Cayó Granados, Ignacio Gonzales, la Esperancita, Cristina
Cifuentes… ¿ahora, el siguiente soy yo? puede pensar Rajoy. Que la Cifuentes
quiera que sea Rajoy quien decida sobre ella, significa que esta…caballera,
está en negociaciones para mantener la boca callada; quiere algo a cambio de
dimitir y, lo que quiere, seguro que no es una subscripción al ABC durante todo
un año, con todos los regalos que el diario ofrezca a sus lectores: sartenes,
relojes, adhesivos, paraguas, pins, pulseras, zapatos con la bandera española,
etc. Con lo que debe saber esta mujer de los tejemanejes del PP, seguro que
querrá otra cosa digamos con un poquito más de empaque, con contenido y continente,
por los “servicios prestados” al partido, pasados y futuros con su silencio.
Pero Rajoy puede tener pensado otro final para quien detesta tanto como detesta
Rajoy a esta caballera, desde que la Presidenta madrileña se erigió en
mosquetera contra la corrupción en su partido. Que la haga caer C´S y con su
apoyo a la moción de censura por parte de los Albertitos, pase el gobierno
autónomo a manos socialistas; con lo que también, a partir de ese momento,
Rajoy se apuntará el tanto de poder reprocharle a C´S que votase junto a
Podemos para darle el gobierno madrileño a la izquierda. Los hay en el PP que
eso lo ven poco menos que una locura, perder Madrid, con lo que ello implica de
simbolismo de gobierno capitalino, puede ser un suicidio electoral; pero se lo
callan, porque si hay un partido en España que funciona como lo que sea menos
con su debida democracia interna, ese es el PP, absolutamente jerarquizado en
el que decide en última instancia siempre el mismo, que naturalmente y como
mandan los cánones, fue elegido a dedo por su antecesor. Como les gusta eso a
estos del PP, por aquello de no perder las tradiciones y dejar al pobre dedo en
el paro, a cambio de unas elecciones en el partido que no interesan a nadie
porque dividen al partido. Viene a ser, salvando las distancias pero no tantas,
como el gran hermano de 1984.
Cuando lees o escuchas a personas adultas el relato que se
ha creado desde la burbuja españolista sobre Catalunya, no puedes por menos que
pensar en que padecen, repentinamente, todos, de una oportuna ignorancia o
mala memoria, cuando menos sospechosa. Si hasta un lerdo como yo es capaz de
meterse en internet, ir a paginas oficiales de los debidos estamentos y
averiguar, sin muchos esfuerzos, que el Derecho Europeo se superpone a todas
las legislaciones de los países miembros de la Unión Europea, incluida sus
propias constituciones, debes preguntarte entonces a que se debe que el mundo
judicial español no acepte tal cosa y pretenda dar batalla judicial por el caso
Puigdemont con Alemania, no porque estos hayan actuado mal o descuidando su
propia legislación, todo lo contrario como señalan desde Bruselas, sino porque
los jueces y fiscales españoles no aceptan lo que ellos llaman “injerencias en
su soberanía como poder del estado”. Una soberanía, según estos, que obliga a
los demás países a respetar y acatar las decisiones y peticiones judiciales
españolas, aunque estas entren en contradicción con la jurisprudencia de, como
en este caso, Alemania, que debe ser flexible y ponerse una venda en los ojos
haciendo oídos sordos también a todo lo que no sea entregar a Puigdemont bajo
la acusación de rebelión, sí o sí. No fue ese respeto a la jurisprudencia suiza
que exigen los togados españoles para sí, por ejemplo, lo que caracterizó a la
española en el caso de la euro orden contra Hervé Falciani, emitida por los
suizos y denegada por los españoles que, junto a americanos e ingleses, querían
información de la famosa lista Falciani. Son hombres de leyes que, por lo
visto, cuando y para lo que quieren, se olvidan lo que dicen las leyes. Bueno,
pues allá ellos. Uno confía en esa Europa democrática que practica la
separación de poderes y el respeto a las leyes, mucho más de lo que suelen
