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sábado, 21 de julio de 2018

HOMBRE BLANCO HABLA CON LENGUA DE SERPIENTE




Coincidir políticamente con Pablo Casado, es como coincidir con tu hijo en el puticlub de la carretera: sabes que has tocado fondo, como persona y como padre. Algo así ha debido ocurrirle a Pedro Sánchez, que coincidió con el aspirante pepero en no crear una comisión de investigación sobre las declaraciones de la tal Corina, como todos sabéis,  la última au pair que se conoce del emérito, tan necesitado él que ha andado siempre de…¡campamento! Sí: a veces tenemos que tirar de ironía porque tirar de metralleta está prohibido. Una de cal, cuatro de arena, eso es lo que nos espera de este hombre, al que le ha tocado en una feria ser el nuevo inquilino de Moncloa. Y si se le pregunta al respecto es fácil adivinar que se pondrá serio, se revestirá de esa aureola de hombre de estado, y nos diría algo así como que es necesario que estemos unidos en las grandes cuestiones de estado o que afecten al estado, como es en este caso la defensa y protección de los miembros de la casa real, sobre todo del emérito, que tiene bastante de lo que defenderse. Por cierto que dice el señor, digo señor por decir algo, Pablo Casado, también podría decir la pulchinela de la FAES de Aznar, dijo ayer o antes de ayer, que la monarquía es la institución mejor valorada por los ciudadanos. No sé de donde saca semejante dato, que no se corresponde con la realidad; con la realidad por ejemplo de un medio de comunicación como El Confidencial, poco sospechoso de rojerío antiespañol, que daba a conocer recientemente una encuesta que ni pintada ex profeso y que os remito aquí: https://www.elconfidencial.com/espana/2018-06-04/panelconfidencial-valoracion-instituciones_1572742/ como podéis comprobar, la monarquía es la novena en la lista, muy lejos por tanto de estar tan bien considerada como dice el embustero de turno, que nunca suelen aclarar de donde sacan sus mentiras, como es natural. Se pasan la vida divulgando frases con una aparente enjundia, a la espera de que cuatro analfabetos políticos se las traguen con, o sin patatas. Mientras se traguen el cuento, todo lo demás es irrelevante. En esos menesteres, el más grande de los últimos tiempos ha sido, por méritos propios, Rajoy, que ayer en el Congreso Extraordinario del PP volvió al ruedo para ofrecernos un nuevo ejemplo de lo que es pronunciar un discurso sin decir nada, al menos nada que no fuera lanzarse flores él mismo sobre su gestión como presidente del gobierno, sin la menor mención ni autocritica hacia el tema de la corrupción, que es una enfermedad que debe haber padecido el vecino, mire usted. Y contrariamente a lo que se dice por ahí de que fue neutral y no se mojó en cuanto a decantarse por uno de los candidatos a presidir el PP, en mi opinión, sí que se mojó y se decantó por uno de los dos, porque las mismas loas y alabanzas que hizo de su gestión como presidente, eran un respaldo solapado a la Chuky, mientras Pablito Casado se lo miraba con cara de póker.
                                                                   
                                                                  

Desgraciadamente ni el uno ni la otra, ni el masterizado ni la Chuky,  simbolizan esa derecha serena, centrada, moderna y dialogante que necesita este país. Uno tiene detrás al “portento aznariano”; la otra se ha mostrado, con el asunto catalán, una reaccionaria intransigente, acostumbrada al ordeno y mando, con poca cintura en las negociaciones y un exceso de centrismo para manejar un país como este, tan dispar y tan disparatado en muchos aspectos, que necesita unas dosis profundas de civilización y de civismo, que no garantiza precisamente la Chuky, gran defensora y vocinglera del “A por ellos” y del tradicionalismo más prosaico y primitivo. Por cierto y aunque no lo lea, tengo que escribirlo: Chuky de mi alma ¿recuerdas cuando decías que teníamos en Catalunya el Diplocat en liquidaçió? ¿ahora quien ha sido liquidado y quien está en la oposición, y quien ha vuelto a recuperar su Diplocat? Pues eso, cara sieso. Es que si no lo digo, reviento. Porque esta abogaducha del estado sabía perfectamente que estaba cometiendo un fraude de ley, en tanto que el Diplocat catalán no es otra cosa que las delegaciones de la comunidad en el extranjero, a las que tienen derecho, por ley, todas las comunidades autónomas. Y naturalmente no caben las discriminaciones por razones políticas, que es lo que hizo esta individua con el Diplocat catalán, vanagloriándose encima de estar pasándose la ley por el arco del triunfo, por la misma naturaleza por la que se han saltado muchas leyes en el contencioso con Catalunya el gobierno de Rajoy, han violado muchos no, todos los derechos de la ciudadanía catalana y sus instituciones que les ha dado la gana, y han hecho y desecho a su antojo: porque en la defensa de la unidad de la patria, todo vale para esta gentuza. No han hecho, en el fondo, otra cosa que demostrar cual es el verdadero talante de la casta castellana a la hora de solventar conflictos políticos con los territorios conquistados, a los que no ha tratado ni trata ni tratará jamás, como un igual, sino como un territorio sometido. Y callo que me enciendo y no es bueno para mi stress.

