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viernes, 6 de octubre de 2017

¿Y QUÉ MÁS?





¿Es posible escribir estos días, hablar, pensar, hacer cualquier cosa diferente al monotema catalán? No solo es posible; es imprescindible o acabaremos todos en el psiquiatra. No obstante y al albor de todo lo sucedido estos últimos días y que nos ha llevado a ser noticia en todo el orbe, cabría hacer algunas consideraciones importantes. Considerar por ejemplo la imagen que hemos dado. Por otro lado, qué es lo que ocurre en esta Europa del siglo XXI con el tema Referéndum; primero fue Grecia quien recibió el palo posterior a un referéndum al que se negaban las elites político-financieras; y ahora aquí en España donde se ha reprimido con violencia una convocatoria pacifica para llevar a cabo un referéndum que, al ser declarado ilegal, cualquier resultado posterior carecía de toda validez jurídica, de toda relevancia y sería, como diría el propio Rajoy “un ocurrencia”. Pero España no sería España si no pusiera los cojones sobre la mesa ¿verdad? He dicho y repetido y no porque sea de mi cosecha sino porque es una de nuestras señas de identidad, que aquí preferimos vencer a convencer, aplastar a seducir. Es algo como primitivo y tan innato en nosotros fruto, qué duda cabe, de esta mescolanza socio cultural mal encauzada que a algunos acompleja, a otros enfurece y a todos nos enfrenta. De esta suerte, llevamos siglos guerreando entre nosotros y perviven incólumes las diferencias, si cabe aun más descarnadamente y como fruto del extremismo con el que últimamente se vive una realidad con un futuro incierto o, cuando menos, alejado y bastante de la concepción del futuro que tuvimos otras generaciones: crisis económica, paro, pobreza, recorte de libertades, corrupción política, judicial, sistémica. Llegar hoy a los 20 años, estudiar una carrera, encontrar un trabajo y formar una familia, esa concepción de las cosas y de tu vida como sujeto social, ha saltado por los aires. Si no fuera por la autentica gravedad de la situación, sería hasta de chiste que quienes han acabado con todo eso, acusen a otros de antisistema; a no ser, claro está, que alguien pueda demostrarme que Podemos son los responsables de la crisis, de la Ley Mordaza, de la reforma laboral, del vaciado de la hucha de las pensiones, del 3%, de la Gurtel, de los ERE en Andalucía, de las Preferentes, de Caja Madrid y las tarjetas Black, del tiro que se pegó Froilán o del precio de los langostinos. Del 3% ya lo he dicho, sí. Sistémico, hemos dicho también, señoras y señores. Los italianos tuvieron su Tangentopolis y algunos ya hace años que denunciábamos que íbamos camino del peor de los estallidos de burbuja, como es la burbuja de la corrupción política. Hoy, la estamos pisando, respirando, comiendo con nosotros en nuestros salones cuando vemos por la caja tonta como son conducidos por la Guardia Civil (viva la Guardia Civil) en sus furgones a la cárcel. Y seguimos con nuestras vidas y nuestros asuntos, como si no fuera con nosotros y, en vez de hablar de un caso de corrupción urbanística en la playa del levante español, por ejemplo, estuvieran hablando de una aldea china. De tan monótono, se ha vuelto anodino: ya no es noticia.

Pero hay una realidad empírica e incontestable: la corrupción sigue ahí; y los corruptos siguen gobernándonos y continúan mintiéndonos a diario contaminándolo todo. Y está todo tan descompuesto que estos últimos días estamos viendo, por ejemplo, cómo se insulta a un deportista que en ningún momento ha declarado ser independentista, sino que tan solo pide respeto para todas las opiniones y que se deje expresar a la gente en una urna por lo que, ejercer tu derecho a la libertad de pensamiento y expresión, en este país cada día sale más caro. Ya no nos coarta tan solo el poder legislativo; lo hacemos entre nosotros mismos porque hay gente que reacciona demostrándonos su intolerancia ante alguien a quien puedan acusar con el dedo de diferente, de traidor, de antiespañol. En contraposición, aplaudimos a rabiar a otro deportista y tratamos de justificar de mil maneras a otro, por demás extranjero, que defrauda millones a Hacienda: a todos.

Responsabilizar al señor Puigdemont de todo cuanto está pasando, no es tan solo faltar a la verdad de los hechos, sino que es responsabilizar a un señor que lleva 1 año en el cargo asumiendo las consecuencias de un proceso que, se diga lo que se diga por ahí de forma interesada y maniquea, comenzó en sus orígenes en movimientos sociales como la ANC y Omnium Cultural. Si sabéis en qué consisten los movimientos y asociaciones asamblearias, sabréis que en sus reuniones se ejerce la libertad de expresión y todo el mundo puede decir libremente lo que piensa. Se celebran debates, se hacen propuestas y están son sometidas a votación. Y así, en el año 2010, en medio de un ambiente enrarecido y cubierto de una patina de rabia contendida por lo del Estatut, sumado a la constatación palmaria de un sistema corrupto de mordidas ejercido por CiU durante décadas de connivencia con los gobiernos corruptos de Madrid, de Felipe y de Aznar, conocedores y consentidores de la trama por un puñadito de votos en el congreso, se decidió desde la ANC que se debía encontrar un canal por el que poder expresar la ciudadanía catalana una ruptura con la clase política, reclamando el derecho a decidir qué quería la ciudadanía hacer con su futuro. Y reclamaron un refrendo popular por el derecho a decidir a través de una consulta no vinculante. Era un ejercicio de democracia desde abajo hacia arriba. Un toque de atención. Un estirón de orejas a una clase política corrompida que había hecho de la corrupción su sistema de vida, tanto dentro como fuera de Catalunya. Esto, hoy lo constatamos, no está bien visto por supuesto en esta España carpetovetónica del palo y tente tieso, ni tan siquiera en Europa, porque este tipo de cosas escapan a la concepción que quieren las elites que tengamos de la palabra democracia.

Cuando llevas a una sociedad a una situación extrema, no debe extrañarte que esta pueda reaccionar de forma cuando menos desacostumbrada, fuera de los cauces previsibles. Y es de una transparencia sin macula el hecho de que la mafia política se ha apoderado de ese proceso buscando su propio beneficio electoral, que no admite discusión: hoy día el PP saldría beneficiado políticamente y la derecha catalana ha salvado los muebles empuñando la espada del independentismo en el que nunca antes creyó. No hay abducciones, ni comidas de tarro rollo odia al español, las deficiencias en las infraestructuras de la red viaria y ferrocarril por la falta de inversión en su cuidado y mantenimiento, no tenían que explicárnoslas los políticos: la sufren a diario los usuarios, como sufrimos todos de esta gobernanza corrupta que nos ha desmontado a todos los esquemas, y que lo hace por demás con un cinismo superlativo cada vez que les ponen una alcachofa en la boca.    

                                                                    

A más ver

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