¿Qué hace
uno, sino solo disparar palabras? ¿Tanto miedo os dan? Jamás, que uno recuerde,
y mira que fueron años y más años de un conflicto sangriento, despiadado e
injusto, años en los que terminábamos las semanas, una tras otra, con decenas
de muertos, hombres, mujeres y niños inocentes asesinados, volados por los
aires o el canalla y cobarde tiro por la espalda; pero jamás, repito: jamás, el
estado español intervino la Ertzaintza. En Catalunya, sin embargo, han bastado
unas palabras y unas urnas, y el estado se ha puesto a temblar, como diría mi
vecino Amancio, como una maricona, interviniendo los Mossos y todo ese jaleo
guerra civilista que no lleva a ninguna parte, tan solo a enfrentarnos entre
nosotros por los intereses bastardos y la cobardía de unos pocos que, ya lo
veis: ahora se han evaporado, dejando ahí el problema para otros, sin pagar por
el daño causado. Por favor: si yo buscara tu aprobación en todo lo que digo o
escribo, mejor me dedico a idiotizarme jugando al Tetris ese. Quizá te pasas el
día putead@ en el trabajo, seguramente mal pagado@, llegas a casa después de
tomarte un par de cervezas en el bar con los amigos con los que discutes de
cosas sin mucho conocimiento de causa, cenas, coges el portátil y descargas
toda tu frustración contra el primero que se ponga a tiro, sueltas toda esa
mierda que llevas acumulando dentro creyéndote, quizá, que eso tenga alguna
afectación que vaya más allá de ti; pero no, no la tiene y lo sabes: solo
crees, a lo sumo, que te desahogas, y ahí se acaba todo. Mañana será lo mismo.
La misma rutina, la misma frustrante usanza de cada día, con tu alienación en
constante avance hacia la cerrazón definitiva. ¿Dónde olvidaste, o perdiste, o
se te estropeó o te robaron la idea de que la democracia es la tolerancia y el
respeto a la diversidad? La tolerancia y el respeto a la diversidad. Algunos deberían
copiar la frase mil veces. ¿Te suena de algo? Puedes culpar, en última
instancia, a la cultura que recibiste, al entorno, a elementos ajenos a ti
incontrolables…puedes justificarte como quieras; pero nadie más que tú es
responsable de lo que haces y dices. A veces partimos de la base errónea de que
todos somos iguales. En absoluto. No hay una cosa más disparatada que esa. Cada
un@ de nosotros somos un universo diferente y perfectamente diferenciado, que
puede tener nexos comunes pero, al final, cada cual tiene sus recursos, sus
limitaciones, sus virtudes, defectos, aptitudes y actitudes personales y
exclusivas. Solo faltaría ¿verdad? ¿Cómo vas a ser tu tan tonto como tu
cuñado?; por dios… la cosa es que cuando se habla de que, por ejemplo, hemos
sufrido en los últimos tiempos una involución democrática, esta no ha sido
posible sin la aportación de nuestra propia involución como personas que
configuramos la población del país. Sí: de ahí el famoso “A por ellos”, entre
otras cosas, solo hay un paso.
Resulta
especialmente penoso darte un garbeo por la red y comprobar el nivel de algunos…no
en este asunto en concreto del contencioso político, que también, sino en
muchos otros. Algunos y algunas, todo sea dicho. Antes se decía, por ejemplo, que
le dieses un cargo a uno y sabrías quien era; ahora basta con que le des un
ordenador y wifi, y le sale todo casi que solito. Me revuelve las tripas, por
ejemplo, ese machismo desatado que veo por ahí, a veces incluso alimentado por
alguna fémina tan desquiciada como el autor masculino. Y sí: para bien o para
mal tienen el mismo derecho que tú a expresarse como les plazca, aunque estos
para llegar a su estadio de complacencia nos haga vomitar al resto. Probablemente
lo mamaron desde pequeñitos en casa y tuvo su aportación vitamínica en la
iglesia, centro principal de la desnaturalización de las personas en este país,
una institución de lo más misógina, con una estructura vertical en la que ellas
están relegadas a la condición de siervas. Aunque si solo fuera por eso, yo también
tuve un padre de lo más machista y estúpido, con el que a los 6 añitos ya me
enfrenté a él, recibiendo por ello el correspondiente correctivo que, si algo
tuvo, no fue precisamente la virtud de corregirme, sino de alimentar mi rebeldía
ante sus injusticias. A pesar de que vivimos las mismas modernidades de nuestros
vecinos, nuestra sociedad sufre de un retraso notorio, especialmente remarcado
en este punto. Y no, me temo que eso no se soluciona con un simple Decreto Ley.
