Coincidir políticamente con Pablo
Casado, es como coincidir con tu hijo en el puticlub de la carretera: sabes que
has tocado fondo, como persona y como padre. Algo así ha debido ocurrirle a
Pedro Sánchez, que coincidió con el aspirante pepero en no crear una comisión
de investigación sobre las declaraciones de la tal Corina, como todos
sabéis, la última au pair que se conoce del emérito, tan necesitado él que ha andado
siempre de…¡campamento! Sí: a veces tenemos que tirar de ironía porque tirar de
metralleta está prohibido. Una de cal, cuatro de arena, eso es lo que nos
espera de este hombre, al que le ha tocado en una feria ser el nuevo inquilino
de Moncloa. Y si se le pregunta al respecto es fácil adivinar que se pondrá serio,
se revestirá de esa aureola de hombre de estado, y nos diría algo así como que
es necesario que estemos unidos en las grandes cuestiones de estado o que
afecten al estado, como es en este caso la defensa y protección de los miembros
de la casa real, sobre todo del emérito, que tiene bastante de lo que
defenderse. Por cierto que dice el señor, digo señor por decir algo, Pablo
Casado, también podría decir la pulchinela de la FAES de Aznar, dijo ayer o
antes de ayer, que la monarquía es la institución mejor valorada por los
ciudadanos. No sé de donde saca semejante dato, que no se corresponde con la
realidad; con la realidad por ejemplo de un medio de comunicación como El
Confidencial, poco sospechoso de rojerío antiespañol, que daba a conocer recientemente
una encuesta que ni pintada ex profeso y que os remito aquí: https://www.elconfidencial.com/espana/2018-06-04/panelconfidencial-valoracion-instituciones_1572742/
como podéis comprobar, la monarquía es la novena en la lista, muy lejos por
tanto de estar tan bien considerada como dice el embustero de turno, que nunca
suelen aclarar de donde sacan sus mentiras, como es natural. Se pasan la vida
divulgando frases con una aparente enjundia, a la espera de que cuatro
analfabetos políticos se las traguen con, o sin patatas. Mientras se traguen el
cuento, todo lo demás es irrelevante. En esos menesteres, el más grande de los
últimos tiempos ha sido, por méritos propios, Rajoy, que ayer en el Congreso
Extraordinario del PP volvió al ruedo para ofrecernos un nuevo ejemplo de lo
que es pronunciar un discurso sin decir nada, al menos nada que no fuera
lanzarse flores él mismo sobre su gestión como presidente del gobierno, sin la
menor mención ni autocritica hacia el tema de la corrupción, que es una
enfermedad que debe haber padecido el vecino, mire usted. Y contrariamente a lo
que se dice por ahí de que fue neutral y no se mojó en cuanto a decantarse por
uno de los candidatos a presidir el PP, en mi opinión, sí que se mojó y se decantó
por uno de los dos, porque las mismas loas y alabanzas que hizo de su gestión
como presidente, eran un respaldo solapado a la Chuky, mientras Pablito Casado
se lo miraba con cara de póker.
Desgraciadamente ni el uno ni la otra,
ni el masterizado ni la Chuky, simbolizan
esa derecha serena, centrada, moderna y dialogante que necesita este país. Uno
tiene detrás al “portento aznariano”; la otra se ha mostrado, con el asunto
catalán, una reaccionaria intransigente, acostumbrada al ordeno y mando, con
poca cintura en las negociaciones y un exceso de centrismo para manejar un país
como este, tan dispar y tan disparatado en muchos aspectos, que necesita unas
dosis profundas de civilización y de civismo, que no garantiza precisamente la Chuky,
gran defensora y vocinglera del “A por ellos” y del tradicionalismo más
prosaico y primitivo. Por cierto y aunque no lo lea, tengo que escribirlo: Chuky de mi alma ¿recuerdas cuando decías
que teníamos en Catalunya el Diplocat en liquidaçió? ¿ahora quien ha sido
liquidado y quien está en la oposición, y quien ha vuelto a recuperar su
Diplocat? Pues eso, cara sieso. Es que si no lo digo, reviento. Porque esta
abogaducha del estado sabía perfectamente que estaba cometiendo un fraude de
ley, en tanto que el Diplocat catalán no es otra cosa que las delegaciones de
la comunidad en el extranjero, a las que tienen derecho, por ley, todas las
comunidades autónomas. Y naturalmente no caben las discriminaciones por razones
políticas, que es lo que hizo esta individua con el Diplocat catalán, vanagloriándose
encima de estar pasándose la ley por el arco del triunfo, por la misma
naturaleza por la que se han saltado muchas leyes en el contencioso con Catalunya
el gobierno de Rajoy, han violado muchos no, todos los derechos de la ciudadanía
catalana y sus instituciones que les ha dado la gana, y han hecho y desecho a
su antojo: porque en la defensa de la unidad de la patria, todo vale para esta
gentuza. No han hecho, en el fondo, otra cosa que demostrar cual es el verdadero
talante de la casta castellana a la hora de solventar conflictos políticos con
los territorios conquistados, a los que no ha tratado ni trata ni tratará
jamás, como un igual, sino como un territorio sometido. Y callo que me enciendo
y no es bueno para mi stress.
