Venga, va: vamos por faena. Os imagino enterad@s a estas
alturas de la excarcelación de Puigdemont, como igualmente de los otros 3 de
Bélgica, estos sin ninguna clase de medida cautelar. El terremoto político ha
sido considerable, entre otras razones porque los nacionalistas españoles se
frotaban, muchos de ellos que hablaban y alababan tanto la dureza y seriedad
teutona, las manos imaginándose encarcelado por más de 30 años a los
independentistas. En cierto modo es hasta normal. Cuando vives prolongadamente
en un estado de detritus moral y ética, cuando el escenario en el que te
acostumbras a mover está plagado de la superposición de intereses bastardos a
la justicia, cuando te pasas la vida “afinando, amañando y de tejemaneje en
maneje”, puedes llegar a creerte que todo el mundo funciona así y que puedes ir
tranquilamente por la vida de mentira en mentira. Para justificar la primera
mentira deberás echar mano de una segunda, para la segunda de una tercera y así
indefinidamente. El juez Llarena sostiene que Puigdemont y sus pérfidos
secuaces, destinaron partidas del FLA (Fondo de Liquidez Autonómico) para
sufragar los gastos del referéndum del 1-O y otro tipo de actos, movilizaciones
y “cosas,” que solo al juez se le han ocurrido en su nueva novela de ciencia
ficción sobe Catalunya, porque recuerdo que las finanzas de la Generalitat
están intervenidas por Montoro desde mediados de septiembre del 2.017, con la
excusa de establecer un control del déficit presupuestario y cumplir con los
objetivos de déficit público para todos los países dictados desde Bruselas. El
propio Rajoy en sede parlamentaria replicaba a su socio-opositor Albertito
Rivera, que la Generalitat no destinó ni un solo euro del FLA para tales
fines https://www.youtube.com/watch?v=uAu2DQMGya8
, con lo que o bien mienten Montoro y Rajoy, o lo hace Llarena; pero en
cualquier caso van a tener que demostrarlo, en su momento, con la debida documentación
cada uno de los bandos de esta controversia, que podrían echar por tierra las
pruebas de la acusación de malversación de caudales públicos de los que se
acusa a muchos de los detenidos y/o exiliados.
El juez alemán no es
que haya dicho: “Vamos a ver que me traen ustedes como pruebas de esa acusación
de rebelión, que me las estudio y, si eso, ya tal”. No. Es que ni siquiera ha
contemplado estudiarse ese extremo, limitándose a estudiar la documentación
aportada sobre las acusaciones de sedición y malversación, descartando el
estudio preliminar de la acusación por rebelión, porque y de entrada no veía lo
fundamental que reza en el ordenamiento jurídico alemán, que no es otra cosa
que la supuesta violencia de un líder político elegido democráticamente, que se
limita a hacer una declaración institucional en una escalera.
Es un día de una alegría inmensa para quienes, de una forma
u otra, hemos sido insultados porque cuestionábamos la versión oficial del
estado español. Naturalmente que no puede ser mayor que la que sentirán en
estos momentos los más directamente afectados: familiares, amigos, etc. Pero no
deja de ser un día triste para todos, porque la justicia alemana nos ha venido
a decir que tienen todos ustedes, españoles, un verdadero problema con
determinados jueces, que construyen relatos en los que fabulan cuentos para
inventarse acusaciones gravísimas contra cualquiera. Es una de las características
del estado represor, como estamos viendo estos días con la calculada
demonización y criminalización de los CDR que, imagino, ahora tienen un motivo
menos para quejarse y pueden, por lo tanto, adoptar opciones menos beligerantes
y, en cualquier caso, acciones siempre no violentas. Es un varapalo
considerable el del juez alemán al estado español y, más concretamente, a
nuestro sistema judicial tan peculiar, capaz de volver a hacer el ridículo en
Europa en una demanda de extradición de tanta relevancia política, judicial y
social como esta que ha reabierto el nuevo juez estrella del patrioterismo
español. Lo común, lo normal, lo habitual es que, cuando un estado, llámalo equis, pide
la detención y extradición de un fulano por ser un presunto delincuente, o por tener
cuentas pendientes con la justicia del país que lo reclama, es que se proceda a
su detención y extradición. Y es lo normal porque los delitos de los que se les
acusa suelen ser delitos comunes en ambos países. Este no. Que a unos diputados
autonómicos, elegidos democráticamente en unas elecciones libres, con todo el
bombo y platillo que tuvieron las que convocó el propio Rajoy el pasado
21-D,mas todo el rosario de observadores
internacionales que había, se les persiga, detenga y acuse de rebelión y de
pretender subvertir el orden constitucional del país demandante, oiga, esto nos
lo vamos a mirar bien, no estamos hablando de unos camellos cargados de grifa.
Estamos elevando el delito a la categoría de golpe de estado, al estilo Tejero
y compañía, o el de los insurrectos del 36 contra la república, que devino en
una guerra civil.
Hoy, ya los hemos visto a los del gobierno español,
escaqueándose todo lo posible para, cuando no ha sido materialmente posible el
escaqueo, salir por la tangente con la frase de manual, aquella del debido
respeto a las decisiones y acciones judiciales, etc. Los secuaces de la banda
corrupta de Rajoy, por otro lado, pretenden reunirse este fin de semana en
Sevilla, en una convención que tenía las pretensiones de ser una convención
plácida, tranquila, para coger aire, estudiar estrategias futuras a seguir para
detener el auge en las encuestas de los naranjitos del Rivera, que Cifuentes
respirase un poco también durante el fin de semana porque, parecer ser que, por
lo visto, y esto no se lo digas a nadie, la propia fiscalía ha encontrado
indicios penales en el famoso máster de la susodicha, y se centre la atención
en lo que ellos, los del partido podrido, querrían que se centrase: en los
renovados bríos con los que iban a volver de Serva la Bari, para afrontar los
nuevos retos, aprobar los presupuestos y continuar, in eternum, de mentira en
mentira. Pues va a ser que no. De tranquilo fin de semana espero y deseo que
tenga bien poco, porque lo que se les viene encima ya empieza a poner nervioso
a más de uno en el PP, aunque la idiosincrasia de unos personajes tan
endiosados y pagados de sí mismos, les va a impedir acometer la empresa de
empezar a pensar en pedir perdón y marcharse a casa. Seguirán los del PP al
albor de lo que el salvapatrias del Llarena dictamine en los casos contra los
independentistas, porque y si, como parce que es evidente, Rajoy quiere
demostrarle a Europa que aquí hay separación de poderes, está literalmente
atado de pies y manos por Llarena, un juez que, en función del grado de
empecinamiento que adopte, puede amargarle la legislatura, porque veremos a ver
como justifica Llarena mantener en prisión a los Jordis Junqueras y demás, si
tanto Suiza, como Bélgica y Escocia desbaratan los intentos de juzgarlos por
rebelión y siguen la posible pauta que vendría a marcar el juez alemán. En la
teoría no debería ser así y limitarse, en cada caso, ha proceder en función del
ordenamiento judicial de cada país. Pero a poco que se tenga meridianamente
claro en los países antes citados, lo que es la rebelión y que esta necesita de
una violencia clara y manifiesta para poder ejecutarse, se comprobará que no ha
habido en modo ni momento alguno dicha violencia; y si un relato fabulado sobre
esta por parte del juez.
Y lo dejo aquí, que me voy a denunciar al Llarena, por
prevaricador.
A más ver
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