Algunos de esos españoles que se dicen tan españoles al
tiempo que se llevan los parnés a paraísos fiscales, mismamente sí, como esos
catalanes que se dicen tan catalanes y hacen lo mismo, con la salvedad de que
en Catalunya ya los hemos echado de la política y el “españolismo” no tiene
cojones de meterlos en la cárcel (me refiero a los Pujol, esos que yo soy el
primero que quiere verlos ente rejas y “ciertos españolísimos” no tienen
testiculina suficiente, visto lo visto, de sentarlos en un banquillo) y de que
los ladrones españoles muchos de ellos siguen, no solo activos, sino con ganas
de volver a presentarse (me refiero a los Rajoy&Brothers), muchos de esos
españoles, como decía, se sienten llamados a allanar el camino para la próxima
ola de represión que puede desatarse sobre el independentismo. En esa línea,
demonizan y pretenden criminalizar las movilizaciones y cortes de tráfico
protagonizadas por los miembros de los CDR, a los que la Fiscalía, presionado
como está Rajoy por Rivera que lo conmina a hacer algo contra los manifestantes
desde su cómoda posición de oposición que nada pierde y mucho tiene a ganar,
está estudiando si querellarse contra ellos acusándolos de rebelión, nada
menos. Por cortar una carretera y provocar lo que tantas y tantas veces han
provocado otros colectivos de manifestantes. Pero claro, es que estos son
catalanes independentistas y no es lo mismo que unos mineros, que unos
trabajadores de tal o cual empresa o gremio ¿verdad? de los primeros se ríen
más o menos como siempre, los otros al talego a la menor ocasión. Y si no,
siempre podemos recurrir a medios como Crónica Global, que tras explosionar un
pequeño artefacto en un concesionario de Mercedes en Barcelona que rompió una
de las puertas, les ha faltado tiempo para calificarlo de Kale Borroka y
atribuirle sibilinamente a los CDR la autoría de un acto del que, hasta ahora,
nadie ha reivindicado su autoría. La última vez que el estado español quiso
garantizar la seguridad en Catalunya, se trajeron a 10.000 agentes a repartir
porrazos indiscriminadamente a madres, abuelas e hijas ergo, ¡ay, coño, que me
ha pinchado! medalla que se ganaron los de las porras repartiendo patriotismo
español del bueno. Por cierto, el edificio del Ateneu de Sarrià de Barcelona
que quemaron los fascistas, que dejaron, aquí sí, su sello inconfundible junto
a sus amenazas de muerte a los miembros de los CDR que se reunían en el Ateneu,
va a tener que ser derruido totalmente por los efectos del incendio sobre el
inmueble. Pero como estos fascistas no quieren revertir el orden constitucional
sino devolvernos a las catacumbas, el señor fiscal puede dormir tranquilo que
sus lobeznos han llevado a cabo una acción heroica en aras de la salvación de
la unidad territorial de la patria.
Veo, percibo, intuyo a la gente temerosa últimamente. Porque
yo no sé hasta que punto sois conscientes, en el resto de España, del estado
fascista que ha implementado Rajoy, a la chita callando. Y hay gente que se
está reprimiendo de llegar y de decir bon día, no sea que eso constituya un
acto irrefutable de violencia insurgente y de manifiesta rebelión. Os lo he
dicho tropecientas veces: la verdad no existe, solo existe la verdad del relato
que cada uno quiera creerse y defender y, en cuestión de relatos, el estado
cuenta con toda suerte de cerebros pensantes, pasantes, jueces y fiscales que
te lo “afinan” convenientemente, perlado, además, por una oposición socialista
en posición perruna, que se entremezcla con esta derecha reaccionaria como el
huevo y la harina para hacer la masa de los buñuelos y las rosquillas anisadas:
son su complemento ideal, cómplices necesarios para la instauración de un
régimen embustero, corrupto y autoritario, que roba, transgrede las leyes sin
rubor alguno y, al tiempo que lo hace, lleva a cabo sus fechorías con total
impunidad, exigiendo a lo demás su escrupuloso cumplimiento. Hipócritas de la
peor calaña que le ponen el ribete al ridículo canturreando la canción de la
legión; estoy convencido, además, de que la cantaron creyéndose por un segundo
que eran valerosos y aguerridos legionarios en plena misión de rescate
patriotero. Nos quieren callados, en casa, sumisos y sometidos. Y van a golpear
y machacar fuerte a quien ose levantar la voz y enfrentarse al estado. No
podemos aceptar como algo normal, como algo de lo más común y cotidiano que se
pretenda acusar de rebelión a quienes cortan una carretera poniendo unos neumáticos
ardiendo. Podemos estar de acuerdo en que esa no es la mejor de las formulas
para reivindicar lo que sea, esta o cualquier otra reivindicación que se haya
hecho usando el mismo procedimiento de los neumáticos ardiendo en mitad de las
carreteras; pero, y hasta donde uno sabe, no se ha agredido a nadie ni los de
los CDR iban armados, ni pretendían dar un golpe de estado contra el gobierno
ni nada que se le parezca remotamente. Lo malo es que se levantaron las
barreras de los peajes y, amigo, eso es pecado mortal porque las empresas del
