los trenes alcancen su
velocidad idónea, paradas que por añadidura no tienen el número de clientes que
compense y justifique la inversión. Y no sigo que después me acusáis de que os
hago llorar, lo que nada está más lejos de mi intención, por supuesto.
Lo aguantamos todo; pero no puede ser que lo aguantemos todo,
durante todo el tiempo. Alguien, créete tú quien ha sido en base a tus teorías,
ha insuflado de tal modo y manera los ánimos que, guste más o guste menos, esto
es una realidad incuestionable: ahora mismo España tiene a más de dos millones
de catalanes cabreados con España, desvinculados de ella, que reclaman una
república y no querer saber nada más de los gobierno españoles ni su monarquía.
Eso es poco menos lo que le ha venido a decir a sus dirigentes los afiliados de
Esquerra Republicana, que sea como sea lo que se tenga que negociar con España,
si esta no les deja más opción para optar a la republicana catalana, que no
descarten en ningún caso la declaración unilateral de independencia. Eso no es
negociable para la militancia. Podemos negociar el cómo y el cuándo; pero nunca
en ningún caso discutiremos la finalidad de todo esto, que no es otra cosa que
la implementación de la república catalana. Ni esto es nuevo ni esperamos,
obviamente, que el gobierno socialista nos ponga una alfombra roja. Pero
piénsalo bien y dite: ¿te parece tan difícil, tan descabellado e irracional
imaginar que nos hayamos cansado de aguantarlo todo, durante todo el tiempo?
A más ver
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