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sábado, 12 de agosto de 2017

SOLO VEO QUE NO VEO NADA






El tema parece ser que lo tienen claro aquellos que van por la vida sentando cátedra, no hablando sino sentenciando a cada frase: la culpa de lo que pasa en el aeropuerto de Barcelona es de la Generalitat y de la alcaldesa Ada Colau. Oído, como no, en 13tv. Da igual que, precisamente, por no tener las competencias en materia aeroportuaria esta sea una de las reivindicaciones históricas de la Generalitat; da igual que no se conozca en todo el estado español que un ayuntamiento tenga algo que ver con el control de pasajeros de su aeropuerto: la culpa es de la Generalitat y de la roja esa que tiene Barcelona en el vagón de cola de Europa. Y a esa derecha no se les cae la cara de vergüenza porque además de no tenerla, viven de la mentira, cobran por mentir y se van a casa satisfechos y felices por el deber cumplido. Cualquiera tiene la culpa menos quien es la primera y directa responsable: la empresa Eulen contratada a la baja para ahorrar, una empresa originariamente de limpieza y servicios entre los que nunca, nunca de nunca, ha estado el de control de pasajeros en un aeropuerto. ¿Cuál es pues a mí entender la raíz del problema?; ahora verás, alguno va a pensar que le tengo manía al pobre animal: la reforma laboral de Rajoy y sus continuadas mentiras. Dicen en Moncloa que se ha invertido en el aeropuerto de Madrid la misma cantidad, exactamente la misma, que en el de Barcelona. Pero ahí se queda la exposición del tema, porque lo que no dicen es que esa misma cantidad que invierte el estado a través de Aena, 23 millones de euros, en el caso de Madrid es para un año y la misma cantidad, 23 millones, es para el de Barcelona pero para 2 años. Te lo cuentan como quieren para que te creas lo que les apetezca. Aquello de que en función de un relato determinado, una misma cosa es a la vez en color o en blanco y negro.  

 Cuando hablamos de la esplendidez de las cifras macroeconómicas, con esos resultados espectaculares de beneficios para nuestras empresa, recordemos que muchas de las cuales tributan en un porcentaje mucho menor que tu y que yo porque, claro, o el estado cede a su chantaje o dicen que se van; y cuando esperamos que eso se traduzca y tenga afectación en el bolsillo del asalariado, si este no ve el beneficio de tanto esplendor es, evidentemente, porque quien debería repartir de sus pingues beneficios no lo hace, ya que cuenta con una legislación laboral que le permite que, al primero que abra la boca, a la puta calle. Desprotegido los trabajadores como están gracias a esa legislación, da pie a los abusos sin control alguno y lo que no es de recibo, es que cuando surge el conflicto, el responsable sea el trabajador, alguien que no tiene nada que ver o cualquiera que le haya metido en la sesera a los trabajadores la estúpida idea de que los explotan. En el mejor de los casos y si se atienden las reivindicaciones de los trabajadores en huelga en el aeropuerto barcelonés, su sueldo quedara fijado finalmente en unos 1.150 euros al mes netos. A día de hoy perciben 1.000 euros brutos, antes de impuestos. Han rebajado su petición y ahora mismo está en una subida de 250 euros de los 300 y pico que pedían de inicio. Para el lunes, si no hay acuerdo, se anuncia una huelga indefinida y ya anda por aquí el ministro, responsable final de este entuerto, que quiere, o eso dice, que esto se arregle antes del lunes. La empresa solo les da 200. ¿Vemos de lo que estamos hablando? Estamos hablando de la caterva de esclavistas hijos de puta que nunca tienen bastante con lo que ganan a costa del trabajo de otros, esos que siempre están ahí para aprovecharse, para discutirte porque tienes que tener 15 minutos para almorzar si él no almuerza, porque te paga más a ti, si puede contratar a un inmigrante que lo hará más barato; y no se te ocurra quedarte embarazada porque, como decimos por estos lares, has begut oli, nena (has bebido aceite, nena) antigua expresión que proviene de cuando la inquisición tenía a bien en su búsqueda de la verdad verdadera, torturar haciendo beber al reo metales fundidos o aceite caliente por un embudo. La indefensión a día de hoy de un trabajador en España ante su patrón, supera incluso a la del antiguo régimen fascista. Eran otros tiempos, claro; pero no hay que remontarse a muy lejos para saber que si un trabajador hacia las 8 horas diarias los 5 días a la semana, trabajaba para vivir y se podía más o menos mantener con dignidad y tirar adelante. Hoy no. De entrada ya tienes complicado hacer las 8h. Después que sean 5 días a la semana. Ya no te digo que sea algo estable que se prolongue por meses porque en ese caso eres un puto Rockefeller, machote. O machota. No se me cabreen, caballeras. La cuestión parece por tanto erradicar en la formula de reparto de los beneficios que ha encontrado el empresariado español: no repartirlos. Seguimos sin acuerdo este año entre sindicatos y la patronal, atrincherada en su subida del 2,5% como mucho y esto solo en caso del cumplimiento de unos objetivos por parte del trabajador y la empresa, cuando los sindicatos piden un 3%. Medio punto paraliza a la clase trabajadora su subida salarial para este año; un año en el que, recordemos, se aprobó una subida del 8% para el indignante salario mínimo. Así que seamos como tenemos que ser: todos o casi todos nosotros somos esos trabajadores del aeropuerto barcelonés y, más pronto que tarde deberíamos emularlos y reclamar lo nuestro. ¿No nos agradeció Rajoy a los españoles el sacrificio en estos años de crisis?, pues cuando hay pastel en la fiesta, queremos nuestra porción en nuestro plato y menos avaricia, que es lo que hay: mucha puta avaricia. A este paso ni Pink Floyd podría superar este muro…por dios.  

