Nunca, con acción o inacción, Rajoy ha
estado más lejos que hoy 21 de septiembre, de vislumbrar una solución al
conflicto que él mismo creó cuando junto a Soraya, se pusieron a recoger firmas
contra el Estatut catalán porque era una formula de obtener votos, que
refrendaron posteriormente recurriendo a sus amigos entogados del TC que,
claro, como no, faltaría más, declararon inconstitucional el Estatut porque era
lo que tocaba en la política del no a todo a Zapatero. De esta guisa, tenemos
que a día de hoy Catalunya no tiene Estatut. Es simple papel mojado. No tenemos
el Estatut que se aprobó en el Parlament, se votó en referéndum por la
ciudadanía y se refrendó en las cortes españolas. Tenemos el Estatut que ha
querido Rajoy y sus colegas a sueldo, se niega Rajoy a hacer la más mínima
concesión forzando la maquina y provocando la radicalidad del Govern catalán y
claro, la culpa de todo es del Govern catalán que se salta la legalidad. ¿Qué
legalidad?: ¿la que deciden sus amigos a sueldo? La podredumbre y corrupción institucional
del gobierno de Rajoy ha provocado que ya no pueda engañar a una parte de la
ciudanía española y evidentemente de la catalana en su mayoría. Rajoy ha
perdido Catalunya, definitivamente. No puedo saber ni predecir, como es
natural, lo que pasará mañana; pero percibo que hay un antes y un después del día
de ayer entre la ciudadanía. El estado español en circunstancias normales es
evidente que vencerá en esta batalla; pero habrá perdido la guerra de la
credibilidad en Catalunya y se va a ganar la repulsa, dependiendo de lo que
ocurra el 1-0, de la comunidad internacional que, le pese o no le pese a Rajoy,
no acaba de entender como un conflicto político acaba en los tribunales y la población
de una ciudad del impacto que tiene Barcelona en la comunidad internacional, se
ve reprimida y coartada en sus derechos de reunión, expresión, manifestación e información.
Ya se alzan voces en la prensa internacional en la línea que yo apuntaba hace
unos días, aquí mismo: que este conflicto ya ha superado el estadio de
conflicto interno y se ha convertido en un problema de la comunidad europea,
por lo que se empieza a pedir la intermediación de las autoridades europeas
para poner a ambos bandos a dialogar. Con represión, incluso evitando la celebración
del referéndum, que está por ver a pesar de los cruceros que atracan estos días
en Barcelona atestados de policías (los estibadores del puerto han decidido
negarse a abastecerlos) para impedir su celebración, lo que garantiza un alto
porcentaje de conflictividad y altercados serios ese día, así no vamos a
alcanzar ninguna solución porque aunque venzan, no convencen y tal y como dijo,
no solamente yo y unos cuantos más, sino un señor del prestigio que tiene Iñaki
Gabilondo para muchos españoles, más de 2 millones de catalanes ya no se
sienten españoles, se han desconectado de España, y si alguien se cree que es
que ha sido por un capricho extemporáneo, es que no se ha enterado de nada. Ha
habido una provocación, recurrente y prolongada en el tiempo por parte de Rajoy,
que se puso a crear independentistas cada vez que abría la boca hasta que
alguien le dijo que la cerrara un rato, con cada negativa a ceder un ápice en
nada, instalado en su línea política que le ha dado más resultados, hasta
ahora: no a todo a Zapatero en su momento, nada de ceder en los proyectos de ley
durante su rodillo de mayoría absoluta, que le costó quedarse solo y no
encontrar ni un solo apoyo de la cámara para embestirlo presidente y tener, por
tanto, que repetir elecciones; y no, cómo no, a los catalanes, que eso siempre
arrastra votos de simpatía de los anticatalanistas que no, ellos no son anti
catalanes; pero si los mataran a todos, mejor.
