¿Realmente podemos aseverar que España
es un estado fascista? Tenemos esa cosa que dicen que es democracia, porque
votamos una vez cada cuatro años y, se presupone, eso nos da la potestad y la
soberanía sobre el gobierno de la nación, ergo somos los soberanos del país.
Pero eso son palabras, muy bonitas, si fuesen del todo ciertas; pero inverosímiles
a tenor de lo que vemos, comprobamos y padecemos, día sí y día también, porque
democracia no es limitarnos a votar una vez cada 4 años. Los problemas de
credibilidad democrática que padecemos hoy son consecuencia de no habernos “purgado”
del fascismo después de 40 años de Régimen. Son consecuencia de haberlos dejado
que siguieran gobernando en los cuarteles, de haberlos dejado seguir mangoneando
en la administración, de no sacar los crucifijos y la religión de las aulas (en
Islandia recientemente se ha aprobado una ley que penaliza aleccionar en
cualquier tipo de religión a los menores de 21 años…y no se lo ha tragado el
mar al país, a pesar de ser una isla) son consecuencia de que aquí se estableció
un sistema de elecciones que favorecían un bipartidismo, más al servicio de la preservación
de las ventajas, beneficios y prerrogativas de las que disfrutaban los
prohombres hechos bajo el cobijo del régimen fascista, que al servicio del
pueblo y de la implementación de una auténtica democracia. Ahora, con la
perspectiva que solo nos puede dar el tiempo trascurrido, podemos asegurar que
aquel socialismo de Felipe el hermoso era pura patochada, era un socialismo o
bien cagadito de miedo o al servicio de la vieja guardia del régimen de Franco,
porque y como se está poniendo de manifiesto en las últimas semanas, ni
siquiera fue capaz de sacar a Franco del Valle de los Caídos, ni fue capaz, ni
aquel socialismo ni este de hoy tampoco, de sacar la religión de las escuelas
como no es capaz de denunciar el Concordato con el estado del Vaticano por
inconstitucional. Yo tengo 56 años. No son ni muchos ni pocos: son los que son.
La edad perfecta y en el país perfecto para que los mayores te digan que tienes
aun muchas cosas que aprender, y los menores te digan que no te enteras de
nada. Pero a lo largo de mi vida no recuerdo haber leído, ni oído, que fuese
noticia el que en uno de nuestros países vecinos europeos y democráticos, se
condenara a 3 años de cárcel por cantar una canción. En ninguno. De hecho, sigo
esperando a ver cuando se enteran nuestros socios europeos y elaboran, en cada país
de la UE, una Ley Mordaza como la nuestra, para que los pobres puedan estar a
nuestra altura y no den muestras de padecer un sistema democrático tan endeble.
Evidentemente que la Ley Mordaza española no nació como fruto de las reformas
estructurales que necesitaba el país para salir de la crisis económica. Salió
de lo más hondo de esas almas negras y llenas de odio, que ni saben lo que es
ni quieren una democracia sana, porque les priva más el instinto y el carácter represor
y represivo que preserve las figuras afines al régimen, sobre todo, de toda crítica
que ponga en entredicho incluso algo tan inmaculado como la corona. Recientemente
el Tribunal Europeo absolvió a unos jóvenes que quemaron una foto del rey; y es
más: en su sentencia el tribunal dejó bien claro que un servidor público,
incluido el jefe del estado, en tanto que servidor publico está expuesto,
porque va con el cargo, a la crítica, y que la quema de una foto es un acto
legitimo de protesta contra la figura del jefe del estado, con el que no se
tiene porque estar de acuerdo ni tiene porque gustarle a todo el mundo. Estos últimos
días, concretamente el 17-A y con motivo de la conmemoración del primer aniversario
de los atentados de Barcelona y Cambrils, en la Plaza de Catalunya de Barcelona
se exhibió una pancarta en lo alto de un edificio metiéndose con el rey. Pues
nada: la derecha cavernícola ya ha dicho que interpondrán una denuncia contra
los autores, a pesar de lo que dictó el tribunal europeo que juzgó el caso de
los que quemaron la foto del monarca y lo que dictó sobre las críticas a la
jefatura del estado. Da igual. Y da igual porque uno se teme que lo que les
ocupa, más que la espera de un fallo favorable, es aumentar el nivel de crispación
y mantener viva la llama de aquellas dos Españas que, se diga lo que se diga,
yo no tengo consciencia de que hayan desaparecido jamás, desde que vine al
mundo en la Plaza San Marcos de Sevilla, hace 56 años.
