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jueves, 20 de septiembre de 2018

DIJÉRAMOS



Verás: yo también tengo ganas de ciscarme en dios, la virgen, los santos apóstoles y hasta en los rabillos de los pimientos coloraos, en un momento dado. Yo también quiero que esto cambie, se rompa, se transforme, evolucione, no sé…que se de la vuelta a la tortilla, porque la parte de abajo ya está churruscada. Y mientras discutimos acerca de la gravedad de la quemadura, achacamos culpas y nos atribuimos cada cual nuestras inevitables excusas, la cosa no va a menos, sino a más. A uno puede parecerle lo que le parezca la jugada del Sánchez con el tema de los aforamientos, incluso que parezca uno de esos passing shots estratosféricos del Nadal, rollo banana speed, que deja al rival en modo ¿what? . Y a otros les puede parecer que la comparecencia del asno…no; perdón: quisir del Ansar, alias Aznar o míster toxic tablets en versión Harvard University, fue la constatación de que tenemos aquí al mejor estadista del mundo de los últimos 409 (ahora te has pasado con los años, quítale el 9, anda, que solo son 40 años…cateto) como los años de la botella, la de Macallan. No; su mujer no: Macallan…busca en Google y clica a voy a tener suerte. Cusha: que le estoy dando con el estropajo a la pantalla esta, y el 9 ese no sale…Pero no nos desviemos: puede parecer lo que sea, que a la gente, que uno tenga un máster o no, que lo haya copiado o no, que la tesis de aquel no se qué, que si los gallumbos de aquel otro no sé cuántos, todo eso, es paja para los burros. A ver, chaval: si pones en la misma frase, paja y burros…vamos mal, eh? Porque a alguno que te lea le puede dar por…comer alfalfa, digéssim (Presente Imperfecto del Modo Subjuntivo del verbo Decir, en catalufo). ¿Te has perdido? Pues que no se te olvide que los catalufos somos los seres mas malos del universo y parte del extranjero. Pero a lo que yo iba, es que lo que realmente le importa a la gente, porque le afecta directamente y quiere ver resueltas las cosas, para los señores políticos parece ser que les resulta un tema menor, como el de las pensiones, porque cuatro monos sean incapaces de ponerse de acuerdo en cómo se mejoran y se sostiene el sistema, dice mucho de sus pocas virtudes como administradores de la cosa pública, habida cuenta que este es un tema en el que deberían quedar al  margen las cuestiones ideológicas de cada mono. Decía el otro día el exministro Solchaga, aquel de la época de Felipe, que los pensionistas de hoy están cobrando más de lo que cotizaron durante toda su vida, a lo que se le debería replicar que hay mucha gente en este país que ha estado pagando, y paga, durante toda su vida laboral, una seguridad social que no ha usado ni usa nunca, por ejemplo. ¿Les van a devolver la pasta por los servicios no prestados? Pues cállate un poquito la boca, sabiondo.
                                                        

Y sí, ¿cómo no leerme esos mails de los señores jueces, esa peculiar camarilla de “demócratas” que se han venido despachando a gusto contra Catalunya y los independentistas? Destilan un odio, una incapacidad manifiesta para entender la cuestión, una ganas de venganza, de usar las instituciones para liquidar a sus rivales ideológicos, absolutamente infame. Y si algún otro juez les muestra el reverso de la moneda y les dice que el no ha visto ni tanto alboroto, ni quebranto ni violencia ni nada de todo eso, van a por él como fieras, como en el caso del juez Federico Vidal, al que procesaron y multaron por decir que la actuación de las fuerzas de seguridad del estado el 1-O le habían parecido “terrorismo de estado”. La pura y simple verdad, porque la actuación se realizó por la mañana con la intención de que se vieran las imágenes mientras comías los macarrones y se te quitasen las ganas de ir a votar por la tarde. Esos mails que hoy publican los medios de comunicación son la quintaesencia de la podredumbre judicial que nos envuelve. Un juez no es nombrado juez para hacer valoraciones ni críticas políticas de ningún tipo, sino para limitarse y circunscribirse a aplicar la ley. Punto y final. Todos esos viva el rey, la Guardia Civil, España y los melocotones en almíbar, sobran. Y sobran porque le hacen un flaco favor a su propia causa, ya que a partir de ahí nadie puede creerse que las resoluciones que tomen sean imparciales y justas, sino todo lo contrario: muy interesadas de parte y por tanto absolutamente fuera de derecho. Ante un problema de índole personal que le cree una causa a un juez, este tiene el recurso de la inhibición, que es la forma de decir que esto me afecta personalmente y no puedo juzgarlo porque no voy a ser imparcial. O dicho de otro modo: la antítesis del señor Llarena, que ha hecho de la causa contra el Govern catalán una cuestión personal, como queda reflejado en un auto judicial suyo en el que critica al independentismo y lo cataloga como la antítesis de su ideología política, ideología que le afecta personalmente. ¿Pero esto que es? Una forma como otra cualquiera de haber sido durante un tiempo el juez estrella del estado, agasajado en multitud de celebraciones, aplaudido, vitoreado y enardecido hasta lo indecible, por parte de aquella caterva de personajes que tienen esa peculiar visión de España heredada de otras épocas pretéritas y que, sin embargo, vaya usted por dios, ha sido ridiculizado y vuelto a ridiculizar en cuanto sus autos y decisiones han traspasado los pirineos y han caído en manos de jueces europeos. Las proclamas victimistas de los togados y políticos españoles de derechas no son otra cosa que las típicas pataletas de los niños mal criados, que se enfadan y refunfuñan si no se les concede un capricho en un momento dado. Me precio de haber dicho aquí mismo, mucho antes de que el señor Puigdemont se hubiera puesto en ello, como seguramente han dicho otros-as antes que yo incluso, que el conflicto catalán había que internacionalizarlo, sacarlo de aquí, enseñárselo a Europa y que Europa juzgara, porque si algo tengo absoluta y meridianamente claro es que aquí no se va a juzgar con justicia a los procesados, que de entrada no deberían ni estar procesados, porque la obediencia debida les obligaba a estos a hacer lo que les habían mandado la gente, que siempre se ha dicho que es el poder soberano de un país. Pero en fin, lo que digamos cada cual al respecto solo tiene la transcendencia de mostrar cual es la postura de cada uno de nosotros en este asunto. Lo importante será lo que decidan los tribunales europeos, sobre todo ante el recurso que se presentará en cuanto se tenga la sentencia de los tribunales de aquí, precisamente, una sentencia europea que se producirá cuando ya nada tenga remedio, porque a ver cómo les devuelven el tiempo en prisión a los encausados, entre otras.
                                                         

A más ver       

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