Para España, Pedro
es, en el mejor de los casos, un parche, una apaño, una chapuza para una huida
hacia adelante engañosa, que no va a solventar los graves y profundos problemas
que atraviesa el país: problemas laborales, sociales de todo tipo, judiciales,
institucionales, de involución democrática, de proyecto como país, problemas
que han afectado y gravemente a la propia jefatura del estado, etc. Me gustaba
más la España del 78 que la del 2.018, sin lugar a dudas, sin que eso me convierta
en un nostálgico necesariamente, espero, porque la diferencia estriba en gran
medida en la actitud de la gente, en su carácter combativo y reivindicativo, en
sus ansias de libertad y de progreso, nada que ver con hoy, ahora y aquí mismo.
Claro que uno entonces era jovencito y el primero en salir a la calle a liarla
delante de los grises, en reivindicación de lo que fuera menester. Si hijo sí: se
ve que no me dieron los palos suficientes porque aun sigo queriendo cambiar el
mundo, al menos sino en su globalidad, el mundo en el que vivo, empezando por
el yugo que nos somete a los catalanes castilla y su rama más fascistoide y
primitiva. ¿Y cual era el plan mágico de Pedro, su brillante solución para acabar
con el conflicto político territorial que ha heredado de Rajoy con Catalunya?: ¡un nuevo Estatut! ... No se si reír o llorar, la verdad. ¿Acaso pretende que
tropecemos dos veces con la misma piedra? ¿Por quién y por qué nos ha tomado a
los catalanes este charlatán de feria, este vendedor de humo de colores? Ya no
estamos en ese estadio; no queremos un nuevo Estatut, queremos votar por el
progreso, por el avance, por la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, por
la libertad, por una república catalana, ya que a la española ni se la ve ni se
la espera. Por cierto, si tanto le preocupa a la vicepresidenta Carmen Calvo el
machismo literario de la Constitución y pretende reformarla en un ejercicio de
disparate lingüístico sin par, que se preocupe más por igualar los salarios
entre hombres y mujeres, que nos hace más falta, es mucho más práctico y las
mujeres se lo agradecerán mucho más que si nos ponemos a discutir sobre género
y sexo lingüístico. ¿O nos va a salir como Rajoy, alegando que no entremos en
eso ahora, o algún argumento similar tan profundo que se escape a nuestra
limitada comprensión de pueblo llano? ¿Quiere igualdad?: empiece por igualar
eso que le permite a la gente comer y pagar sus facturas y que se llama
salario; y después, si quiere, hablamos de todo lo demás. Porque es que si no,
uno es muy libre de pensar que todo eso suyo no es más que pose, que propaganda,
que más de lo mismo que hemos tenido hasta ahora porque, en lo que se tiene que
avanzar hasta la igualdad, no se mueve ni se hace absolutamente nada. Ya dije,
desde el mismo día de la toma de posesión del cargo de Pedro, que no se podría esperar
que el socialista este descolorido no iba a hacer de Robin Hood de la política española,
nada de revoluciones ni cambios profundos, solo y, en el mejor de los casos, lo
que está haciendo hasta la fecha: política de parcheo y propaganda, mucha
propaganda para estar bien situado de cara a las próximas elecciones, pero una
de cal y tres de arena.
A más ver
Muy bueno José. Algo he escrito yo también varias veces sobre el lenguaje inclusivo. Parece mentira como se degrada una sociedad dentro de una manarquía de partidos. La gente pierde el oremus y vaga por los cerros de Úbeda sin saber a donde va ni de donde viene. ¡Me parece una estupidez tan grande lo del lenguaje inclusivo!
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