hacerlo nuestros jueces habitualmente para determinados casos. Es cierto que
España ahora mismo sufre de un autentico vacío de poder por incomparecencia del
gobierno, que ha delegado la solución del conflicto catalán en los jueces,
metido como está metido Rajoy en conflictos perennes con la corrupción en su
partido, viendo como caen sus expectativas de voto, con los pensionistas, sus
antiguos aliados, en pie de guerra, los presupuestos sin poder aprobarlos y
todo un rosario de manifestaciones que se le vienen encima, y no de apoyo a su
magnífica gestión, precisamente. Es cierto, es también triste y muy peligroso,
porque como en el caso de Catalunya si quien tiene que ponerle solución es el
sistema judicial, no podrá ponerle más solución que judicial a un problema
político, que persistirá y continuará ahí después de las sentencias de los
tribunales españoles, que el TEDH de
Estrasburgo tumbará en buena lógica. Pan para hoy y hambre para mañana, eso es
lo que será la sentencia contra los independentistas en España porque y como
digo, después de los múltiples desmanes en el proceso de instrucción por parte
del salva patrias togado, cualquier tribunal que respete mínimamente el
derecho, desestimaría la causa y la anularía. Hay que darle tiempo a las cosas,
como a las personas, porque es el tiempo el juez más implacable que acaba
poniendo generalmente a cada uno en su sitio. Y los podridos más tarde o más
temprano ya no pueden ocultar a lo que huelen. Procurad espabilar un poco y ver
a quien elegís, porque la represión puede continuar con una nariz de payaso, un
libro, una obra de arte, una canción…todo eso continua vivito y coleando en
nuestra, vuestra, su democracia. Horadan descaradamente nuestro sistema de
libertades públicas y privadas, y aquí parece que el único y más malo de todos
los demonios, es el que reside ahora en Alemania bajo custodia judicial,
pidiendo dialogo e intermediación en el conflicto político.
Otra prueba del estado de involución que sufre España en
estos momentos, es el juicio que se inicia hoy por aquella pelea en un bar de
Alsasua, que ha servido para que vuelva a florecer un caso más que sospechoso
de mala praxis judicial, denegando testimonios y pruebas a los acusados, alguno
de los cuales por lo visto ni se encontraba en el citado bar donde,
supuestamente, unos chicos golpearon a otros que posteriormente se identificaron
como Guardias Civiles, estando fuera de servicio en el momento de los hechos. Por
un cosa que normalmente no pasa de ser una de tantas peleas de bar, hay
acusados de terrorismo a los que se les pide más de 50 años de prisión, entre
ellos el que ni estaba presente durante el altercado. No pongo en cuestión lo difícil
que debe resultar, a todos los niveles, ser un Guardia Civil destinado en el
País Vasco, ni el grado de tensión que soportan. Aunque es obvio que eso va con
el sueldo y que en estos momentos no hay el más mínimo vestigio de ETA, ni de
movimientos ni asociaciones radicales que alteren la paz alcanzada en Euskal Herria.
Dicen los expertos que todo esto es consecuencia de la reforma del Código Penal
que llevaron a cabo PP y P$OE a raíz del atentado en Paris, que dejó el termino
terrorismo de forma muy ambigua y dado a múltiples interpretaciones; lo hemos
visto recientemente en el caso de la mujer de los CDR catalanes, Tamara, acusada
de terrorismo por alentar e inducir al corte de carreteras y quema de neumáticos,
y posteriormente puesta en libertad por el juez bajo la acusación de desordenes
públicos. Parece, después de escuchar los testimonios de las madres de ambos
bandos de Alsasua, que alguien haya querido aprovechar la ambigüedad como digo
del término terrorismo, para intentar llevar a cabo una injusticia manifiesta.
Seguiremos con atención el caso, aunque uno se teme que esos chicos ya están condenados
de antemano, a tenor de todas las circunstancias ambientales que orbitan
alrededor del proceso.
A más ver
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