Decía nuestro amigo Salva que le
gusta verme escribiendo sobre cosas diferentes a la política. A mi también.
Sobre todo por cuestiones de salud mental, mía y vuestra. Pero desde la
perspectiva de ciudadano catalán en Catalunya, es difícil abstraerte de ella,
sobre todo cuando ves como se nos trata política, social y financieramente
desde Moncloa y los despachos de los redactores de algunos medios de comunicación.
Y se hace difícil comprender como la ciudadanía, la española y españolista en
este caso, quejosa siempre por cuanto y como miente la clase política, se traga
sin embargo todos los embustes que les cuelan sobre Catalunya, como se dejan
llevar por el delirio de algunas facciones fascistas que están haciendo su
agosto con este asunto, creando el odio y el enfrentamiento ciego e irracional
sobre Catalunya y apareciendo estas, curiosamente, como las únicas capaces de
salvar a España. ¿Salvarla, de qué? Si somos tan malos ¿por qué ese empeño en
que no nos podamos ir con nuestras maldades a hacer puñetas? ¿A que viene
querernos tanto, si somos tan odiosos? ¿Sois masocas o algo por el estilo? Ah, no,
déjate: nos queréis por el interés. Qué decepción. Yo que pensaba que nos queríais
porque, a pesar de nuestras maldades, con vuestro infinito amor nos regeneraríais,
nos enseñaríais a ser mejor y más demócratas, más patriotas españoles. Pero resulta
que ese amor fascista, violento, intolerante y agresivo que se pone de
manifiesto en Catalunya cada dos por tres, sin que tenga la cumplida respuesta
de la ley, no nos va. Como tampoco nos va ese odio que desprenden muchos articulistas
de prensa, muchos tertulianos y creadores de opinión, toda esa prensa carpetovetónica,
en definitiva, más pendiente siempre de ser más hiriente que veraz, más enfrentista
que objetivos, más españoles y catalonófobos que nadie. Yo no digo que nuestra
clase política sea un dechado de virtudes, que no lo es. Ni que los catalanes
seamos perfectos, que tampoco, sin duda alguna. La diferencia estriba, por muy difícil
que os resulte de creer, en que aquí nuestra clase política, una vez deshecha
la mafia pujolista con toda su mierda, al que por cierto aun espero verlo
llamado a Madrid a declarar y su posterior detención, que porque será que no lo
veo, va a remolque de la voluntad que les ha impuesto la gente, a riesgo de
quedarse fuera de la fiesta. Así lo vio en su día Artur Mas y enseguida vio
claro que, o se subía al carro o se quedaba sin pastelitos.
Con todo, quien ha terminado la
carrera política de Artur Mas y ha enterrado con ello el legado toxico del
pujolismo, han sido los antisistema de las CUP. Y la realidad, esa que tantos y
tantas en las Españas se niegan a aceptar con la obstinación del burro, es que
es la ciudadanía la que impone a sus políticos la ruta a seguir, y no al revés
como se creen aquellos que, en su simplificación del problema, piensan que
encerrando a los políticos aquí se acaba todo, cuando precisamente ese encierro
es un acicate para la población, a la que se le acrecientan las ganas de perder
de vista España. Ayer vimos, por ejemplo, a la Susana Díaz hablar del pacto fiscal
y decir que todos debemos recibir lo mismo. Eso es cuestionable en tanto que
todos no aportamos lo mismo; pero vamos a darlo por valido y vamos a pensar que
sí, que ole, que lo suyo es que todos recibamos lo mismo. Pero para aquellos
que, sin aportar lo mismo, reciben tanto como el que más, a cambio deberían tener
como contraprestación la obligatoriedad de cumplir con unos objetivos que les
hagan merecedores del extra que reciben. Solidaridad, sí, por supuesto, yo soy
el primer solidario. Pero quiero ver mi solidaridad bien invertida, bien
administrada y no perdida en bolsillos, agujeros y paraísos fiscales de
particulares, mientras a esa comunidad esos particulares la hunden en la miseria,
porque la finalidad de la misma solidaridad es que dejes de depender de ella, ya
que de lo contrario ya no es solidaridad, sino otra cosa. Pero si es que la
Junta de Andalucía se ha volatilizado hasta los fondos europeos, y ahora están castigados
sin más subvenciones hasta que no les cuadren los números, porque en Europa, desgraciada
o afortunadamente, son muy serios en
estos asuntos. ¿Y de quien es responsabilidad de que Andalucía presente los números
que presenta en paro, pobreza, analfabetizacion, exclusión social y miseria, mía?
