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viernes, 18 de agosto de 2017

TOTS SOM BARCELONA





Espero que yo mismo me permita a mi mismo escribir, encontrar las palabras y acertar con su configuración para decir lo que quiero decir; aunque ni sepa muy bien qué cosa es lo que quiero decir ahora mismo; pero sí sepa lo que no voy a decir.

No me sorprende ni un ápice las muestras de solidaridad, de empatía y de implicación de personas anónimas que han ofrecido lo que cada una buenamente ha podido: techo y cama para los turistas afectados por el cierre de Las Ramblas que no pudieran acceder a sus hoteles, comida, ropa, apoyo psicológico, acompañamiento, taxistas que desplazaban a la gente, comerciantes que ofrecían lo que podían, hasta una traductora se ofreció a uno de los hospitales para acompañar y ayudar con los heridos extranjeros. Ayer mismo, una afectada y emocionada Ada Colau, agradecía toda esa solidaridad ciudadana y la expresada desde todo el mundo, en nombre de todos los barceloneses. No me sorprende porque vivo aquí, conozco y formo parte de este pueblo y de sus gentes. Por eso tengo que destacar, muy a mi pesar, que quienes no han estado a la altura de las circunstancias han sido nuestros mandatarios: Rajoy y Puigdemont, poniendo de manifiesto aun y en estos momentos el conflicto institucional y personal de ambos individuos, incapaces de hacer una declaración conjunta, aunque todas las fuerzas de seguridad del estado en Catalunya se hayan puesto a colaborar entre ellos desde el minuto cero porque les ha salido del alma a todos ellos. A todos, menos a Rajoy y Puigdemont.

Si vives en la costumbre de escribir por el placer de escribir, y un día te encuentras con que tienes que escribir y sabes, perfectamente lo sabes, que tienes que hacerlo y que no lo vas a poder hacer sino con dolor, con el corazón acongojado y esta sensación de globo deshinchado, te sientes perdido. Pero voy a intentar sobreponerme en la medida de mis posibilidades y trataré, que luego ya veremos, de poner y de imponerme a mí mismo un poco de orden y coherencia para explicarme esta sinrazón.

Me parece hipócrita cargar las tintas sobre el mundo musulmán y sobre su religión, olvidándonos de los crímenes y torturas que se han llevado a cabo por todo el orbe en nombre de nuestro dios occidental, rubio guapo y de ojos azules. No es tanto esta o aquella religión, como el fanatismo y radicalidad que provocan en algunos individuos seguidores de esas religiones, que hacen una lectura e interpretación maniquea de sus preceptos que justifique sus instintos asesinos. Son asesinos, sin más, que usan la religión como justificación, la usan para lavar cerebros y reconducirlos en beneficio de sus instintos criminales. En el caso que nos ocupa, conociendo ya como conocemos su modus operandi y con la información de que se dispone a estas horas de esta mañana de viernes 18 de agosto, podemos decir que los autores materiales del atentado de ayer en Barcelona, configuraban una célula terrorista que se especula estuviera compuesta por una docena de personas, la mayoría de ellas jóvenes veinteañeros captados en ambientes marginales, pequeños traficantes y delincuentes de poca monta que suelen ser captados en las prisiones, muchos de ellos. Esta misma mañana, los Mossos d´Escudra han abatido a cinco sospechosos en un tiroteo que se ha producido en el pueblo costero de Cambrils. La policía sospecha de un tal Moussa Oukabir, de 17 años de edad como autor material del atentado; pero se desconoce si está entre los 5 abatidos por los Mossos d´Escuadra. Hay tres detenidos entre ellos el hermano de Moussa Oukabir, Driss Oukabir; y hoy sabemos que, la persona fallecida ayer cuando intentaba burlar un control de los Mossos a la salida de Barcelona, presentaba varias heridas producidas por un apuñalamiento previo a su captura. Se sigue investigando si esta persona guardaba alguna relación con el atentado de ayer.