Ibex35 perdieron dinero, corrieron raudos y veloces a quejarse al Rivera y a
este no le quedó más remedio, con lo bien que se vive en la oposición, que reclamarle
a Rajoy que hiciera algo; ese algo era enviar al fiscal a decir que si se
podía, se querellarían contra los del CDR por rebelión. Con un par. Pero esa
misma demostración de “fuerza” a nivel interno, que le va muy bien a Rajoy para
dirimir sus cuitas con Rivera en la batalla por el españolear más que el otro,
fuera de aquí se vuelve en su contra porque da a la defensa de Puigdemont
argumentos para rebatir la acusación por rebelión. No tienen más que decirle al
juez: …” ¿Lo ven? Acusan a cualquiera por rebelión y malversación, hasta a
simples civiles que cortaban una carretera con unos neumáticos como señal de
protesta, pacífica y no violenta, por la detención de mi cliente, señoría”. La
próxima acusación por rebelión, sedición y malversación me la pido para mí, que
me iba a divertir un rato. Porque yo, tengo una banda, de rock and roll, uoo
uoo…ay, no; perdón: porque es obvio que, yo, he contribuido a este estadio pre
guerra civilista con mis votos a los sediciosos y por una república, y queda
manifiestamente demostrado que no me trago ni una puta palabra de esos ladrones
fascistas de mierda que habéis elegido para gobernarnos, por lo que aliento,
según el relato que pueden usar como acusación que yo mismo les ofrezco al
módico precio de cero euros, desde las redes, a la gente a la rebelión en todos
y cada uno de mis post y de mi Blog. En ese línea, confieso públicamente haber
malversado mis propios fondos privados al haberme comprado un par de lacitos
amarillos, un foulard del mismo color, una camiseta con la imagen de Trapero
reivindicando su buen hacer, una urna pequeñita de plástico conmemorativa del
1-O, una bandera republicana, una estelada nueva que la que tenia estaba ya
desgastada de lucirla en el balcón de casa, un par de pins reivindicando la
libertad de los presos políticos y…ya está, creo. Así que mi despreciado amigo
fiscal, sírvase querellarse contra este individuo insurgente y pecador por los
delitos de rebelión, republicanismo y malversación de fondos; aunque sean los
míos, ganados con mi trabajo; da igual: la cosa es intimidar ¿no? ¿Dónde hay
que coger número, por cierto, para ponerse a temblar, todo intimidado yo que
vivo ya? ¿Y se puede temblar y llorar al mismo tiempo? ¿Eso sería una eximente,
o una agravante?
La mesa del Parlament de Catalunya acaba de aprobar el voto
delegado de Puigdemont con los votos de JxCat y Esquerra con la advertencia de
los abogados de la cámara que se contraviene el auto del juez Llarena, que
entre otras medidas cautelares adoptó la de negarle el voto delegado. ¿Un nuevo
lio? Más bien parece una probatura de la defensa de Puigdemont, alentada por la
“recomendación” de la ONU al estado español de respetar los derechos políticos
de Jordi Sánchez, que quiere comprobar la reacción de Llarena para añadirla
como argumento de su defensa en función de su principio de conveniencia. Lo
mejor que podría pasar, aparentemente, por tanto y desde el punto de vista de
la defensa de Puigdemont, es que le conceda el voto delegado y lo peor,
obviamente, que no se lo conceda. Pero lo que en realidad más le interesa a la
defensa es justamente lo contrario: poder demostrar que su defendido sufre un
estado de indefensión y se vulneran sus derechos políticos. Rajoy, per se, no
es tan hábil ni estratega como Puigdemont y, realmente, no lo necesita porque
cuenta con los poderes del estado que juegan para él y un estado que pagará el
precio que deba pagar, para impedir la independencia y hacer la vida imposible
a los independentistas.
Después del patético llamamiento al PSOE para que “le
presten” cinco votos al azar y así poder aprobar sus presupuestos, ¿a quién
llamaran esos del PP “traidores al pueblo español”, que se niegan a favorecer
los derechos de todos los españoles, reflejados en los presupuestos con las
subidas de las pensiones y salarios que no se van a poder aplicar, entre otras
cosas de “interés social” según el PP? ¿los del PSOE, los del PNV? Mejor los
del PNV ¿no?, total: son vascos y también abrazarían la independencia con el
mismo entusiasmo que los catalanes ¿o no? Alguien se va a tener que tragar el
sapo de su antiespañolismo porque así lo dictaminarán esos “patriotas” del PP. Ellos
no, por supuesto, que tienen valor para decir ante las cámaras que se desviven
por colaborar con la justicia, al tiempo que tiene que acudir la policía a la
sede del partido en Génova 13 porque no les daba la gana de darle al juez la documentación
que este les requería sobre los costes y financiación de las obras de rehabilitación
de la sede del partido. Venga, ese pedazo de pase de pecho…oleeee. Y esa chicuelina…oleeee.
Y de ole en ole hasta el triunfo final, que solo se producirá cuando no quede
ni un indepe porque estén presos o calladitos.
A más ver
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