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miércoles, 9 de agosto de 2017

DE SABIOS Y MONOSABIOS



SABIOS Y MONOSABIOS

Volvamos a recomenzar. Empezaba diciendo de mi mismo que soy malo. Es obvio que no; que soy peor aún: soy un malo pasado de fecha, caducado. ¿Por qué? Hombre, está claro: España es el país, estoy seguro, que produce mayor numero de sabios del mundo por kilometro cuadrado. Es asombrosa la cantidad de gente que sabe donde están los males del país y cómo arreglarlos. Si hacemos caso a unos cuantos que yo me sé, conoceríamos una nueva dimensión de palabras como democracia, libertad, ley… todo ello confeccionado a gusto exclusivo del consumidor. Ponemos unos parches por aquí, hacemos unos remiendos por allá, ajustamos esto otro, recortamos eso que queda feo… ¿la quiere el señor de seda italiana, de alpaca, de lana de oveja inglesa, de teflón para que todo le resbale? Solo un país con tanto ilustrado como este, puede escoger como presidente a ese personaje, capaz de vivir rodeado de mierda hasta el cuello, haciéndonos creer que su traje se mantiene de un blanco que deslumbra y de ir por el mundo dando lecciones de democracia, de respeto a la ley y de honestidad. Es realmente preocupante porque con la crisis parece haber emigrado en alguna maleta el poco sentido común que tenía este país. Miradlos bien. Es hasta admirable la defensa que hacen algunos de ese individuo, Rajoy; y por ejemplo de sus supuestas habilidades en lo económico, cuando el mismo confiesa que, de números, le enseña hasta su hijo porque él no…que no es lo suyo, vamos. Cuando sabemos, como sabemos, que no entiende ni su propia letra cuando toma notas (menos mal que aprobó las súper exigentes oposiciones a registrador de la propiedad cuando aun, supongo, entendía su letra); cuando sabemos, como sabemos, que nuestros números nos los aprueban, o no, afuera y, cuando sabemos, como sabemos, que la buena marcha de nuestra economía obedece más a factores externos que internos: un petróleo a bajo precio, la protección del Banco Central que mantiene el tipo de interés de la moneda bajo mínimos, lo que nos permite financiarnos sin más kilos de presión en la soga…y eso, claro, más una legislación laboral que esta sí que es cosa y éxito del PP, que barre los derechos de los trabajadores y protege a los abusones y esclavistas que van de empresarios súper preocupados por España, ayuda a que tengamos unos números en comercio exterior que salvan las cifras  de la macroeconomía esa, que tanto le gusta al ignorante de los números, pero sabio para sus acólitos. A ver si mañana el Marhuenda inicia una campaña para que Marianico el corto entre en la terna de candidatos al Nobel de Economía. Hace tiempo que esos del Nobel como que me la traen muy floja. Henry Kissinger, de la Paz, no te digo nada, nene…

Somos unos pringados. Todos nosotros. Y de poco podemos ir por ahí presumiendo teniendo, como tenemos, a quienes tenemos gobernando y cómo nos tienen de gobernados. Ahora bien: si tú tienes un curro fijo de la hostia, con un sueldo de colores, tu recibo de la luz no llega a los 30 euros, tienes medicina privada porque, claro, con el sueldo de colores pues colas y esperas que te ahorras; no tienes familia que venga a pedirte día sí y día también que la rescates, un primo, una sobrina, una hermana, un hijo que, con sus hijos, no tienen ni para comer, si tu vida es de tutifruti y miel, entonces es obvio que esto no va contigo. Pero el resto: todos unos pringados. 