Para España, Pedro es, en el mejor de los casos, un parche, una apaño, una chapuza para una huida hacia adelante engañosa, que no va a solventar los graves y profundos problemas que atraviesa el país: problemas laborales, sociales de todo tipo, judiciales, institucionales, de involución democrática, de proyecto como país, problemas que han afectado y gravemente a la propia jefatura del estado, etc. Me gustaba más la España del 78 que la del 2.018, sin lugar a dudas, sin que eso me convierta en un nostálgico necesariamente, espero, porque la diferencia estriba en gran medida en la actitud de la gente, en su carácter combativo y reivindicativo, en sus ansias de libertad y de progreso, nada que ver con hoy, ahora y aquí mismo. Claro que uno entonces era jovencito y el primero en salir a la calle a liarla delante de los grises, en reivindicación de lo que fuera menester. Si hijo sí: se ve que no me dieron los palos suficientes porque aun sigo queriendo cambiar el mundo, al menos sino en su globalidad, el mundo en el que vivo, empezando por el yugo que nos somete a los catalanes castilla y su rama más fascistoide y primitiva. ¿Y cual era el plan mágico de Pedro, su brillante solución para acabar con el conflicto político territorial que ha heredado de Rajoy con Catalunya?: ¡un nuevo Estatut! ... No se si reír o llorar, la verdad. ¿Acaso pretende que tropecemos dos veces con la misma piedra? ¿Por quién y por qué nos ha tomado a los catalanes este charlatán de feria, este vendedor de humo de colores? Ya no estamos en ese estadio; no queremos un nuevo Estatut, queremos votar por el progreso, por el avance, por la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, por la libertad, por una república catalana, ya que a la española ni se la ve ni se la espera. Por cierto, si tanto le preocupa a la vicepresidenta Carmen Calvo el machismo literario de la Constitución y pretende reformarla en un ejercicio de disparate lingüístico sin par, que se preocupe más por igualar los salarios entre hombres y mujeres, que nos hace más falta, es mucho más práctico y las mujeres se lo agradecerán mucho más que si nos ponemos a discutir sobre género y sexo lingüístico. ¿O nos va a salir como Rajoy, alegando que no entremos en eso ahora, o algún argumento similar tan profundo que se escape a nuestra limitada comprensión de pueblo llano? ¿Quiere igualdad?: empiece por igualar eso que le permite a la gente comer y pagar sus facturas y que se llama salario; y después, si quiere, hablamos de todo lo demás. Porque es que si no, uno es muy libre de pensar que todo eso suyo no es más que pose, que propaganda, que más de lo mismo que hemos tenido hasta ahora porque, en lo que se tiene que avanzar hasta la igualdad, no se mueve ni se hace absolutamente nada. Ya dije, desde el mismo día de la toma de posesión del cargo de Pedro, que no se podría esperar que el socialista este descolorido no iba a hacer de Robin Hood de la política española, nada de revoluciones ni cambios profundos, solo y, en el mejor de los casos, lo que está haciendo hasta la fecha: política de parcheo y propaganda, mucha propaganda para estar bien situado de cara a las próximas elecciones, pero una de cal y tres de arena.
                                                                    

A más ver       

   

1 comentario:

  1. Muy bueno José. Algo he escrito yo también varias veces sobre el lenguaje inclusivo. Parece mentira como se degrada una sociedad dentro de una manarquía de partidos. La gente pierde el oremus y vaga por los cerros de Úbeda sin saber a donde va ni de donde viene. ¡Me parece una estupidez tan grande lo del lenguaje inclusivo!

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