Qué triste. Qué mal todo. Me parece
que hace siglos que no escribo, cuando en realidad no he dejado de hacerlo;
solo que no lo he compartido. No hago más que recordar, después de este tormentoso
fin de semana alargado a la jornada de ayer en Catalunya, sobre todo desde
anoche, en las complicidades y simpatías de la sociedad burguesa catalana para
con el golpe del Primo de Rivera, José Antonio, o de las palabras de Gil de
Biedma, que hablaban de que la historia de España es la peor de las historias
de la Historia, porque sea como sea acaba mal. Parece como si nuestra idiosincrasia
nos condenara irremediablemente al tormento, al crujido, al odio, a la pena. ¿Pero
esto qué es?: un President, Torra, arengando a sus tropas feudatarias por la
mañana, que pasan por la noche a intentar tomar el Parlament y piden su propia
cabeza, entre otros varios caletres? La cruda dualidad sitúa al propio Torra criticado
por sus acciones desde el bando españolista, como por sus inacciones por los
suyos propios, ya que muchos independentistas empiezan a ver claro que ni vamos
hacia ninguna república, ni nada que se le parezca. ¿Es alguna especie de táctica
dictada por algún consejero exterior, esta de que Torra aliente a los
independentistas radicales por un lado, que piden su cabeza a las pocas horas de
este, mientras Puigdemont critica a los violentos y la Ponsatí dice que no
vamos a ninguna republica con este Govern? Táctica o no, dictada o no, muy mala
jugada del Torra que por momentos parece como descolocado, porque si le dice a
los CDRS que aprieten ¿qué les debe decir a los Mossos, que aprieten también? Sigo
creyendo no obstante que, en general, tampoco ni España ni mucho menos los
españoles, se acaban de percatar de las dimensiones del problema que ha causado
aquel jocoso y festivalero “a por ellos”. Mi lado sanguíneo, el irracional, el
impulsivo, no puede por menos que pensar: “¿a por ellos?; ¿a por quienes, a por
mí? Pues venid, hijos de puta”. ¿Y…? ¿Todos a lamentarnos, después, de todo? La
derecha más reaccionaria y cavernícola de toda la piel de toro ya vemos que
apuesta por la filosofía del ni contigo ni sin ti; y, en cualquier caso,
siempre puede recurrir al lapidario la maté porque era mía, muy bravo y muy, y mucho,
español. Por otro lado ¿no habíamos quedado en aquello del otoño calentito que
se vislumbraba en lontananza?: pues aquí lo tenemos ya, como esa ola de calor
que se pasan los meteorólogos días y día previniéndonos sobre ella, hasta que
nos golpea en plena cara, una mañana cualquiera. Y esto es solo el principio,
parece ser, porque hay un empeño nada disimulado de que vayamos a más. Tenemos a
dos gobiernos enfrentados y, a su vez, maniatados y presos, cada uno, de sus
propias circunstancias en una posición inalterable e inamovible, que hace
inviable cualquier atisbo de solución. Ayer supimos que la empresa UniPost prácticamente
ha desmontado la teoría del Llarena sobre la que basaba la acusación por malversación
contra Puigdemont y los suyos, ya que no obran en poder de esta empresa las
facturas que sostiene Llarena que deberían tener, con cargo a la Generalitat,
por los servicios prestados y relativos al Procés, ya que UniPost jamás ha
cobrado ni un euro, contrariamente a lo que venia sosteniendo el peliculero
juez. Si en el seno del P$OE hay muchos que no comulgan con la teoría de la rebelión
que se sacó de la chistera el Llarena solitario y, como ya hace tiempo que
venimos diciendo, la acusación sobre malversación tampoco se sostiene ¿acaso se
cree el Pedrito Sánchez que aquí nos chupamos el dedo y nos creemos lo de su “dialogo”,
cuando sigue manteniendo la fiscal general del estado las acusaciones por
rebelión y malversación, que no se creen ni los propios socialistas? ¿Todavía
no se ha enterado el tal Pedrito y sus adláteres que el proceso autonomista en Catalunya
está definitivamente muerto y enterrado? ¿Cómo se cree, el propio Sánchez, los
Casado y Rivera, que van a reconquistar a más de dos millones de personas en Catalunya
para la causa españolista, con presos políticos, con represión, con censura,
con la violación de sus propias leyes, con acusaciones falsas y un juicio político
al Govern, con una sentencia condenatoria ya fijada antes del mismo, o nos van
a reconquistar a la fuerza, en pleno siglo XXI, en la Europa comunitaria?
Todos tenemos derecho a crearnos y creernos
el relato que más nos convenga pero…en estos conflictos en los que prevalece el
odio y la irracionalidad, lo empírico sale disparado por la ventana en caída libre.
¿Y qué es lo empírico en este caso?: desde el mismo día en que Sánchez derrocó
a Rajoy, estaba claro que uno de los cometidos del gobierno socialista no iba a
ser poner solución al conflicto con Catalunya, entre otras porque ni puede ni tampoco
quiere verse señalado por la historia como el hombre que rompió España. No
tiene ni siquiera la fuerza parlamentaria suficiente como para intentar
absolutamente nada, de ahí que su “solución” sea una balbuceante propuesta,
absolutamente indigna por otro lado, de un nuevo Estatut, cuya propuesta per se
ya lleva implícita la ofensa. Hay una cosa que sí le voy a conceder a
nuestro/vuestro ínclito Aznar, que ayer, por cierto, nos regaló a todos la presentación
de su nuevo libro, en el que entre otras cosas afirma que las reivindicaciones
de los nacionalistas no van a tener fin. Y no. No lo tendrán hasta que nos
deshagamos de España y España de nosotros, porque no somos suyos. Lo que está
ocurriendo ahora no es más que la consecuencia de no haber sabido ni podido
españolizar nunca del todo la periferia, y de haber alimentado a la fiera con
desplantes, prepotencia, cerrazón, soberbia y desprecio.
Ajenos a todo esto, el TS no está
calibrando bien la gravedad del problema que está creando con la permanencia en
prisión de los presos políticos. Imagino que para dar esa imagen falsaria de
independencia judicial, se mantendrán al margen de los aires que corran por
Moncloa en relación a la libertad de los encarcelados por Llarena y los
mantendrán encerrados hasta el día del juicio, juicio que, visto el talante de
los miembros del TS, ya debe tener la sentencia dictada de antemano y que van a
retrasarla para después de las elecciones de esta próxima primavera. En ningún
caso se va a aceptar ni acatar aquí una sentencia condenatoria ni esta va a
solucionar nada, sino a agravarlo todo.
Ojo por ojo…y, al final, todos
ciegos.
A más ver
Gracias por tu lúcido y certero artículo.
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