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miércoles, 5 de septiembre de 2018

EL PRECIO DE LA NADA

 

¿Y ahora, qué?: ahora, nada de nada. Estamos todos tan ocupados en poner y quitar lacitos, que el hecho de que este mes la luz alcance precio récord, o que el Tribunal Supremo haya falsificado el acta que propuso a Llarena como miembro de dicho tribunal, o que el pasado 31 de agosto pasado fue el día que más empleo se destruyó en un solo día en toda una década, no es noticia, no pasa nada, nada de nada; pero siguen incordiando que no veas los lacitos amarillos en los mismos espacios públicos que, aquellos que reclaman y exigen su inmaculada pulcritud, lo llenaran después con sus pancartas y panfletos propagandísticos. Ya veréis como entonces no se quejarán, al contrario: si no pueden utilizar el espacio público, se estarán vulnerando sus derechos a la libertad de expresión y manifestación. Podemos teorizar hasta el aburrimiento sobre la definición de espacio público, propiamente dicho y demás; pero el resultante final no varía: tu quieres hacer una manifestación pública de protesta, y el otro no quiere que la hagas, porque vives en un estado democrático y de derecho y tu protesta es “una ofensa contra la democracia y es, por tanto, antidemocrática” (dixit Pablo Casado, Filósofo, Abogado Masterizado, Arquitecto, Ingeniero, Sexador de pollos, Fachilla Modelno, Botarate y Limpiabotas). ¿Alguien da más? Por extensión, digo yo, y por coherencia, espero que a partir de ahora ese “espacio público” este exento de pancartas, proclamas, consignas y propaganda política de todo tipo incluso y por supuesto en periodo electoral, porque hay que preservar la pulcritud del espacio publico y, de verdad, a mi cierta propaganda política de según quienes, también me ofende. Las cruentas, feroces y malévolas fuerzas del más rancio oscurantismo fascistoide de España se están poniendo las botas últimamente, porque están implementando el tener que pensar lo que dices en vez de decir lo que piensas. ¿Y como se le llama a tanta uniformidad, a la implementación del ideal y pensamiento único, sin posibilidad de discrepancia y disensión, reprimida por los señores fuerza bruta? Pues como dijo aquel famoso filósofo alemán que los fines de semana le daba a la pelota: “No hase falta desirrr nada más…
                                                        

Vi, y escuché, ayer al Torra en su conferencia, sí. No se muy bien de qué se espantan tanto en Madrid. Yo lo encontré incluso comedido, refrenado, porque no quiere alterar los nervios de Esquerra Republicana que está más por la labor de un tono bajo de confrontación y por expandir la base social del independentismo por la vía del convencimiento. Yo no soy sospechoso de ser votante de la derecha catalana precisamente, y a pesar de ello agradecí ayer que Torra nos tratara desde su púlpito del TNC como adultos, no presentando una hoja de ruta ni un plan preconcebido y precocinado en vaya usted a saber qué cocina y con qué cocineros, y apelando a que las distintas sensibilidades que aglutina el movimiento independentista, a que actuara libremente en base a sus principios y voluntades. En Madrid pueden decir que eso refleja que no hay unidad, que hay discrepancias, que hay “jaleo”. Nada más lejos de la realidad. Lo que hay es unidad en el objetivo final; otra cosa es que al mismo tiempo se tenga que preservar y reservar cada cual su propio espacio ideológico, como es natural en una república en la que haya pluralidad democrática. O como diría Gibran Jalil en referencia a los amigos: ser amigos es caminar juntos cogidos de la mano; aunque por senderos distintos. Por lo demás, nada nuevo. Dijo lo que dijo para quien lo dijo, porque como President de la Generalitat tiene un mandato de acción política nacido de las urnas y, digo yo que lo normal en cualquier sitio normal, es cumplir con ese mandato electoral; aunque ya sabemos que aquí en España eso es poco menos que la quintaesencia de lo paranormal. Aquello que se quejan de que no fue una conferencia para todos los catalanes, se quejan de lo que precisamente ellos tampoco hacen, porque yo no he visto a la Arrimadas convocar una conferencia para explicar a todos los catalanes cual es su proyecto político y su idea política y social para Catalunya, a pesar de ir presumiendo por las esquinas de que ganó las elecciones y fue la más votada. ¿Y? ¿Todo eso para pasarse la vida quejándose por los lacitos amarillos? Mis problemas, como ciudadano de Catalunya, no pasan por unos lacitos amarillos que es una cosa que tarde o temprano desaparecerá por si solo, sino el precio de la luz que me imponen sus amigos del Ibex35, o la conflictividad que provoca, en muchos aspectos, el mundo del taxi en su guerra con Uber. Por cierto, no se le vio a la susodicha esos días apoyando las reivindicaciones de unos u otros, porque su marido, aquel ahora ya ex independentista lobotomizado por el amor, es precisamente abogado de la empresa Uber. Yo solo aporto el dato y tú, que ya eres mayor de edad, sacas tus conclusiones.

En este país no se le puede ni se le debe hacer mucho caso a todo aquel que defienda que el P$OE es de izquierdas, porque quien lo haga o es un supino ignorante o te está tratando a ti como si lo fueras tú. Y naturalmente yo no tengo nada en contra de quien quiera vivir en su confortable ignorancia, que es la cuna de la felicidad, dicen; pero que lo traten a uno como a un lerdo la cosa ya cambia. No me vengas con que si Pablo Iglesias no sé qué, que si la esencia republicana y de izquierdas del partido y todo eso, porque todo eso ya es historia, se acabó hace muchos años y, lamentablemente, agua pasada no mueve molino, y menos aun en este caso. Está muy bien eso de escribirlo en las pancartas y cuando se trata de hacer propaganda; pero a la hora de hacer política este P$OE ha defendido tanto o más incluso que el propio PP, las políticas económicas de derechas, alegando ese manido y viejo mantra de que no hay otra economía posible. Y es mentira, porque por supuesto que la hay; lo que no hay es nadie que la haya querido implementar so pena de ser postergado del circo político, un circo político mantenido, y muy bien mantenido por cierto, por el sector financiero y empresarial que, obviamente, espera sus contraprestaciones en forma de un sistema laboral que les permita hacer y deshacer a su antojo con el trabajador-a, que sigue perdiendo poder adquisitivo a pesar de que hay quienes presumen por ahí de que crecemos y crecemos, que parece que vayamos a petar el techo de crecimiento y salir a la estratosfera con tanto crecimiento.
                                                       
                                                     
Que siga la burla, que este país produce tamaña cantidad ingente de memos inigualable, que incluso la aplauden y vitorean como al “maestro” después de una buena “faena”. No te hagas ilusiones, porque no eres torero ni capote, sino el toro burlado por el capote, al que sin embargo acudes una y otra vez, empecinado en embestir al engaño.

Que os vaya bonito y,

A más ver                                                                         

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