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jueves, 7 de septiembre de 2017

PUTURRU DE FUA





Ayer miércoles, decían algunos, podía ser un día transcendental para Catalunya. A tenor del rebomborio y de los titulares de la prensa capitalina, parece ser que Puigdemont y los suyos, flanqueados por una Anna Gabriel de la CUP, de la que pude ver parte de su intervención final y que encontré muy metida y comprometida con la causa de la voluntad del pueblo catalán, han tocado las narices seriamente a algunos. Pero… ¿de verdad nos podemos extrañar y/o permitir el lujo de sorprendernos? Llevamos prácticamente 7 años en este lodazal político lleno de juego sucio, mentiras, traiciones y violaciones de leyes y de todo sentido ético y moral; ¿y ahora nos vamos a extrañar; de qué, Maribel? No comparto, como demócrata, que no se hayan guardado las formas y que en el Parlament se haya recortado el derecho de los parlamentarios a seguir los procedimientos normales en la tramitación de una ley. No me parece de recibo. Dicho esto, lo que explica esta actitud del Govern de la Generalitat y resto de soberanistas, es que es posible que hayan entendido que al enemigo que juega sucio, hay que combatirle con las mismas armas; con lo cual, caen irremediablemente en el olvido de aquella máxima que te advierte de que, en la lucha contra el monstruo, procura no convertirte tu también en un monstruo. Quedaran en el imaginario colectivo algunas frases grandilocuentes de alguna que otra iluminada que debe hacérselo mirar por venir y estar de donde viene y donde está, como la Soraya, al afirmar solemnemente que ayer había muerto la democracia en Catalunya. Pues nada: hay que montar una misa y enterrarla antes de que se pudra. Porque es que la cosa va a empeorar hasta lo indecible. No recomiendo que nos olvidemos que la política tiene mucho de teatralidad, de pose, de postureo. Porque quien más quien menos en Catalunya sabe que así, de esta manera, no vamos a ninguna parte y no va a convertirse en un país independiente de pleno derecho. Pero como dije recientemente, no es tanto serlo o no serlo ahora, como dejar constancia patente en Europa del grave conflicto político que padece la región del sur de la comunidad. Y Europa no se puede permitir estar mirando continuamente para otro lado y escaquearse con la eterna excusa de ser un problema interno. Y no, no es solo un problema interno por que en un mundo global y máxime en una comunidad de ese mundo global, los problemas de unos afectan al resto directa o indirectamente por la interconexión existente entre ellos. Ya sabemos que esta Europa ha perdido buena parte de su decencia política, decencia que ha ido dejando en el camino por la implementación de sus políticas neoliberales, y vergüenza que ha metido en un baúl una serie de personajes como Rajoy, incapaz por voluntad política de cumplir con sus obligaciones contraídas de acogida a los refugiados, por ejemplo. Por todo ello y mucho más, no es precisamente la Europa más brillante la que acogerá el problema catalán y en el que se implicará para arbitrar el conflicto. Rajoy, por su parte, lo que pretende evitar es la imagen de unas urnas y gente acudiendo a votar. Sea como sea. Y lo retorcerá todo y el otro le responderá en la línea de retorcimiento que sea necesaria. A esto es a lo que íbamos; y aquí y así, es donde y como estamos. En cualquier caso, en última instancia, si llegáramos al 1-0, se hubieran habilitado los espacios públicos para votar, hubiera un censo, papeletas y todo estuviera dispuesto a las 9 de la mañana como un día de votación cualquiera, en ese instante la única autoridad competente para pararlo sería un juez. Rajoy no tiene mando directo con las policías autonómicas, que al ser policía judicial dependen de y obedecen al juez. Este, en cumplimiento de la ley, puede ordenar a los Mossos que se presenten en dichos espacios e incautar las urnas, impidiendo así la violación de la ley. Pero…tate callao; no, lo voy a decir: los cuerpos de seguridad del estado, y con ellos las policías autonómicas, tienen la prerrogativa de, dependiendo de la situación, no intervenir si la intervención puede llegar a causar un mal mayor, que el mal que se pretende evitar. En esos casos, el procedimiento indica que se debe tomar nota, documentación en mano, de quien es la persona responsable (quien haya abierto con su mano el colegio o espacio donde vaya a celebrarse la votación) tomándole su filiación para denunciarlo posteriormente ante el juez. Punto y final. Pasen a votar…

