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martes, 12 de septiembre de 2017

EL DÍA DESPUÉS






Hablábamos ayer del Catalá Emprenyat como sinónimo del catalán que ayer acudía a la manifestación de la Diada y que, visto lo visto ayer con ojos de cualquiera que no los tenga inyectados en la sangre de la indisolubilidad de la patria y de la raza española, esa…”emprenyamenta” (cabreo), que diría mi hijo, se ha tenido que transmutar en satisfacción. Satisfacción que, en lo que respecta a mi caso particular, se ve exponencialmente multiplicada cuando uno ve las crónicas, titulares y comentarios de alguno articulistas de la prensa carpetovetónica, con perlas como estas a modo de ejemplo: El País: según este periódico líder de la prensa libre del mundo libre, la manifestación de ayer fue una “imposición exclusiva por los partidarios del referéndum ilegal", para sacarse a continuación no se sabe muy bien de donde un cálculo de participación que apenas llegó al medio millón. El Mundo: “El día de la desobediencia”; según este diario el Govern ha llevado la desobediencia a la calle, aunque admite el carácter multitudinario de la manifestación. ABC: “…el día en que Catalunya perdió su bandera”. La Razón: según Marhuenda and company, el movimiento independentista pierde fieles porque la manifestación de este año ha recogido una participación más baja que la de hace 3 años, concretamente 800.000 personas menos. Esto se contradice con la estimación de participación que daban estos mismos rotativos hace 3 años, para quienes los manifestantes apenas llegaban al medio millón o poco más; pero da igual. Tampoco me voy a detener ni poco ni mucho a valorar las sempiternas discrepancias en cuanto a participación dependiendo siempre de quien cuente el cuento. Solo un apunte: Para el señor Millo, delegado del gobierno central en Catalunya, la tipografía le debe haber pasado una mala jugada al transcribir en la nota informativa sobre el número de participantes, que la cantidad se aproximaba en una primera nota a los 300.000; luego pasaron a ser 350.000; la realidad es que se les debió colar un cero de más, porque el señor Millo quería decir treinta y cinco mil; o sea: treinta que son los que llevaban las banderas, y cinco mil más que vinieron en autobuses desde toda Catalunya porque si no ¿de qué?.  Las imágenes son las que son; y aunque ninguno de esos periódicos de una imagen aérea de la participación que ayudaría a valorar mejor la incidencia en la misma, ya estamos en este país acostumbrados a las manipulaciones informativas y no hay nada nuevo al respecto. La noticia, si acaso, es que un día se pusieran de acuerdo y consiguieran contar simplemente la verdad: que fue otro éxito de la ciudadanía catalana, una nueva manifestación de musculo del deseo mayoritario del pueblo catalán de ser consultado; y ahí está la encuesta de la cadena Ser, que estima en más del 70% de catalanes que, a día de hoy y con todo lo llovido y sabido, siguen queriendo ser consultados. Y eso que es del grupo editorialista que ha puesto en la calle a más de uno por expresarse libremente: Ana Guantes, Ana Borderas, María José Ajejas, Paloma Delgado, Eduardo Martín, Esther Redondo y Pilar Vicente, entre otros, que protestaron por la salida de algunos compañeros de forma poco edificante. Unos doscientos medios de comunicación extranjeros se acreditaron para asistir y transmitir la crónica de la Diada, entre ellos y como es natural los principales medios como el New York Times, The Guardian, Le Figaró, Al Jazera, etc. y todos coinciden en señal el carácter festivo y familiar de la manifestación; aun y a pesar de las ultimas tensiones vividas entre el gobierno central y el catalán. Menos mal que algún brillante columnista afirmaba desde Madrid que el independentismo está muerto, lo que ocurre es que los independentistas aun no lo saben. Menos mal, porque para estar muerto parece muy vivo; menudo peso me quita de encima la criatura esta iluminada.  


Todo esto es fanfarria y da igual. Un compañero de este medio (fachebú) me interpelaba hace unos días preguntándome qué sentido tenía todo el tema de Puigdemont y su belicismo político con Rajoy, si la ciudadanía no demostraba ni daba síntomas de acción y quedaba al margen. Y le dije que el 11-S podría tener la ocasión de ver el grado y nivel de implicación de la gente. Es obvio que la realidad no es la misma dependiendo de quién y desde donde la cuente. Así, para algún columnista, lo de ayer fue una manifestación fascista en la que se excluyó al castellano hablante, afirmación que hacen sin aportar un dato empírico que avale semejante gilipollez y que obvia que en todo caso y de cualquier modo, la manifestación se aproximaba al millón de bilingües. Rajoy ¡cómo no! ayer estaría viendo un partido de las viejas glorias del Madrid y no dijo ni pio. En su lugar, dieron cancha al bonito del Pablo Casado que se puso a decir frases para la posteridad y llenas de un trasfondo trágico que desentonaba un poco con el ambiente lúdico-festivo de la manifestación, llegando a afirmar que “Hay mucha más gente que no está en la reivindicación de una estrategia suicida para su pueblo y sus hijos”. Así que ya lo sabes, Adrià, fill meu: te voy a suicidar, según Pablito Casado. En realidad, esa misma frase cabría aplicársela a quienes votan unas políticas austericidas que solo tienen como objetivo la precarización y esclavismo de la clase trabajadora. Un pequeño botón: Montoro ya ha entrado en campaña prometiendo una subida salarial a los funcionarios no vinculada al IPC, sino al PIB. La diferencia es notable en teoría porque si por ejemplo el IPC estuviera a final de año por debajo de 1%l y crecemos a un 3%, la diferencia es sustancial. Pero como todo en Montoro y este gobierno tiene trampa, es una propuesta a negociar para los próximos 3 años. Cantos de sirena que se suman a los de la ministra de trabajo que aboga por una subida salarial ya, y que se contradice sin embargo con el mensaje de Rajoy que dejaba este asunto para el 2.019 o mejor el 2.020, que queda redondo.

Bueno y ahora ¿qué? Pues más bronca. Esto es un no parar, tete. Ya una vez hemos pillado la marcheta, hala venga: ¡dale caña torete, que vienen los chutes! O sea te lo juro o sea: le propongo a esos del PP que se esfuercen un poco más y ya puestos, les digan a sus colegas del Constitucional a ver si hay alguna fórmula o alguna manera de poder declararnos a los catalanes inconstitucionales en tanto que en se, y per se. Y azunto terminao, compadre. Porque claro es que si somos tan malos, tan bordes, tan cafres, tan antiespañoles, tan manipulados, tan gilipollas y tan nazis ¿por qué nos quieren tanto y de forma tan posesivo-compulsiva? Es un cariño un poco rarillo ¿no te parece a ti? Que mi hijo me perdone en la medida de sus entendederas, pero me inspira un tanto la actitud de ese hijo que está en edad de ponerte de todos los colores por las esquinas; pero que acude manso como un corderito a su padre…bueno no; mejor dicho: a la cartera de su padre, a por cariño.  

Sí: hoy me siento más orgullo de ser lo que soy y estar donde estoy porque es, sencillamente, lo que quiero ser y donde quiero estar. Asi que visca Catalunya, y visca la mare que ens va parir a tots plegats. Cabrons. ¿Perdón; como dice usté, cara bisté? Caborias.

A más ver.

   

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