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martes, 25 de septiembre de 2018

HASTÍO



Dicen que lo que no sabes no te causará problemas, es lo que crees que sabes y, en realidad, no es así. Estaba escribiendo un post sobre la banca española que…uf, menudo tostón os estaba a punto de endiñar. Comenzando por Wall Street y la mal llamada “crisis” del 2.008, que no fue otra cosa que el mayor robo de la historia contemporánea. Siendo esa la raíz del problema, aquí, en España, solo es parte del problema. La otra parte del problema, siento decirlo, somos los españoles. Sí. Todos y cauda uno de nosotros. A nosotros, que vamos fardando por el mundo de españolidad y toda esa mierda, nos diferencia del resto el que, aquí, por mucha rojigualda, por mucho himno, por muchos cojones y por mucha capilla y sacrista, nos diferencia del resto, decía, que somos unos capullos integrales sin remedio. Y si no es así, convénceme de que es lo más natural del mundo el que, de los países que han tenido que rescatar a su banca, hayan cobrado hasta el ultimo dólar, euro, penique, etc. incluidos los intereses y, aquí, tierra brava de ardientes machos hispánicos y toros bravos, y patatas bravas nen, no te olvides las patatas bravas, no solo no lo han devuelto después de presentar beneficios, sino que alardean de que, ni por pienso, devolverán nada nunca. A partir de aquí, que me vaciles de españolidad, me lo paso por la plazoleta del capullo, hablando claro. ¿Cómo estamos?: como nos merecemos. Ni más, ni menos. Pero nada; tú recuérdame que si los bolcheviques no sé qué, que si Stalin, la Pasionaria, los lacitos amarillos, que está todo lleno maricones, que esto es un caos propiciado por el libertinaje de los rojos…etc. Pero lo que ha fallado, en origen, es la desregularización y el descontrol del sistema financiero y, con ello, el propio sistema capitalista en el que vivimos, a menos que esto sea Venezuela y yo no me haya coscado de nada aún. Claro que los liberales dicen que el problema (el problema, que lo es en tanto evita que se enriquezca la gente de modo fraudulento, estafando, engañando, actuando como depredadores del capital ajeno) siempre es el estado y sus controles, pero en la practica ha sido la falta de control lo que ha propiciado el desplome del sistema. Lo sabían. En Wall Street sabían perfectamente que el estado no podría dejar caer el sistema bursátil y financiero del país, que iban a ir en su rescate. E hicieron lo que hicieron igualmente: Mintieron, estafaron, desplumaron. Robaron. Y lo hicieron a base de bien: a gran escala, que es como mola más. A fin de cuentas, ellos representan al capital más y mejor que nadie. ¿Dónde radicaba el descontrol?: primero en los créditos hipotecarios y microcréditos personales que las entidades financieras y los bancos, desde que dejaron de comprobar la solvencia de los deudores de esos créditos. Así aumentó el riesgo de morosidad de esos bancos y entidades financieras. Crearon bonos con paquetes de créditos de alta rentabilidad para darle una apariencia atractiva de cara al mercado; aunque en realidad esos bonos estaban llenos de créditos subprime, créditos basura, que no iban a poder cobrar jamás porque no controlaron la solvencia de los demandantes. ¿Esto lo sabía la Reserva Federal norteamericana? Evidentemente no, porque dejándose llevar por la inercia, vieron el atractivo aparente del producto, y los calificaron como bonos AAA, pero no escarbaron más para dar con el cáncer que se estaba germinando gracias a los subprime, los créditos basura. ¿Quién lo iba a sospechar? Del libertinaje financiero y el descontrol, nació el problema que arrastramos hoy y que no son esos lacitos amarillos, ni ese máster, ni esa tesis ni ¿dónde mierda metemos a la momia?        
                                                           
                                                                                                         Parecidos Razonables

A mi me educaron intentando inculcarme la idea, que no sé muy bien de donde sacaron semejante mierda, porque la biblia, mis queridos “ñiños y ñiñas”, no es otra cosa que un compendio de habladurías y chismorreos del populacho, de que vale más poner la otra mejilla. Nunca la puse. Es de gilipollas. Pero eso es justamente lo que hace el grueso de este país: poner la otra mejilla, una y otra y otra vez. Que cara más dura y cuanta insensibilidad sin sentido. Y, por descontado, antes muertos que confesar el error, que reconocer que hemos metido la pata hasta el fondo con nuestro desdén colectivo, con nuestra autocomplacencia y apalanque. No es que nosotros hubiésemos podido evitar la catástrofe, evidentemente que no, pero sí que debemos evitar la vergüenza y el oprobio de ser la mofa del planeta, un país al que puedes robar con total impunidad que nadie te va a exigir responsabilidades; al contrario: le echaran la culpa de todo a los emigrantes y a los pobres, que es que hay mucho pobre y mucho negro. ¿Qué pregonaban más de uno con el tema de las Preferentes?: que la culpa era de los abuelos por no saber leer, o no enterarse, o no estar a la última de los productos financieros del sistema bursátil, etc. Bueno, pues por ahí tengo yo un pariente así como lejano física y sanguíneamente, disfrutando de su casa con piscina después de su paso por la dirección de una sucursal bancaria de una entidad gallega, que se jubiló después de todo el follón de las Preferentes, y que va dándome lecciones de españolismo y de españolear. Ya he partido peras con semejante individuo, como es obvio, porque hay piaras en las que uno no quiere entrar a saludar a ningún cerdo. Si te dijeron otra cosa de pequeño, te mintieron: no todo el mundo es bueno sino que, lo que suele haber, es gente, gentecilla y gentuza.

Ah, y claro, no podía faltar: el próximo lunes es 1 de octubre. Para vosotros no sé; pero para más de dos millones de catalanes es un día especialmente señalado, por todo lo que supuso tal día como ese de ahora hace un año. Un año de un capitulo ignominioso para la historia reciente de España, gracias sobre todo a la inutilidad política personificada en el mayor botarate político que he conocido en mi vida, un ser despreciable, corrupto hasta las trancas, embustero, cobarde y traidor como pocos, al que aun deben andar buscando porque por lo visto nunca se ha sabido la identidad de ese tal M. Rajoy. Igual es que lo he soñado…
                                                           

A más ver    

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