El próximo fin de semana y por si
acaso, no os acerquéis a Barcelona. Estaremos ocupados. Es literal. Esta mañana he salido
de casa para el trabajo, pero hoy me he puesto un pin en la solapa de la
americana. Uno. No os voy a decir cuál. Antes de llegar al metro me he parado
en un semáforo y, joder, se me ha parado delante de mí un coche de la policía
nacional. Me han mirado, los he mirado, me han visto el pin, me han vuelto a
mirar; y yo les he devuelto la mirada como diciéndoles ¿qué, eh? Al final ha
avanzado la caravana de coches que los tenía parados en mitad del paso de
peatones, y se han ido. Menos mal, porque hoy tengo un día de garambullos que
termina con un evento, cena de etiqueta, discursos, premios, blablabla… y
hombre, tengo que estar. Me cortan la cabeza si…uf. Pero se mastica la bronca
en el ambiente. Rajoy no puede ceder a estas alturas porque se lo comen en
Madrid; aunque es probable que pase lo que pase, le acabe pasando factura porque
cada día son más los constitucionalistas que le responsabilizan, directamente a
él, de llegar a este extremo y de las consecuencias que puede tener, a todos
los niveles, que no son pocos porque y como dije al principio, Barcelona tiene
su peso internacional y todo esto no acaba de encajar con la imagen de país que
daba Barcelona.
Rajoy ha hecho de su capa un sayo y
ha evitado ir por la vía del 155, vía lenta, farragosa y costosa, y por la vía
del art. 24 de la Ley de Seguridad Nacional, que le autoriza, por decreto,
nombrar una “autoridad funcional” a la que tendría que someterse la
Generalitat. Una especie de Gobernador plenipotenciario de la región. En este último
caso la ley le obliga a establecer un tiempo definido de permanencia de esa
autoridad funcional, además de tener que rendir cuentas de inmediato al
congreso sobre las medidas adoptadas y su evolución. Es más fácil para él y de
paso se cobra favores, que la funcionalidad le venga dada por el Fiscal General
que tiene a su servicio, y solo necesita un juez que firme lo que le solicite
el fiscal. Esos son sus mimbres. En eso sostiene lo que él denomina el estado
de derecho: en quien mejor sirva a sus intereses. No es que haya colocado a Catalunya
en una especie de estado de excepción; pero las medidas que está adoptando se
parecen muy mucho. Porque una cosa es que la resolución de sus amigos del TC de
pie a que se pueda apercibir a alcaldes y funcionarios de actuar en contra de
su resolución, y otra muy distinta es que esa resolución ampare detenciones
masivas, permita la intervención de las cuentas de la Generalitat e inclusive
congelarlas, de cobertura legal a la incautación de correspondencia dirigida a
los ciudadanos y autorice la suspensión de reuniones pacificas en relación a la
consulta. Y todo este conjunto de circunstancias juegan en contra de Rajoy porque
da la razón a quienes sostenemos que ya no se trata de una cuestión de
independencia sí o independencia no, sino del Estado de Derecho y las
libertades civiles. El uso torticero de la ley es per se una ilegalidad tan
manifiesta, como aquella ilegalidad que se pretende supuestamente combatir.
Sea como sea ambos contendientes, Rajoy
y Puigdemont, Puigdemont y Rajoy, son esclavos de sus posturas y, por ello, la intermediación
se hace imprescindible.
¿Y el PSOE, oiga, que opina de todo
esto?; ¡uy! el PSOE… pretender vivir alejado de Rajoy pero viéndose pegado a él
por la cuestión catalana, es cuando menos complejo e, indudablemente, en Catalunya
el PSC lo va a notar. Si finalmente no se celebra el 1-0 o se celebra y hay
bronca y disturbios en las calles, ciudades y pueblos de Catalunya, y
Puigdemont convoca elecciones… siento decirlo, pero tenéis tema catalán para
rato. El chorizo no; el rato del tema tiempo y tal.
A más ver
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