Cuando la periodista y productora del programa 60 Minuts de la cadena de televisión CBS norteamericana Mary Mapes, a raíz de la copia de unos documentos oficiales que recibió y que demostraban que Georges W. Bush había recibido un trato de favor cuando servía en la Guardia Nacional que le evitó ser llamado a servir en Vietnam a su país, la periodista tuvo consciencia de la verdad. ¿De qué le sirvió en su caso saber la verdad?: acabó despedida porque vivimos, hoy, en un mundo en el que determinadas verdades no interesan, incomodan a mucha gente y lo que se persigue no es la verdad, sino como poder destruir la fuente que destapa esa verdad. Puedes tener conciencia plena de que determinada cosa es tan verdad como el sol que nos alumbra. Puedes exponerla y puedes decir lo que piensas al respecto; pero si molestas a determinados bichos, van a hurgar hasta en tus calzoncillos para desacreditarte, para arrastrarte por el fango y que pierdas toda credibilidad por el simple hecho, por ejemplo, de que fumas, de que tu coche es de gasolina, de que tuviste alguna experiencia en tu adolescencia con las drogas o el alcohol o tuviste una novia que era sobrina de un comunista confeso. No hace falta irte a los EEUU para ver, aquí, en esta España decadente y deprimente en la que hay jueces y periodistas destruidos por perseguir la verdad de las cosas. Por eso cuando uno escucha a determinados políticos salir de sus bocas palabras como libertad, democracia, estado de derecho y varios etc más por el estilo, te entran unas ganas de abrir y catar melones que lo flipas. Si en EEUU, que ya sabemos cómo presumen los yankees de su cuarto poder, de su libertad de prensa y de su libertad de expresión, hacen lo que hicieron con esta periodista y productora de uno de los programas de televisión de más audiencia, solo puedes creerte que gozamos de libertad si eres del bando de los que la reprimen, persiguen y destruyen. Pero aunque haya momentos en los que, por ejemplo, veas encuestas en determinados medios en los que se pregunta a la gente si quieren que Rajoy repita por tercera vez como candidato y que más de un 64% dice que sí, aunque eso te lleve a pensar que este mundo está loco, no debes volverte loco tu también y debes seguir persiguiendo la verdad. No por España ni los españoles ni vainas por el estilo: sino porque debes seguir durmiendo en paz contigo mism@. Ya sabemos que hoy día y en nuestro maravilloso país de Yupilandia, si te atreves a pensar de forma distinta a la versión oficial eres un radical, extremista, antisistema, podemita, antiespañol y, si encima eres de o vives en Catalunya, nene, búscate un agujero y no salgas porque vas a pillar por todos lados. Son malos tiempos para ir por ahí buscando verdades porque, simplemente por decirlo, alguien va a pensar que eres un petulante que te crees que todos los demás están equivocados y tu no. Lo que es, por ejemplo, un hecho empírico, demostrable sin género de dudas y tan real como el sol que nos calienta, es que este gobierno reclutó para contabilizar los votos en las elecciones en España a una empresa, Indra, a la que justamente acusó de amañar los resultados en Venezuela que le dieron el triunfo al finado Hugo Chaves. Una empresa por demás denunciada en varios puntos del planeta por irregularidades que siempre favorecen, curiosamente, a quienes les contratan. Da igual lo que digas y cómo lo digas. El malo y capullo y antiespañol eres tú, que no dices más que sandeces y eres un declarado republicano rojo y antisistema, que si no fumas porros tienes cara de querer fumarlos y sea como sea seguro que no eres trigo limpio porque no piensas como es debido. Pensar. No sé si lo pienso; pero el hecho es que se han emprendido acciones judiciales en contra del Govern de la Generalitat de Catalunya por suponerle unas meras intenciones. Suponerle intenciones. Es como si un día, mientras paseas con tu señora, los niños y el perro por el parque, se acercaran dos policías y te llevaran preso porque sospechan que tienes intenciones de algo. Buscadme un antecedente en esta Europa democrática y comunitaria en el que el gobierno central denuncie judicialmente a un gobierno regional, que pretende comprar unas urnas para votar, porque el gobierno central sospecha que el regional quiere hacer algo ilegal con ellas; esto es: que la gente vote. La urnas, a medida que se van usando y deteriorando, se van sustituyendo por otras nuevas. Y un delito, hasta que no lo cometes, no es delito. Hasta ahora, que España ha descubierto la fórmula para castigar intenciones y seguir haciendo creer a la gente que eso está bien, es legal, es lo que hay que hacer y lo que mola para derrotar a los pérfidos catalanes de mierda que quieren acabar con estaña, escaña, España y su memocracia. Así que si en el país de la pestilencia tu eres capaz de oler fragancias como la del Fahrenheit, felicidades, compi: sin duda estas en el bando de los buenos que van a ir al cielo y personajillos como yo iremos al cadalso eterno. Bueno: siempre podré hartarme de comer choricillos al infierno ;)

A más ver    
  





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