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sábado, 21 de abril de 2018

AZUKIKI






Ese españolismo de cartón piedra, el mismo que viste peineta y calza Martinelli y alpargatas indistintamente, anda todo alborotado porque hay una confabulación para desprestigiar al mosquetero de la democracia española, ese infatigable azote de los violentos terroristas amotinados catalanes, el señor juez Pablo Llarena, próximo candidato al Príncipe de Asturias de la Concordia, cuestionada su acusación por malversación de caudales públicos contra los independentistas por culpa de ese… infecto gollum jienense, que hace las veces de ministro de Hacienda del PP y de traidor a la patria a ratos sueltos, el tal Montoro o, próximamente, ese señor del que usted me habla. Porque es que claro, no le está desmontando la acusación un abogaducho, ni una ONG ni ningún destripaterrones al uso, sino el propio Ministerio de Hacienda de donde se supone que el juez encontraría apoyo, cariño, solidaridad, colaboración, amor de ese del bueno que solo reservamos a cosas como el jamón. Todo lo contrario: venga a llevarle la contraria y decir que no hubo ni un euro que se desviara para pagar el 1-O, por parte de la Generalitat. Y ya puestos a ser farruco, Llarena amenaza al señor ministro con citarlo a declarar (recordad que os dije que Montoro va a acabar en Estremera a este paso) si no es capaz de demostrarle lo que dice reiteradamente en público, acerca de la financiación del referéndum y de la total ausencia de subvencion por parte de la Generalitat. ¿En una democracia, con su estado de derecho, uno no es inocente hasta que se demuestre lo contrario?; ¿no es la justicia la que debe acreditar y demostrar la culpabilidad de alguien, y no al revés? Para Llarena, por lo visto, no. Tiene una causa, el sumario principal contra los independentistas, con casi la totalidad del gobierno golpista encausado,  que se agarra con la gomilla del papel de fumar, a la que los alemanes, y ya veremos belgas, suizos e ingleses, le han desmontado a las primeras de cambio la acusación más grave, la de rebelión, lo que ha motivado que Llarena pretenda ahora, vía Sala II del TS, que se le admita el delito de sedición para Puigdemont, reconociendo que si bien no hubo violencia,  si hubo un alzamiento público y colectivo contra la autoridad, alterando el orden público y la paz social, perfectamente orquestado a través de un plan que, entre otras particularidades, contemplaba la de abducir de forma torticera a más de dos millones de catalanes para que votaran por la independencia. Y un sumario que, como vemos, se desmorona como un polvorón escuchando al Montoro decir que ni un euro de gasto para el 1-O, dejando con el culo al aire al pobre juez en su pretensión de mantener la acusación por malversación basada, hasta ahora, en unos informes de la Guardia Civil cambiantes de hoy para mañana que, sin embargo, dicen no poder contrastar según que facturas y partidas porque nunca se llegaron a pagar. Recordemos que en la investigación paralela que lleva el Juzgado de Instrucción nº 13 de Barcelona, los proveedores han declarado, como testigos, que ni sabían a quien debían facturar y, por consiguiente, no cobraron nunca esos supuestos pedidos. Si no fuera por lo trágico, seria hasta cómico. Pero es trágico en la medida en la que hay una serie de personas encarceladas injustamente, alejadas a cientos de kilómetros de sus lugares de origen, todo, todo esto, por el orgullo herido de esa banda de chorizos corruptos del gobierno, que se ufanaban diciendo que no habrían ni papeletas, ni urnas ni referéndum, y tuvieron que tragarse el sapo provocando, además, unas escenas de violencia gratuita por parte de una policía aleccionada y alentada para ello, que convirtió al país en la vergüenza de Europa. La otra consecuencia de la antidemocrática actuación del gobierno que refuerza la tragedia, es el enfrentamiento que ha promovido, alentado y fomentado esa pandilla de fascistas del gobierno español, de toda España contra Catalunya, el “¡A por ellos!” que aquí ni vamos a perdonar ni olvidar, tenerlo bien seguro.