Debo haber entrado a formar parte de
alguna especie de lista negra de alguien, porque como veis últimamente me
eliminan las publicaciones alegando que son spam o que alguien me ha denunciado
porque mis publicaciones les resultan ofensivas. Y un amigo se preguntaba
porque siempre ocurre esto a los del mismo bando y no al revés. Y la respuesta
es bien simple: yo, por ejemplo, a pesar de que muchas de las cosas que he leído
y visto en la red me han resultado ofensivas, no denuncio a nadie porque
entiendo que eso forma parte de su libertad de expresión y, en cualquier caso,
si algo o alguien no me gusta, con no volver a leerlo tengo bastante, hasta ahí
llega mi problema. Los del otro bando, no. Los del otro bando quieren que te
calles, que no te manifiestes, que ni respires, si hace falta, porque les ofendes
con lo que dices y la democracia, para esa gente, no es que tú puedas
expresarte, sino que no les ofendas y que ellos sí que puedan ofenderte porque
forma parte de su libertad de expresión. Lo estamos viendo con el ejemplo también
de los lazos amarillos en Catalunya: unos quieren hacer una manifestación publica
de una protesta, y los otros no quieren que se haga esa manifestación publica
de protesta, hasta el punto de que Pablo Casado, en una nueva demostración más de
cómo nos enseña el PP lo que es la democracia, ya ha tildado a los lazos
amarillos de antidemocráticos y de ser una ofensa contra nuestra democracia. Y entono
el mea culpa. Sí: desde aquí, ahora, quiero entonar el mea culpa como socio que
soy de Ómnium Cultural, como sabéis una de las dos asociaciones catalanas que
han puesto en pie de guerra a más de dos millones de catalanes en defensa de su
derecho a la autodeterminación, porque soy parte del problema creado como consecuencia
de nuestras justificadas reivindicaciones. Y soy culpable porque yo, como el
resto de los socios de la ANC y Ómnium, hemos provocado todo esto basándonos en
la absurda creencia de que España estaba preparada para ese nivel de democracia;
y es obvio, hoy lo sabemos con absoluta certeza; eso sí: después de vivir el 1-O y del encarcelamiento
de todo el Govern de la Generalitat bajo la acusación falaz de rebelión, acusación
que no se sostiene más allá de los Pirineos, donde las democracias sí son
democracias, donde no hay presos políticos ni se encierra a la gente en la
cárcel por cantar una canción por lo que, y entre otras cosas, si de algo ha
servido todo esto, es para corroborar que Catalunya no solo está situada geográficamente
más cerca de Europa, sino que también lo está política y socialmente. Aquí no
basta, por lo visto, con que Europa nos diga, desde hace años, que nuestro
sistema judicial es de vergüenza, más concreta y exactamente, uno de los
pilares en los que se sustenta la salud de toda democracia: en la implementación
de una real y efectiva separación de poderes entre el poder ejecutivo y el
poder legislativo, del poder judicial. Sin esa separación, real y efectiva, no
nos diferenciamos mucho de esas llamadas republicas bananeras que tratamos por aquí
de forma tan despectiva. Pero no pretenderéis que nos pongamos a mandar a sus
casas a tanto facha con toga como deambulan por los tribunales, porque ellos
son los garantes de la conservación de las más puras esencias de la caspa, el
oxido y el detritus fascistoide y, naturalmente, sus colegas del ejecutivo y
del legislativo, saben que pueden siempre recurrir a ellos para que les saquen
las castañas del fuego, por y para eso se mantiene el sistema de elección de
los miembros de los altos tribunales, aun y a pesar de haber sido advertidos
por Europa que, así, nuestra independencia judicial está en la lista por debajo
de países como Arabia Saudí, que tanto nos gusta criticar para según que cosas,
con toda razón.
Salid y gozad, que os quedan dos
telediarios. No permitáis que el primer cantamañanas que pase por vuestro lado
os amargue el día. Confiad más en vuestro instinto que en vuestra inteligencia, rebañad bien el plato y no contéis los días: haced que los días cuenten. Yo ya cuento las horas que me quedan como hombre libre,
antes de volver a la esclavitud de la oficina, los horarios, fichar, las EDD
(Entrevistas De Desarrollo), los plastas que siempre coinciden contigo en la máquina
del café…I´m sorry, people. Estooo…
I did not ask to be so stupid, but I think I have no solution. Je. Asereje. Dejé. Y sed buen@s; pero no todo el rato, que es aburrido y de un muermo
que te mueres.
A más ver
No hay comentarios:
Publicar un comentario