Pero de aquí a ese día y ese momento van a pasar cosas y vamos a asistir, presumiblemente, a alguna desobediencia clara y contundente por parte del Govern de la Generalitat, al Tribunal Constitucional. Recordemos, llegados a este punto, que recientemente Rajoy dotó a los miembros del TC de la capacidad sancionadora que no había poseído este tribunal porque, entre otras cosas, esa no es su función natural, sino la de limitarse a dictar lo que se acoge a la constitución y lo que no; pero en ningún caso a condenar comportamientos legales o no de las personas físicas o jurídicas. Esta prerrogativa de la que Rajoy dotó a esos jueces, llegó a incomodar, no solo a la totalidad de asociaciones de jueces, sino incluso a los propios afectados; y alguno que otro ya ha manifestado su incomodidad si se viera en la tesitura de tener que condenar a alguna persona con motivo del conflicto con Catalunya.

No es la crónica de un choque de trenes anunciado. Para que fuera tal cosa, primero debería haber dos trenes y lo que hay en la vía es un tren y un Seat 600, con pretensiones de Seat 124 (2.000), "la loca" 😉 para los nostálgicos. Es David contra Goliat. ¿Cómo puedes combatir legalmente a un enemigo, que está en disposición de acomodarse las leyes a su conveniencia para que de ninguna manera legal puedas vencerle? De la misma manera que esa situación te aboca más tarde o temprano a tener que darte por vencido o la desobediencia, cosa que es interpretable, yo creo que también debería mirarse con lupa, por lo que provoca, si las leyes aplicadas se ajustan del todo a derecho. Estamos asistiendo a momentos insólitos, que son consecuencia de actitudes políticas insólitas que provocan actuaciones insólitas. Y todos deberían hacérselo mirar no vaya a ser que haya quien se crea que la responsabilidad de Rajoy en todo esto es cero. Estamos así en muy buena medida por él. Por el no y no y no y no a todo suyo, que ya implemento como eje de su política en la oposición ante Zapatero, que aplicó aún más con el rodillo de su mayoría absoluta a cualquier modificación de la oposición a sus leyes, y que viene aplicando con el Govern de la Generalitat desde que el no de Rajoy al Estatut catalán, provocara la primera gran movilización ciudadana en 2.010. No me parece muy previsible que la lectura del libro Victus le haya enseñado a Rajoy nada sobre la capacidad de resistencia del pueblo catalán. Entre otras cosas porque dudo que lo haya leído, a pesar de que salió en la foto presumiendo de ser su lectura del verano del 2.013, tiene para mí la misma credibilidad que tengo yo para conmigo, si yo os digo que me voy a leer la santa biblia. Ya la ojee en su momento, y tome la decisión de intentar averiguar qué se había tomado el tío que escribió aquello, porque era la leche. 

Pero no divaguemos: uno de los momentos del día de ayer en el Parlament, lo protagonizó la parlamentaria de Podem Angels Martínez, porque tras abandonar el hemiciclo los grupos del PP, C´S y PSC antes de la votación de la ley, dejando en los escaños de algunos de ellos banderas catalanas y españolas, la de Podem retiró las de España, dejada en los respaldos de los asientos por los del PP ya que según Ángels Martínez, su bandera española era la Republicana. La otra intervención de mérito que pude ver de lo poco que vi de la sesión de ayer en directo, fue la intervención de uno de Junts Pel Sí, que afeaba a un par de los tres grupos opositores (PP, C´S y PSC), que en los corrillos de los pasillos del hemiciclo decían que, si la tramitación de la ley el Govern se avenía a postergarla a noviembre, ellos estaban abiertos a tramitarla por conducto ordinario sin aspavientos, con dialogo, y le afeaba que eso mismo que decían en los corrillos, no tuvieran la valentía política de decirlo en el hemiciclo y dejar constancia pública de ello.  

Hace ya tiempo que las razones de unos y otros las fueron perdiendo en el camino por mor de sus propios actos. Hace tiempo que choricean y que lo pudren todo cuanto tocan con la intención de pudrirlo. Son corrosivos. Gente toxica que nos hace vivir a todos la toxicidad de su roña moral. Gentuza, que no todos, entre los que hay muchos para quien nosotros, todos nosotros, les importamos una pe punto mierda. Nunca olvidemos eso, porque este conflicto no debe hacernos olvidar todo lo que últimamente nos vienen haciendo como ciudadanos a todos nosotros, con sus políticas de ajustes, recortes, reformas laborales esclavistas, choriceo institucionalizado…pura mafia del mangoneo, hija del régimen del 78. 



                                                             

A más ver

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