Ya hace más tiempo del que quisiera
uno recordar, que no encontraba nada personalmente exaltante, fuera del natural
e incomparable tesoro que uno disfruta de su casa y su familia. Cuando el otro
día hacía referencia, por ejemplo, a que lo más importante que podemos hacer en
esta vida consiste en aquello que dejamos hecho cuando ya no estamos, nuestro legado,
me inspiraba en mi hijo. Porque mi cuerpo puede que ya no esté; pero estaré
mirando el mundo a través de sus ojos. Porque aunque mi organismo haya
fallecido, yo seguiré hablando, cantando, amando a través de su boca y de su
amor y él tendrá de mí desde el mismo tipo de sangre, hasta ese carácter
indómito y crítico que demuestra, y que nos ha costado alguno de esos típicos
enfrentamientos paternofiliales. Pero también le he inculcado el no ser
rencoroso, y lo demuestra con igual soltura. Sus 20 años de vida dan para
mucho, incluso para sorprenderme demostrándome de lo que es capaz, como para,
en ocasiones, no creerse el mismo de lo que es capaz, por el propio y natural
desconocimiento que uno tiene de sí mismo a esa edad… volcánica. No encontraba
nada exaltante, decía; aunque hasta para eso me siento afortunado porque la
vida me ha regalado no una cosa, sino dos y de un valor incalculable.
La primera de ellas es esta
enfermedad, que, cuando te la presentan, es como si te invitaran a jugar a un
juego en el que solo va a haber un seguro perdedor: tú. La clave, como casi
siempre en la vida, es la actitud. El miedo no te sirve para nada así que, por
lo tanto, olvídalo, no le hagas formar parte del juego porque, entre otras cosas,
lo que te ocupe te va a privar disfrutar de otras cosas. Rebélate. Plántale
cara. El cáncer si que es uno de aquellos chulitos con los que hay que ponerse más
chulito aún que él. La idea, básicamente, es joderlo vivo, literalmente, porque
tienes una dignidad que preservar. Es un poco así como cuando Johan Cruyff
aleccionó a sus jugadores en aquella final de Wembley ante la Sampdoria
italiana, con aquella mítica frase: Sal de frutas…uy, perdón: salid y
disfrutad. Salvando las distancias, claro, que a mi no me van a dar una copa;
ya me la tomo yo, gracias. Incluso me he vuelto selectivo, mira tú qué puñetero,
y solo bebo cerveza o algún Macallan ya madurito, mínimo 30/35 years of love
and passion. Sin hielo ni chorradas, claro, sacrílego infame. Y en resumidas
cuentas, creo llevarlo como creo que se debe llevar esto: con dignidad, mirándole
de frente y retomando tu vida en la medida en que la química y tus fuerzas lo
permitan. Después de perder más de 20 kilos no es que vaya muy sobrado, precisamente,
pero creo que va a tener que hacer algo más para tumbarme.
Y la segunda cosa que el destino me
ha brindado en bandeja de plata, es toda esta “movida” de la independencia de
Catalunya. Hace unos años era inimaginable para el más enfervorizado
independentista catalán, contemplar un escenario como el que vivimos hoy. Pero
bueno, sea como sea la realidad a día de hoy es la que es, y la realidad es que
veo, percibo, intuyo mucho miedo por parte de algunos. Todo sería más fácil para
todos, si desapareciera ese obtuso orgullo castellano incapaz de reconocer sus
propios pecados y que se obstina en no aprender de la historia: siempre que
castilla ha gobernado contra Catalunya, le ha ido mal a España porque está, al mismo
tiempo, gobernando contra sí misma. Estáis perdidos, con esa clase política que
tenéis en Madrid sin ninguna clase, que es incapaz de administrar y revertir la
masiva sublevación civil en Catalunya, que ha dicho basta a esta corona
putrefacta y a este sistema político corrupto y fascistoide, herencia del
franquismo y del nacionalcatolicismo. Ya nos han tomado bastante el pelo en la
Moncloa durante 40 años. El tema de Catalunya es un poco como el fútbol: todo
el mundo entiende la hostia de fútbol, hasta el típico fiera que se pasa la vida
en el sofá y dice en su Facebook, por ejemplo, que Luis Enrique no tiene ni
idea de fútbol, un señor que ha ganado 5 de 6 en un solo año, no tiene idea y tú
sí. Con un par. Eso mismo pasa con Catalunya: que todo el mundo sabe como se solucionaría
la cosa, todo el mundo sabe quien tiene la culpa y quien no, y todo el mundo
sabe lo que sabe basado en su vasto y amplio conocimiento de la política y la sociología
aplicada. Es como si de repente hubieran germinado de las ricas tierras
españolas politólogos a camiones, qué digo camiones, a trenes llenos a rebosar,
con un amplísimo conocimiento curricular sobre el pueblo de Catalunya y su
historia. ¿Qué ofrece el actual gobierno a Catalunya?: un nuevo Estatut. No me
hagas reír tanto que me duele el conducto biliar, so cafre. ¿Y que nos ofrece a
Catalunya PP y C´$?: el actual Estatut vigente, recortado por sus amigotes del
TC y vulnerando el derecho del pueblo catalán a refrendarlo bajo sufragio como
todo Estatuto de Autonomía, Estatut que nadie como el PP, por cierto, se ha
negado sistemáticamente a cumplir cuando ha gobernado en la Moncloa, en muchos
de sus apartados y obligaciones de forma injustificada, incluso con sentencias
del TC obligando al gobierno a cumplirlas. Si son tan listos el Pablito Casado
y el Albertito Rivera para según que cosas, es de imaginar que no serán tan
tontos como para esperar que nos olvidemos del 1-O del año pasado, del Govern
de Puigdemont en la cárcel junto a los Jordis o el exilio, que nos olvidaremos,
porque sí, del discursito real del 3-O, de la imputación de 700 alcaldes, de
las noticias que tenemos aquí en Catalunya y que no son exportables al resto de
España, de las agresiones de bandas de fascistas que van en manada camuflados
con pasamontañas, quitando lacitos y dientes de independentistas con la misma alegría,
etc. Quizá, decía, Pablito y Albertito pretendan que todo eso, y mucho más, lo
borremos, lo olvidemos y lo ignoremos como si nunca hubiera pasado y nos comportemos,
a partir de ahora, como buenos hermanos que están unidos a partir un piñón,
como se suele decir. No creo que sean tan rematadamente gilipollas como para
creerse semejante estupidez. Así que, y por lo tanto, como esa no va a ser la solución
ni ellos tampoco tienen otra, de lo único que pueden sacar partido es de
tensarlo todo, de crear crispación y enfrentamiento a la par que compiten entre
ellos para ver quien tiene el pecho lata más español y mucho español. Para
apaciguar un poco a los doberman estos, Pedrito ha destinado 600 agentes de la Policía
a Catalunya hasta el 15-O, y ha congelado el traslado de otros 300 guardias
civiles que iban a ser destinados a sus sitios de origen que, dicen estos, todo
por la patria, sí; pero págame y no me hagas como la última vez que el trato
fue ignominioso: entre el “Piolín” aquel y las condiciones de habitabilidad de
los camarotes, el menú de navidad y que no hubo ni paga ni medallitas para
todos, la cosa fue bastante lamentable para los miembros de la benemérita. Y
eso que la movida les costó a los españoles 85 millones de euros. Pero
tranquilos, esta vez no habrá Piolín 2, los destinan a todos al cuartel del
Bruc.
A más ver
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