Mención aparte debería hacerse de todos y todas aquellas que usan las redes sociales para manifestar lo mal y lo jodidos y jodidas que están realmente, a nivel personal consigo mismo y con los demás, para lanzar sus diatribas anticatalanistas en estos momentos. Tenemos un índice, que se me antoja cada día mayor, de gente que, sencillamente, no sabe estar. De gente sin los muebles en su sitio a muchos de los cuales solo les falta dar el último paso: subirse a una furgoneta y emular a los terroristas de tan henchidos de odio que están, de ese odio insano que no te deja vivir ni dejar vivir. Irracional, tot plegat.

Guardo muchas vivencias de Las Ramblas. Allí mismo, en pleno escenario del crimen, en el Moka, nos besamos por primera vez hace 23 años mi esposa y yo. Miles de veces he paseado por ese singular paseo, envidia y admiración de turistas que se asombran de que quienes pasean por el centro de la calle son las personas, y los coches por los laterales de la vía. Miles de veces he paseado por ese suelo, y cuantas veces he quedado con familiares y amigos ahí, justamente ahí donde se detuvo ayer la furgoneta sobre el mosaico de Miró, que lleva ahí ya 40 años perdiendo baldosas periódicamente que son restituidas con prontitud; y pienso pasear millones de veces más. El próximo lunes 21 me reincorporo a mi trabajo. Estaré todo lo cerca de La Ramblas que está la Via Laietana. Y no tengo la menor duda de que todos vamos a seguir haciendo nuestra vida normal, porque ese es el símbolo y la señal de nuestra victoria sobre ese atajo de asesinos, su derrota. Comprendo, porque creo que es comprensible, que si vives en Barcelona a partir de ahora vas a mirar con otros ojos a los musulmanes que veas entrar o salir de sus mezquitas y templos de oración. Es comprensible, como digo; pero los expertos se esfuerzan en recalcar una y otra vez que no es ahí donde focalizan la captación de los mártires de su desquiciada causa, entre otras razones porque se saben muy vigilados en esos centros. No cagues donde comes, sería la máxima que esta gente sigue. Los tenemos en nuestros barrios, efectivamente, forman parte de nuestra comunidad y se confunden entre nosotros como uno más, aparentemente indetectables entre la gente que vive su día a día con absoluta normalidad y no necesitan, como antaño, armas de fuego para provocar una matanza, simplemente un carnet de conducir y unos pocos euros para alquilar una furgoneta. Barato y efectista. El terrorista perfecto.

Otra cuestión que deberíamos plantearnos quizá, no ahora con la sangre caliente, pero que más temprano que tarde debería formar parte de nuestro debate político y a pesar, como lo sé, que aparentemente está en contradicción sobre lo que digo en relación a las mezquitas y centros de culto musulmán, es el debate sobre la legalidad de instituciones de carácter religioso o no, que violan y/o están en flagrante contradicción con nuestra constitución. ¿Cuándo coño un puto gobierno de este país va a dejar de consentir la “legalidad” de instituciones manifiestamente misóginas, algunas de las cuales incluso subvencionamos con dinero público? Si la Constitución dice que aquí no se pueden hacer discriminaciones por razones de sexo, ¿hace falta señalar con el dedo a alguien, o ya todos sabemos de quienes estamos hablando? Yo soy de la opinión de que si tú eres creyente de una religión equis, me da igual la que sea, que discrimina a la mujer, yo no tengo porque pagarte tus creencias misóginas de supremacía. Por extensión, un gobierno que no afronta este asunto de una vez como ha de hacerse, en un país con una Constitución que proclama la aconfesionalidad del estado, es un gobierno cómplice del cumplimiento de ese precepto constitucional. A partir de aquí, no me sirve que me digan que todos somos iguales ante la ley.

¿Prohibiendo las mezquitas se solucionaría el problema? Me parece obvio que no. Que para acabar con este problema hay que golpear en la cabeza de la bicha. En Daes y otros grupos de radicales musulmanes y a quienes les financian. Algunos de estos últimos, recordémoslo, hacen negocios con nosotros y han hecho multimillonario al emérito Juanca, el terror de las nenas. Aunque no solucionara el problema del terrorismo, ¿por ello vamos a dejar que se viole la constitución impunemente? Alguno se pone muy farruquito defendiendo la constitución ante según quienes, y ante otros se esconden como ratillas asustadizas.

Nada más por hoy, que tengo más pena que acierto, más dolor que nada y cuando a uno le duele algo mucho, no acostumbra a ser justo.

A más ver   


  

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