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martes, 31 de octubre de 2017

MONCLOA: COSA NOSTRA



LUNES

A medida que ha avanzado el proceso catalán, con el devenir de los acontecimientos, parece como si hubiera mucha gente en ambos bandos con el firme propósito de no escucharse. Oírse si; escucharse no. Eso es traición. Incluso oírse, si realmente alguno de esos personajes que ha dicho las barbaridades que ha dicho, se escuchara a sí mismo, debería estar preocupado por su salud mental. Cuanta infertilidad, cuanta energía derrochada inútilmente, cuanto cerebro trastocado.

Estamos en una situación en la que si algo se puede asegurar, es que nadie está en condiciones de saber que va a pasar a continuación. Una situación insólita donde lo normal es, de por sí, insólito. Se empiezan a adivinar algunas estrategias, algunos posicionamientos que sí o sí deben producirse por la apreturas del calendario electoral y que ya han provocado el primer sonando encontronazo entre Podemos y Podem, en el que Dante Fachín se decanta por el bando de los referendistas, dibujando una suerte de candidatura unitaria sin tapujos, abandonando en cierto modo la posición oficial de Podemos, ajena a la voluntad independentista. No parece que vaya a producirse, a día y hora de hoy, algún acuerdo para presentarse como una sola fuerza los partidos independentistas con una lista civil. Son, queramos o no, elecciones, y los partidos intentan colocarse en sus supuestos lugares ideológicos respectivos; aunque con el mismo propósito final. La ANC ha emitido un comunicado en el que declaran que no pueden tener garantías de un proceso electoral limpio y democrático con presos políticos en la cárcel, pero que se acepta la convocatoria y la van a ganar. Y Puigdemont…bien: hoy sabremos más por su propia voz, ya que al mediodía hará una declaración pública. Personalmente, considero que ha hecho lo correcto, porque si alguien en este país a estas horas ni deberían ser fiscales, son el Fiscal General y el tal Mena, ambos reprobados por el congreso por su defensa del indefinible jefe de la fiscalía anticorrupción, aquel que tenía sus intereses en Panamá y que obstaculizaba todo lo que podía las investigaciones sobre el Ignacio González y su mafieta corrupta. En estos dos personajes, sospechosos y en cualquier caso reprobados a los que tanto socialistas como naranjitos querían ver en el paro, fían sus esperanzas de ver a Puigdemont en la cárcel e incluso los Súper Spain  Fashion naranja los apoyan sin ambages, inclusive en las pasadas de rosca como la acusación por rebelión que solo se creen esos dos estómagos agradecidos. Por supuesto que no tengo elementos de juico para creer en la imparcialidad de la justicia en este país. ¿A estas alturas, con esas dudas? ¿Quien se cree tal imparcialidad, después de todo lo descubierto y sabido por todos aquellos y aquellas con orejas y ojos, en lo relativo a las manipulaciones del gobierno en la justicia, y de toda la mierda (digo mierda porque es lo que: bazofia moral) que anida en la justicia de este país? Pero hay mucha memoria de pez sin criterio, que de la noche a la mañana se olvida de las cosas porque su condición de ser servil y sumiso le tira a arrimarse al sol que más calienta, independientemente de todo lo demás, y jalean con el mismo impulso cavernícola el A Por Ellos, que el Puigdemont a Prisión y el remate del que Viva España. En Catalunya a estas horas la queja más o menos extendida es debido a la falta de información sobre l situación por parte de las autoridades republicanas. Por el contrario, uno intenta huir un tanto del exceso de ruido que llega desde Madrid, por propia salud.

Me pregunto, independientemente de lo que nos depare el destino a corto y medio plazo a todos y cada uno de nosotros, cómo vamos a gestionar, cada cual, todo lo que hemos vivido previo al 1-O y fechas posteriores, con todo ese rosario de muestras inequívocas de desequilibrios mentales, que han llevado a muchos a mostrarnos sus instintos de Homo neanderthalensis, lo que da sentido, posteriormente, a los estudios que reflejan que aun poseemos entre un 1.5% y un 2,3% de ese instinto innato. ¿Cómo olvidar; y tanto? ¿O cuando menos cómo relativizar o soslayar las heridas, las mentiras, las tergiversaciones, toda esa retahíla de cosas y de actuaciones que han ido de despropósito en despropósito, con, en muchos casos, más odio que acusación? Si ya decíamos, antes del 1-O, que había una buena parte de la ciudadanía catalana desconectada afectivamente de España, la causa españolista no parece haber ganado adeptos entre esos a los que no van a someter. Es curioso señalar que ayer reflejaba una encuesta, nada más y nada menos que de El Mundo, en la que se señalaba que un 57% de los encuestados a nivel nacional, querían un referéndum para Catalunya. Son por tanto más los españoles que quieren una consulta "legal y pactada con el Gobierno de España" (un 57,4%) que contrarios (un 37,9%).

Independientemente de todo eso; y de que las encuestas son eso, con lo que ello implica de dudas y certezas en función de quien las interpreta, la cuestión, como decía, era nuestra propia gestión del tema. Yo mismo he terminado con mi relación con un familiar y no quiero saber nada más de un personaje que, por respeto a mi mujer, no pongo en su sitio y abro la caja de los truenos. Como dicen que al final la vida pone a cada uno en su sitio, dejémosles a los gilipollas que disfruten de un ambientazo de la hostia, por el mayor número de concentrados al festín de los idiotas. Y con república o sin ella, eso, está repartido por toda la geografía española a día de hoy. ¿Personalmente?: me alegro. Un peso que me quito de encima por mantener hipócritamente una relación que se me atragantaba desde su inicio. Que ya le tenía ganas, vamos. Así que por mí, triste no va a ser, pero para otras personas, sí lo será y para otras aun y siéndolo, su orgullo, ese ente tan poco conocido como pesimamente gestionado por tantos y tantas, le impedirá darse a sí mismos una solución, y se le encallará el odio.

Siempre se me quedan cosas en el tintero. Ahora a escuchar a Puigdemont y las consecuencias posteriores, que seguro no van a dejar indiferentes al personal y tendremos que ponernos a esperar las reacciones de Moncloa en este partido de tenis que, al final, nos llevará al macht-point del 21-D. Y ahí…ahí es la gente quien hablará. Es la clave de todo. Independientemente de cuanto se haya dicho y se diga hasta ese día, al final, es el ciudadano de Catalunya quien va a decidir en una urna lo que quiere. Y como quiera que fuese que en Catalunya jamás, jamás, ha gobernado la derecha española ni en coalición con nadie, otro resultado natural que no fuera otra nueva derrota de los representantes del españolismo en Catalunya, no se me antoja nada fácil; siempre y cuando los comicios se celebran con absoluta pulcritud, con sus observadores internacionales y un recuento exhaustivamente realizado sin sombra de duda. Sin Idras corruptas contratadas a dedo para el caso. En unas condiciones de normalidad absoluta, no tengo la menor duda de quién ganará, si aquellos que quieren la república consiguen abstraerse de todo el ruido y votan lo que les pide su voluntad, su deseo y su anhelo de liberación.               

                                                                          


Por cierto…una última cosa que me tiene que no sé cómo me tiene: Me he despertado con la noticia de que un hipopótamo había derribado con un pedo a 3 personas como consecuencia de los gases en el Parque de la Naturaleza de Cabárceno, en Cantabria. Es un bulo. Menos mal. Porque, si no, a ver cómo le explicas tú a tú mujer que has llegado tarde a cenar por culpa del pedo de un hipopótamo.


A más ver    

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