Y sin embargo, ahí los tienes: votados y vueltos a votar una y otra vez, como
si no hubiera un mañana después de esa banda de chorizos. Así como los gallegos
tienen su mafia de narcos, Catalunya la suya de pujolistas corruptos, Madrid la
gran mafia del gobierno, de la ley y las fuerzas de seguridad, Andalucía la
tiene de sus corruptos del P$OE y sindicatos que trincan de todos lados para,
acto seguido, culpar de sus pobrezas al insolidario catalán, que siempre es un
recurso fácil, gratuito y al que no le faltan fervientes creyentes. Tu tendrás
la tuya, claro; pero esta es mi opinión y es coincidente con la de muchos de
aquí, que por eso y por mucho más, porque esto es hasta que casi pecata minuta,
estamos hartos de vuestro reino, vuestra monarquía y ese fascismo residual que
permanece como adormilado en muchos españoles, a los que les basta un pequeño estímulo
para despertarlos. Buscad en la red, que ya sé que ni os molestareis, pero de
cada acto violento que pudierais encontrar por parte de los independentistas en
Catalunya, encontrareis decenas de ataques fascistas que, curiosamente, la
inmensa mayoría acaban siendo archivados en las quejumbrosas estancias de los
juzgados por parte de jueces ciegos y sordos ante según que cosas, pero muy
vivos y despiertos ante según qué otras.
Claro que quiero escribir de otras
cosas. Pero la realidad de lo que vivo se impone, de momento, y no puedo hacer
como si no viera, como si no escuchara, como si todo esto que pasa a mi
alrededor me resbalara. Y como socio comprometido de Ómnium, tengo que defender
aquello que libremente hemos escogido entre todos los socios: caminar hacia la obtención
e implementación de la republica catalana. Si en España tenéis una izquierda
atomizada, dividida y de continua pelea entre ellas, nunca tendréis una
izquierda que contrarreste al fascismo, por otro lado creciente, precisamente
ante la ausencia de una izquierda fuerte y unida que los devuelva a las
cavernas. Y eso, queridos y queridas, tampoco es culpa mía. Bueno, si tú por el
contrario me odias, piensa que aun puedo ser mucho más hijo de puta de lo que
parezco, porque siempre hay un margen de mejora en cada uno de nosotros; aunque
deberías saber que, más que a mí, quizá lo que odias es lo que lees porque
rompe tus esquemas y te toca las narices. Piensa que son cosas de la diversidad,
que aquí no hay un pensamiento único y que, todo lo que te pasa, es porque eres
más feo. Tanto amargamiento y tanta bilis te deja mala cara y te hace feo; ¿o
es que no te ves? Así ligas poco y si ligas poco…mal asunto, Clodomiro. Mal asunto
porque no sales del bucle de ese mal rollo y claro, luego ves un cacho trapo,
un lacito o una chapita, y te crees Rambo en la jungla vietnamita rodeado de
amarillos a los que quieres aplastar como gusanos. Tú, por cierto, recuerda
quien perdió la guerra…no te gustará, pero tendrás una perspectiva, al menos,
histórica de como puede perder Goliat ante David. Lo dicen las sagradas
escrituras, macho, no lo digo yo, y me imagino que serás creyente, así que no puedes
pecar y debes creer lo que te dicta tu propia biblia. Yo creo que Llarena cada
día que pasa lo va teniendo más claro, fíjate tú, como el fregado en el que se
ha metido y del que va a salir escaldado, porque es posible que acabe imputado
por la justicia belga, además de la querella por prevaricación que tiene por ahí.
Lo pillará jubilado, seguramente, pero no será un bonito epitafio a su carrera,
precisamente. Y es que siempre, de siempre, es el implacable tiempo el juez que
pone a cada uno en su lugar.
Sed felices.
A más ver
José enhorabuena, tienes toda la razón del mundo
ResponderEliminarGracias, mi desconocido lector@ :)
ResponderEliminarPerfecto y clarito, si no lo entienden, será por algo.
ResponderEliminarSerá que no hay más ciego que el que no quiere ver...
EliminarClaro como agua de manatial.
ResponderEliminar