Como decíamos ayer, la capacidad de
cinismo y de hipocresía de este gobierno es indescriptible. Le guste más o le
guste menos, Rajoy pasará a la historia de este país como el presidente del
gobierno más corrupto de la Europa del siglo XXI. Esto no es un juicio de valor
como el que ayer hacia Rajoy sobre Pablo Iglesias, sino que es un hecho empírico
objetivable en dinero contante y sonante y penas de prisión para los
delincuentes. El mismo, en unos días, va a ser el primer presidente de este país
que se siente en el banquillo como testigo en un caso de corrupción y por mucha
naturalidad de la que quiera revestir el hecho, muy normal no es. Lo vi
rebatiendo las acusaciones que le hacía Pablo Iglesias en el congreso y pensaba
para mis adentros: “…míralo; pero si es que no sabe más la criatura, no da más
de sí, es cortito y recurrente”. En vez
de estar dando la cara como un hombre y explicándole a la ciudadanía quien y
como se hace responsable de esos más de 60 mil millones que no nos va a
devolver la banca, rescate que él mismo, ni Pablo Iglesias ni Maduro ni Ada
Colau o la Carmena, dijo que nos iba a salir gratis total; en vez de eso, se
escaquea como un consumado cobarde que es este hediondo roedor. La desfachatez
del susodicho le da incluso para tener la poca no, que sería alguna; la
ausencia total de vergüenza de decir que él combate la corrupción. ¿Quieres
combatir la corrupción? Te daré una solución, pero no una solución cualquiera,
no; una solución mágica: lárgate. Lárgate y llévate contigo a toda esa ralea de
rateros a los que has defendido, protegido, ayudado a escaquearse de la acción de
la justicia, desaparece de la vida publica y deja a este país en paz, que ya
has hecho un daño tan incalculable como irreparable para muchísima gente. Esto,
dicho así y que no es fruto ni de mi indignación ni de mi ira sino de hechos
probados y contrastables, a cualquier persona normal como mínimo le debería
mover a la reflexión; a alguien que no es capaz de empatizar con la gente a la
que destroza la vida, obviamente no. El tiene muy claro a quién y qué defiende
por encima de todo; y ese quien y ese qué, está en las antípodas de ser quienes
peor lo pasan y el por qué. ¿Qué gente le rodea?: apesta a Opus. A la casta del
funcionariado, los superclase y supersueldo. A esos que presumen de que, por España,
lo que sea; y no: por España lo que sea, no. Porque eso mismo debió pensar la X
de los GAL, por ejemplo, y está tan manido que simboliza una degeneración per
se que nadie le pide al mártir de la causa de turno.
¿Alguno de sus más cercanos
consejeros le ha advertido a Rajoy de cuantos convenios internacionales se ha
saltado, de cuantas multas acumuladas lleva España desde que este mameluco es
presidente por incumplimiento de los compromisos de estado? Una de las ultimas
de la UE de más de casi 19 millones de euros, no tiene que ver con Venezuela,
vaya por dios, sino por la manipulación del déficit de la comunidad valenciana
durante el mandato de ese santo y trajeado varón del Paco Camps. ¿Quién debería
pagar eso? ¿Acaso yo he manipulado las cifras? Entonces has sido tú, deberías pagar
tú. Es el escalón que falta: que el político se haga cargo de sus
responsabilidades a nivel pecuniario. No puede ser que un político, llámalo X,
nos deje una pella millonaria por sus malas artes y se vaya a su casa con un
par de insultos de la peña, evidentemente cabreada. No. Que pague de su bolsillo
las meteduras de gamba, como todos pagamos nuestras multas. De la misma forma
que Rajoy ha descubierto que una medida que crea división en la entente
soberanista catalana, es llevarles a los tribunales y hacerles pagar Money Money
a los condenados por insumisos, hágase extensible al resto de cargos públicos del
estado. Es más: pásese a implementar como agravante en el código penal los
delitos relacionados con la corrupción política y el erario público. ¿Dónde se
esconde ese pretendido y pretencioso reformista del Albertito, que no se ve que
reforme nada? Este chico, que nació monotemática y políticamente para combatir
el modelo lingüístico catalán y se ha hecho hombre combatiendo el soberanismo
independentista, fuera de ahí no es nada porque ya no es que no encabece el
movimiento reformista, es que ni se atreve a proponer reformas y se ha llevado
un susto que te cagas cuando el PSOE ha propuesto abrir el melón de la reforma
de la constitución allá para octubre. Reformitas, las justas, nos viene a decir
el reformista. A este experto en Venezuela solo le voy a dar un dato: Arabia saudí:
dictadura monárquica islamista radical con la que mantenemos relaciones
excelentes que nos ha llevado, por ejemplo, a venderles 200 carros de combate
por un montante de 3.000 millones de euros. Un país, país amigo, en el que la
oposición política está prohibida, la práctica abierta de cualquier otra
fe que no sea el islam es ilegal, hay graves restricciones en prácticamente
todos los aspectos de la vida de las mujeres y se contempla la pena de muerte
para casos de asesinato, apostasía, drogas, "brujería" y
"comportamiento sexual inadecuado". Así que, cuando acabe de
arreglar usted Venezuela, señor facsímil de Macarrón; uy! perdón: Macron a la
española, dese una vuelta por Arabia Saudí y me la deja limpia y ordenadita también,
que todos somos hijos de un dios. O dos. O ninguno. O del Big Bang. O vivimos
de reencarnación en reencarnación: eso suele ir a gusto del consumidor en el mercado
de los dogmas y las fes, un mercado con cabida y ofertas singulares de lavados
de cerebro estilo new age Daesh, Opus, Mcdonals, tauromaquia, Montoro, los
pantalones cagaos…cosas así.
Lo verdaderamente preocupante es que
no se vislumbra en lontananza nada ni nadie capaz de hacer que se imponga el
sentido común en este país, en su génesis singular por naturaleza, lleno de
pecados tan históricos como su propia cultura, incapaz de dejar de guerrear
entre sí por quítame allá unos pepinos, que vive tan de gozo en gozo como de
fiesta en fiesta con la misma naturalidad como vive de bronca en bronca a la
mañana siguiente, en una suerte de verbena continua y de resaca del día después, cuando te despiertas y compruebas, para tu
espanto, como hiede el vecino con el que has dormido en el parque la
borrachera. A veces leo cosas de gente corriente que, realmente, me hacen temer
por su salud mental. Pero es lo que hay, que se dice. Si yo puedo decir las tonterías
que se me ocurran, puede hacerlo cualquiera, obviamente. Solo que hay lecturas
que te llevan a pensar en cómo debe de estar sufriendo esa pobre criatura para
destilar tanto odio, tanto rencor y esos niveles de obnubilación en las
antípodas de la objetividad y de la razón. Es el ejercito de ayatolas de
nuestra derecha, como los hay de izquierda también, que las criaturas a veces
te sueltan unas perlas… el calor esta friendo algunas neuronas a fuego lento,
para que luego no crean en el cambio climático. Solo así puede explicarse que
mi hijo me haya traído de quien sabe donde una cerveza de medio litro, negra y
con sabor a caramelo; nota al margen para repasar tema de índole vital: como
padre, ¿qué es lo que he hecho mal, pol dió?
A más ver
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