Asistí, por ejemplo, a bastantes reuniones de la asociación de madres y padres
de la escuela de mi hijo donde discutíamos, a veces acaloradamente, sobre este
y otros asuntos, y era salir de la reunión y ver a madres y padres volver a
reincidir en esos pequeños tics de siempre, en esos detalles clasistas, en esas
actitudes, por parte de los padres y madres, que no hacían otra cosa que retroalimentar
la misoginia de sus hijos. No es por presumir de nada, pero recuerdo que cuando
mi hijo, junto a sus coetáneos adolescentes, descubrió la sexualidad, uno de
los primeros comentarios que me hizo mi hijo al respecto, era lo sorprendidos
que estaban sus colegas por los conocimientos sobre el sexo que ya tenía mi
hijo y el respeto que, desde entonces, ha demostrado mi hijo ante sus
compañeras de instituto y, posteriormente, ante sus ligues ulteriores. Pero claro,
por mucho que yo le explicara, si después yo mismo no lo aplicaba en mi vida
conyugal, de poco servía; al contrario: alimentaria un conflicto interno en él
de consecuencias imprevisibles. Creo haber sido más que buen padre, un buen
educador en ese sentido con mi hijo y me siento orgulloso de él por ello, porque
también fue un buen alumno en la materia. Pero, naturalmente, llega un momento
en que tu responsabilidad como padre se extingue, tiene su fin, cuando el ya ha
madurado lo suficiente, pasado el periodo del conflicto generacional con los padres,
y es dueño exclusivo de sus propios actos. Tomemos por ejemplo el caso de la manada
esa de hienas: por muy bien o mal que lo hicieran sus padres, no podemos
hacerles responsables de lo que hacen sus hijos a determinadas edades, cuando
se juntan por ejemplo en grupo y el deseo, el ansia y/o la necesidad de
pertenencia a ese grupo, lo supera todo. No los justifico, naturalmente, porque
violar a una mujer no tiene justificación alguna y hay que apartar de entre
nosotros a esa chusma repulsiva y peligrosa. Pero es obvio que, como padres,
somos los responsables de la primera educación que reciben nuestros hijos, y la
primera educación la reciben en sus casas. Naturalmente que en casi 25 años que
lleva aguantándome la “petarda” esta, hemos discutido muchas veces, ha habido
malos rollos y momentos de mucha tensión; pero nunca nos hemos faltado al
respeto. A veces se llega a un punto en el que es mejor meter el asunto en la
nevera y, cuando se enfríe, al día siguiente, volver a tratarlo con más calma,
con otra perspectiva, con otro ánimo, hasta llegar al entente. Sea como fuere
yo creo que los de mi generación no hemos sido, globalmente, tan mal educados
en ese aspecto como las generaciones presentes. No es porque necesariamente
nosotros como padres lo hayamos hecho mal, porque la verdad es que son otros
tiempos, otra época con otros modismos, con otras influencias ajenas distintas,
que esta es una generación de jóvenes en muchos casos frustrada, maniatada, sin
las perspectivas de futuro que podríamos tener nosotros, una juventud, en
definitiva, con una más compleja sino imposible capacidad de evolucionar, entre
otras cosas porque poco hay por ahí que ayude a la peña a la reflexión, todo es
inmediatez, premura y urgencia y esto o lo otro lo quiero para ayer. Y naturalmente
que sí: que los tengamos apalancados en casa pasados los 20 años, no habla de
otra cosa que el fracaso de esta sociedad que, por chinchar un poco, no es lo
que se dice precisamente comunista. Ahora que no se me tome por comunista, que
tampoco lo soy. Todo lo más: un impío librepensador con el cerebro aun medio inerme
a las 6.30 de la madrugada. Nada que no solucione un buen café…
Y perdón por
el tostón…hoy no estaba para politiqueos baratos de este país de ferias. Ferias
dispares que van de lo absurdo a lo cómico y de lo cómico a lo trágico sin más.
¿Y si fuera que los catalanes amamos tanto España, que la queremos libre de
nosotros, que siga su rumbo y su destino, liberada de nosotros? Ya sé que no
pero…¿y si sí? Sonríe, coño, que te van a pagar lo mismo…
A más ver
¡Oye! ¿Porque no negocian Catalanes y Aragoneses y nos independizamos juntos? ¡No, solo era una idea!
ResponderEliminarJajaja...no quieren los mañicos ;)
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