Leo una nota en un recuadro del Adjunto al Director, un tal Albert Sáez de El Periódico de Catalunya de hoy sábado (periódico que se le presupone socialista y españolista; que digo yo que ahora con Pedro andarán un poco como pollo sin cabeza, desnortados ante la nueva política socialista y su nuevo concepto de lo nacional) y me indigna que el tipo acuse a los trabajadores de secuestrar a la gente. ¿Vamos a llamar a partir de ahora a cada trabajador que se declara en huelga, secuestrador de personas? Venga a cargar las tintas sobre los que padecen una situación de explotación, de precariedad laboral. Menos mal que se supone que es un periódico progresista y que se le presupone, por ende, en la línea opositora a esta legislación laboral vigente. O quizá no tanto, en el fondo; habría que ver su implementación en la plantilla del citado periódico, como la de algún que otro sindicato que contrata no de forma precisamente ejemplar para ser un sindicato. ¿Y si todo esto no es más que un conflicto creado de forma artificiosa para mantenernos alejados de otros debates, como por ejemplo el de que el 40% de los españoles no puedan irse ni una semana de vacaciones? Es que a mí, sinceramente, por muy novata que sea la empresa a la que contrata Aena para controlar a los pasajeros y todo lo que pasa por los scanners, no me entra en la cabeza que no pudieran planificarse para afrontar, con el mismo número de personal que la anterior empresa que daba ese servicio sin ningún problema, el flujo de viajeros de vacaciones en verano, ni que Aena no controlase el correcto funcionamiento de los servicios contratados y, en su caso, no exija  la mejora del servicio a la empresa a la que paga, pagamos todos. Viajeros y no viajeros. El resultado, entre otros, es que el mayor turoperador del mundo les dicen hoy a sus clientes que España está saturada y les ofrece otras alternativas vacacionales. No es para echarse las manos a la cabeza, pero qué duda cabe que, como diría nuestro filósofo monclovita, esto es hacer las cosas con mesura, responsabilidad y sensatez ¿no?

Bueno: siempre tendremos trabajadores, podemitas o catalanes a los que echarles la culpa. Status quo.

A más ver

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