Por si no le faltan alicientes a los del PP, luego está el otro tema de la masterizada, por la jeta, Cifuentes, con su saco bien pleno de mentiras, trapicheos, servilismos y desprestigios. Autentico caso, paradigmático, otro más, del alma podrida que da vida a esa banda de delincuentes que nos gobiernan, dándonos encima clases de moral, o de respeto a una ley que se pasan por el forro cuando y como quieren, con la misma desenvoltura con la que mienten a cada instante. Encima la tipa, aprovechando el trauma del Pisuerga a su paso por fachadolid, porque hay que ver cuantos y cuantas se aprovechan del pobre Pisuerga, para que veamos cómo es la primera en combatir la corrupción, denuncia a su antecesora en la presidencia de la comunidad madrileña, la Esperancita, por el caso de la Ciudad de la Justicia, del que solo está en pie y en desuso el edificio llamado Donut, perdiéndose en el fallido proyecto más de 100 millones de euros, durante la orgia de construcciones inconclusas o ineficaces como esos aeropuertos, estaciones del AVE, autovías, autopistas y demás, que han enriquecido a unos cuantos empresarios y ha llenado de dineritos esos sobres en B que recibían las autoridades correspondientes. Es como si la tipa se pusiera a mearse encima de todos nosotros y nos dijera que no hombre no, que está lloviendo en realidad y nuestro problema es que nos lo creemos todo. Tienen morro para eso y para más; ¿o cuantas pruebas más necesitáis? ¿Cuántos Florentinos, que cobran miles de millones ilegalmente de los contribuyentes gracias a este gobierno delincuente, os hacen falta para levantaros contra esta gentuza, contra esta mafia tan bien orquestada? A cada escándalo nos limitamos a dedicarle un meme y a otra cosa, mariposa, a por el siguiente como si tal cosa.
                                                                             
No quiero terminar hoy sin embargo sin mencionar un par de asuntillos más. El primero de ellos…a ver como os lo cuento: había una vez un Partido Socialista francés, que con un tal Hollande se presentó a unas elecciones con un programa de izquierdas, dispuesto a combatir el conservadurismo hegemónico alemán. Y ganó las elecciones con su programa de izquierdas. Pero hete aquí que, una vez en el poder, el señor llamado Hollande fue convencido, de alguna manera, no se sabe muy bien cómo ni por parte de quien, para que dejara eso de las revoluciones izquierdosas para soñadores e implementara una política diametralmente opuesta a la ofrecida a su electorado y al pueblo francés. Así que, de la noche a la mañana, Hollande necesitaba de un tonto útil como primer ministro que le hiciera el trabajo sucio: Manuel Valls, que ni siquiera era francés de origen, fue ese tonto útil. El resultado fue, no que Manuel Valls, barcelonés de nacimiento emigrado a Francia a temprana edad, abandonara la política francesa avergonzado por haber traicionado a su electorado, sino porque le dieron tal patada en las posaderas que no encontró acomodo político en ninguna otra formación política. Ahora Albertito Rivera, que ha contado con él para encender los ánimos anti independentistas con proclamas incendiarias, lo quiere proponer como candidato a la alcaldía de Barcelona, vendiéndonos el producto como refrescante y novedoso, en tanto que Manuel Valls va a aportar “europeísmo” y una brillante gestión pública contrastada. Se le olvida decir la palabra liberal, detrás de brillante gestión pública, afiliado como estaba al Partido Socialista. Que lo presente. Nos vamos a hartar de reír con este nuevo chaquetero echado a puntapiés de la política francesa al que nadie, como es obvio, le discute su derecho a presentarse, pero que no tiene ni la más mínima repajolera idea de los problemas de la población de Barcelona.
                                                                         
Y termino: esta noche en Madrid su… bueno, el tal Felipe VI ese, se llevará la pitada que le dedicará el aficionado culé, tanto a él como al himno español. Se ha dicho y se ha hablado mucho por parte de mucho hipócrita que no dijo en su momento ni mu, ni que había que suspender el partido, ni prohibir ni sancionar nada ni a nadie, cuando los aficionados españoles le dedicaron la pitada a La Marsellesa, con motivo del partido España-Francia. Y no ceo que a los franceses les hiciera mucha gracia. Y encima a La Marsellesa, sin duda uno de los himnos más bonitos que hay. Corramos un tupido velo ¿verdad? Yo, como socio del Barça, lo que le pediría a la junta directiva de mi club, es que tuviera la decencia de convocar una consulta entre sus socios y que estos decidan si deben seguir compitiendo en la Copa de España, trofeo su majestad el rey, que es su genuina denominación. Y ya de paso, aprovechándome yo también del pobre Pisuerga, que hay que ver como lo tenemos al pobre rio, hago extensible esa petición de consulta a todos los equipos del resto del territorio nacional. No hay pelotas. Ahí lo dejo.
                                                                            
A más ver          

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