Verás: yo también tengo ganas de
ciscarme en dios, la virgen, los santos apóstoles y hasta en los rabillos de
los pimientos coloraos, en un momento dado. Yo también quiero que esto cambie,
se rompa, se transforme, evolucione, no sé…que se de la vuelta a la tortilla,
porque la parte de abajo ya está churruscada. Y mientras discutimos acerca de
la gravedad de la quemadura, achacamos culpas y nos atribuimos cada cual
nuestras inevitables excusas, la cosa no va a menos, sino a más. A uno puede
parecerle lo que le parezca la jugada del Sánchez con el tema de los
aforamientos, incluso que parezca uno de esos passing shots estratosféricos del
Nadal, rollo banana speed, que deja al rival en modo ¿what? ☹. Y a otros les puede parecer que la comparecencia del asno…no; perdón: quisir
del Ansar, alias Aznar o míster toxic tablets en versión Harvard University,
fue la constatación de que tenemos aquí al mejor estadista del mundo de los
últimos 409 (ahora te has pasado con los años, quítale el 9, anda, que solo son
40 años…cateto) como los años de la botella, la de Macallan. No; su mujer no:
Macallan…busca en Google y clica a voy a tener suerte. Cusha: que le estoy
dando con el estropajo a la pantalla esta, y el 9 ese no sale…Pero no nos
desviemos: puede parecer lo que sea, que a la gente, que uno tenga un máster o
no, que lo haya copiado o no, que la tesis de aquel no se qué, que si los
gallumbos de aquel otro no sé cuántos, todo eso, es paja para los burros. A
ver, chaval: si pones en la misma frase, paja y burros…vamos mal, eh? Porque a
alguno que te lea le puede dar por…comer alfalfa, digéssim (Presente Imperfecto
del Modo Subjuntivo del verbo Decir, en catalufo). ¿Te has perdido? Pues que no
se te olvide que los catalufos somos los seres mas malos del universo y parte
del extranjero. Pero a lo que yo iba, es que lo que realmente le importa a la
gente, porque le afecta directamente y quiere ver resueltas las cosas, para los
señores políticos parece ser que les resulta un tema menor, como el de las
pensiones, porque cuatro monos sean incapaces de ponerse de acuerdo en cómo se
mejoran y se sostiene el sistema, dice mucho de sus pocas virtudes como administradores
de la cosa pública, habida cuenta que este es un tema en el que deberían quedar
al margen las cuestiones ideológicas de
cada mono. Decía el otro día el exministro Solchaga, aquel de la época de Felipe,
que los pensionistas de hoy están cobrando más de lo que cotizaron durante toda
su vida, a lo que se le debería replicar que hay mucha gente en este país que ha
estado pagando, y paga, durante toda su vida laboral, una seguridad social que
no ha usado ni usa nunca, por ejemplo. ¿Les van a devolver la pasta por los
servicios no prestados? Pues cállate un poquito la boca, sabiondo.
Y sí, ¿cómo no leerme esos mails de
los señores jueces, esa peculiar camarilla de “demócratas” que se han venido
despachando a gusto contra Catalunya y los independentistas? Destilan un odio,
una incapacidad manifiesta para entender la cuestión, una ganas de venganza, de
usar las instituciones para liquidar a sus rivales ideológicos, absolutamente
infame. Y si algún otro juez les muestra el reverso de la moneda y les dice que
el no ha visto ni tanto alboroto, ni quebranto ni violencia ni nada de todo
eso, van a por él como fieras, como en el caso del juez Federico Vidal, al que
procesaron y multaron por decir que la actuación de las fuerzas de seguridad
del estado el 1-O le habían parecido “terrorismo de estado”. La pura y simple
verdad, porque la actuación se realizó por la mañana con la intención de que se
vieran las imágenes mientras comías los macarrones y se te quitasen las ganas
de ir a votar por la tarde. Esos mails que hoy publican los medios de comunicación
son la quintaesencia de la podredumbre judicial que nos envuelve. Un juez no es
nombrado juez para hacer valoraciones ni críticas políticas de ningún tipo, sino
para limitarse y circunscribirse a aplicar la ley. Punto y final. Todos esos
viva el rey, la Guardia Civil, España y los melocotones en almíbar, sobran. Y
sobran porque le hacen un flaco favor a su propia causa, ya que a partir de ahí
nadie puede creerse que las resoluciones que tomen sean imparciales y justas,
sino todo lo contrario: muy interesadas de parte y por tanto absolutamente
fuera de derecho. Ante un problema de índole personal que le cree una causa a
un juez, este tiene el recurso de la inhibición, que es la forma de decir que
esto me afecta personalmente y no puedo juzgarlo porque no voy a ser imparcial.
O dicho de otro modo: la antítesis del señor Llarena, que ha hecho de la causa
contra el Govern catalán una cuestión personal, como queda reflejado en un auto
judicial suyo en el que critica al independentismo y lo cataloga como la antítesis
de su ideología política, ideología que le afecta personalmente. ¿Pero esto que
es? Una forma como otra cualquiera de haber sido durante un tiempo el juez
estrella del estado, agasajado en multitud de celebraciones, aplaudido,
vitoreado y enardecido hasta lo indecible, por parte de aquella caterva de
personajes que tienen esa peculiar visión de España heredada de otras épocas pretéritas
y que, sin embargo, vaya usted por dios, ha sido ridiculizado y vuelto a
ridiculizar en cuanto sus autos y decisiones han traspasado los pirineos y han caído
en manos de jueces europeos. Las proclamas victimistas de los togados y políticos
españoles de derechas no son otra cosa que las típicas pataletas de los niños
mal criados, que se enfadan y refunfuñan si no se les concede un capricho en un
momento dado. Me precio de haber dicho aquí mismo, mucho antes de que el señor
Puigdemont se hubiera puesto en ello, como seguramente han dicho otros-as antes
que yo incluso, que el conflicto catalán había que internacionalizarlo, sacarlo
de aquí, enseñárselo a Europa y que Europa juzgara, porque si algo tengo
absoluta y meridianamente claro es que aquí no se va a juzgar con justicia a
los procesados, que de entrada no deberían ni estar procesados, porque la obediencia
debida les obligaba a estos a hacer lo que les habían mandado la gente, que siempre
se ha dicho que es el poder soberano de un país. Pero en fin, lo que digamos
cada cual al respecto solo tiene la transcendencia de mostrar cual es la
postura de cada uno de nosotros en este asunto. Lo importante será lo que
decidan los tribunales europeos, sobre todo ante el recurso que se presentará
en cuanto se tenga la sentencia de los tribunales de aquí, precisamente, una
sentencia europea que se producirá cuando ya nada tenga remedio, porque a ver
cómo les devuelven el tiempo en prisión a los encausados, entre otras.
A más ver
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