Soy de esas personas que ponen el
despertador 5 minutos antes, de esas que llegan a la playa y se ponen a
escribir, de las que prefieren la omertá para no traicionarte, de esas que redescubren
un día que tienen discos de vinilo en el trastero como el Réquiem de Mozart, de
las que tienen como mayor y más preciado tesoro su familia, para las que hay
pocos platos que superen unos huevos con patatas fritas, de las que crecieron
deprisa y perdieron el miedo pronto, de esas que aun se emocionan, de las que
negocian la paz entre sus muchas miserias y sus pocas virtudes, de las que
dicen lo que saben y lo que saben, se lo callan porque no todo se puede decir, de
las que escuchan música antes de dormir, que duermen poco para aprovechar la
vida, que nunca crecieron del todo y todo lo más que saben, es que saben bien
poco porque creen que estudiar debería ser obligatorio toda la vida. Sí, de
esas que aun piden perdón y dan las gracias, que dicen buenos días y ceden su
asiento, que tienen dos maneras de pedir por favor, la que tú prefieras, de las
que no tienen alas donde esconder la cabeza, de las que se equivocan, de esas
personas que leen libros con hojas, que no quieren llegar a algo sin que
importe el cómo, de las que se olvidan los donuts y hasta la cartera. Y siendo
así, ni mejor ni peor que nadie, soy de esa clase de personas a la que no
bajarás del burro si, lo blanco, lo veo blanco. Por eso lo que puedo decir es
que no me trago lo de vuestra democracia a la española. Después de la Biblia,
el liberalismo, Twin Peaks y la crisis del 2.008, quizá sea una de las mentiras
mejor contadas en toda la historia de los seres bípedos. Y lo que me creo,
firmemente, es que más tarde o más temprano deberéis replantearos el sistema
político y cómo establecer un nuevo orden, la imprescindible transformación que
suelte el lastre de esos convencionalismo atávicos y entrar en el siglo XXI, no
solo por el wifi. Tenéis más cosas que, sin embargo, no han evitado el
deterioro ni la desvalorización de las personas, de su calidad ni de sus perspectiva
de vida; que no mejor, por más duradera. Si os limitáis a observar la política
y dejársela a los políticos, estáis irremediablemente perdidos porque ellos no
os obedecen a vosotros, sino a sus intereses. Necesitáis salir a la calle a
hacer política y, aunque tenga que ponerse todo patas arriba, o eso, o
perderéis irremediablemente el control de la situación y no tendréis más que
vidas teledirigidas por otros, administradas a conveniencia de otros, acabadas
antes de vividas.
Yo no voy a durar para siempre y
siento decirte que tú, tampoco. No, no estoy aquí para decirte lo que tienes
que hacer porque, evidentemente, tu eres más list@ que yo y sabes más que yo,
probablemente por eso te va tan bien y tienes la vida resuelta. Pero hay gentes
que a veces se sienten perdidas, sin salida, como atravesando a pie un túnel a
oscuras al que no le ven el puntito de luz y que necesitan saber que sí, que la
luz está ahí, solo que no se han acercado bastante porque esas personas están
paralizadas. Tan cierto es que no todos estamos predispuestos a la acción, como
que sin los que no lo están, no podemos avanzar todos. Cruel dicotomía elevada
a la novena potencia, por esa amalgama diversa tan exclusivamente nuestra, con
multitud de lenguajes reunidos como exprofeso para vivir en una perenne
confusión, porque algunos se han esforzado en que nos enfrente antes que
enriquecernos. Y es que una de las claves de todo, siempre ha estado ahí, como
esperando ser descubierta para aportar su granito: la cultura. ¿Veis lo que
hacen con ella? Evidentemente que nos prefieren ignorantes, el subproducto
creado de la forma más tosca y zafia posible, que no piense mucho, no ya
digamos ya por sí mism@, y se conforme con la estúpida meta de disfrutar de la
vida en función del numero de cosas que puede tener y/o acceder a ellas, como a
través de los boletos de la sempiterna feria llena de luces de neón.
Uno confía, quizá ufanamente, en que algún
día, algún hecho sin mayor aparente transcendencia, desencadene la definitiva explosión
social, primero al estilo de las concentraciones que se llevaron a cabo entorno
al 15-M, pero esta vez más beligerantes, más exigentes y más secundada por el
resto de la población, hasta el punto de hacerse incontrolable. La gente en la
calle, protestando, exigiendo, haciendo que la fuerza bruta parezca fuerza liviana
y quebradiza, forzando la máquina, de noche y de día, hasta que el gobierno se
sienta obligado, desbordado por los acontecimientos, y tenga que tomar
decisiones transcendentales, una de ellas un referéndum sobre la monarquía, absolutamente
vinculante. Protestaran todos aquellos que sientan que está en peligro su cómodo sistema de vida, como los amigos
del régimen, obviamente, todos los inmovilistas, apalancados, cobardes,
hipocondríacos, pesimistas y amargados patológicos; pero es una posible y viable
vía de salida a esta estafa democrática, a este engañabobos de estado de
derecho, a esta badomía de sistema de libertades, a esta aberración de sistema político
y judicial. Desenmascaremos a los farsantes y deshagamos su farsa. Si nos creemos
que poniendo 4 memes y diciendo que me cago en tal y me cago en cual va a arreglar
algo…estamos apañados: ni en cientos de siglos daremos un paso adelante porque
todo lo que sea perderse el disfrute del mullido sofá, o sillón, que ahora te
hacen unos sillones, nene, que son le repera, con masajes y unas cosas que…pues
si eres de estos, apártate y no estorbes.
A más ver
Cuidado, a veces cuesta separar el grano de la paja. En la primera viñeta aparece Mario Conde vinculado a la URJC y es falso. Licenciado en derecho en la universidad de Deusto (Vizcaya) sacó la mejor nota de la historia en las oposiciones para Abogado del Estado. En realidad es una de esas mentes privilegiadas que ha dado el país vecino, que lejos de ser bien empleada, fue enterrada por el poder de esa época que se vio amenazado ante un personaje que les estaba resultando sumamente incómodo. El caso Banesto fue una trama urdida con pruebas falsas, pero como de costumbre la maquinaria propagandística funcionó como un reloj y hoy sigue siendo considerado por la opinión pública como un ladrón. Mientras tanto los verdaderos ladrones, que han estafado varios cientos de veces más dinero que el atribuido a Conde, siguen tan ricamente de rositas.
ResponderEliminarGracias por la aclaración, Rodrigo. Lo de Banesto ya lo sabía, aunque tengo entendido que se matriculó en la URJC para obtener el doctorado en derecho, como recogen varios medios; doctorado que, por cierto, parece no haberlo finalizado. Sea como sea, fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Complutense Madrileña, con el mata elefantes emérito presidiendo el acto.
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