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jueves, 6 de septiembre de 2018

EL CAMUFLAJE




Ya hace más tiempo del que quisiera uno recordar, que no encontraba nada personalmente exaltante, fuera del natural e incomparable tesoro que uno disfruta de su casa y su familia. Cuando el otro día hacía referencia, por ejemplo, a que lo más importante que podemos hacer en esta vida consiste en aquello que dejamos hecho cuando ya no estamos, nuestro legado, me inspiraba en mi hijo. Porque mi cuerpo puede que ya no esté; pero estaré mirando el mundo a través de sus ojos. Porque aunque mi organismo haya fallecido, yo seguiré hablando, cantando, amando a través de su boca y de su amor y él tendrá de mí desde el mismo tipo de sangre, hasta ese carácter indómito y crítico que demuestra, y que nos ha costado alguno de esos típicos enfrentamientos paternofiliales. Pero también le he inculcado el no ser rencoroso, y lo demuestra con igual soltura. Sus 20 años de vida dan para mucho, incluso para sorprenderme demostrándome de lo que es capaz, como para, en ocasiones, no creerse el mismo de lo que es capaz, por el propio y natural desconocimiento que uno tiene de sí mismo a esa edad… volcánica. No encontraba nada exaltante, decía; aunque hasta para eso me siento afortunado porque la vida me ha regalado no una cosa, sino dos y de un valor incalculable.
                                                        

La primera de ellas es esta enfermedad, que, cuando te la presentan, es como si te invitaran a jugar a un juego en el que solo va a haber un seguro perdedor: tú. La clave, como casi siempre en la vida, es la actitud. El miedo no te sirve para nada así que, por lo tanto, olvídalo, no le hagas formar parte del juego porque, entre otras cosas, lo que te ocupe te va a privar disfrutar de otras cosas. Rebélate. Plántale cara. El cáncer si que es uno de aquellos chulitos con los que hay que ponerse más chulito aún que él. La idea, básicamente, es joderlo vivo, literalmente, porque tienes una dignidad que preservar. Es un poco así como cuando Johan Cruyff aleccionó a sus jugadores en aquella final de Wembley ante la Sampdoria italiana, con aquella mítica frase: Sal de frutas…uy, perdón: salid y disfrutad. Salvando las distancias, claro, que a mi no me van a dar una copa; ya me la tomo yo, gracias. Incluso me he vuelto selectivo, mira tú qué puñetero, y solo bebo cerveza o algún Macallan ya madurito, mínimo 30/35 years of love and passion. Sin hielo ni chorradas, claro, sacrílego infame. Y en resumidas cuentas, creo llevarlo como creo que se debe llevar esto: con dignidad, mirándole de frente y retomando tu vida en la medida en que la química y tus fuerzas lo permitan. Después de perder más de 20 kilos no es que vaya muy sobrado, precisamente, pero creo que va a tener que hacer algo más para tumbarme.
                                                                           
Y la segunda cosa que el destino me ha brindado en bandeja de plata, es toda esta “movida” de la independencia de Catalunya. Hace unos años era inimaginable para el más enfervorizado independentista catalán, contemplar un escenario como el que vivimos hoy. Pero bueno, sea como sea la realidad a día de hoy es la que es, y la realidad es que veo, percibo, intuyo mucho miedo por parte de algunos. Todo sería más fácil para todos, si desapareciera ese obtuso orgullo castellano incapaz de reconocer sus propios pecados y que se obstina en no aprender de la historia: siempre que castilla ha gobernado contra Catalunya, le ha ido mal a España porque está, al mismo tiempo, gobernando contra sí misma. Estáis perdidos, con esa clase política que tenéis en Madrid sin ninguna clase, que es incapaz de administrar y revertir la masiva sublevación civil en Catalunya, que ha dicho basta a esta corona putrefacta y a este sistema político corrupto y fascistoide, herencia del franquismo y del nacionalcatolicismo. Ya nos han tomado bastante el pelo en la Moncloa durante 40 años. El tema de Catalunya es un poco como el fútbol: todo el mundo entiende la hostia de fútbol, hasta el típico fiera que se pasa la vida en el sofá y dice en su Facebook, por ejemplo, que Luis Enrique no tiene ni idea de fútbol, un señor que ha ganado 5 de 6 en un solo año, no tiene idea y tú sí. Con un par. Eso mismo pasa con Catalunya: que todo el mundo sabe como se solucionaría la cosa, todo el mundo sabe quien tiene la culpa y quien no, y todo el mundo sabe lo que sabe basado en su vasto y amplio conocimiento de la política y la sociología aplicada. Es como si de repente hubieran germinado de las ricas tierras españolas politólogos a camiones, qué digo camiones, a trenes llenos a rebosar, con un amplísimo conocimiento curricular sobre el pueblo de Catalunya y su historia. ¿Qué ofrece el actual gobierno a Catalunya?: un nuevo Estatut. No me hagas reír tanto que me duele el conducto biliar, so cafre. ¿Y que nos ofrece a Catalunya PP y C´$?: el actual Estatut vigente, recortado por sus amigotes del TC y vulnerando el derecho del pueblo catalán a refrendarlo bajo sufragio como todo Estatuto de Autonomía, Estatut que nadie como el PP, por cierto, se ha negado sistemáticamente a cumplir cuando ha gobernado en la Moncloa, en muchos de sus apartados y obligaciones de forma injustificada, incluso con sentencias del TC obligando al gobierno a cumplirlas. Si son tan listos el Pablito Casado y el Albertito Rivera para según que cosas, es de imaginar que no serán tan tontos como para esperar que nos olvidemos del 1-O del año pasado, del Govern de Puigdemont en la cárcel junto a los Jordis o el exilio, que nos olvidaremos, porque sí, del discursito real del 3-O, de la imputación de 700 alcaldes, de las noticias que tenemos aquí en Catalunya y que no son exportables al resto de España, de las agresiones de bandas de fascistas que van en manada camuflados con pasamontañas, quitando lacitos y dientes de independentistas con la misma alegría, etc. Quizá, decía, Pablito y Albertito pretendan que todo eso, y mucho más, lo borremos, lo olvidemos y lo ignoremos como si nunca hubiera pasado y nos comportemos, a partir de ahora, como buenos hermanos que están unidos a partir un piñón, como se suele decir. No creo que sean tan rematadamente gilipollas como para creerse semejante estupidez. Así que, y por lo tanto, como esa no va a ser la solución ni ellos tampoco tienen otra, de lo único que pueden sacar partido es de tensarlo todo, de crear crispación y enfrentamiento a la par que compiten entre ellos para ver quien tiene el pecho lata más español y mucho español. Para apaciguar un poco a los doberman estos, Pedrito ha destinado 600 agentes de la Policía a Catalunya hasta el 15-O, y ha congelado el traslado de otros 300 guardias civiles que iban a ser destinados a sus sitios de origen que, dicen estos, todo por la patria, sí; pero págame y no me hagas como la última vez que el trato fue ignominioso: entre el “Piolín” aquel y las condiciones de habitabilidad de los camarotes, el menú de navidad y que no hubo ni paga ni medallitas para todos, la cosa fue bastante lamentable para los miembros de la benemérita. Y eso que la movida les costó a los españoles 85 millones de euros. Pero tranquilos, esta vez no habrá Piolín 2, los destinan a todos al cuartel del Bruc.
                                                           

A más ver                   

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