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jueves, 12 de abril de 2018

HOY, MAÑANA Y SIEMPRE







Hasta ahora mismo, hoy, el llamado Procés ha sobrevivido a todos sus enemigos, hayan brotado de la misma Catalunya o les hayan mandado venir para molernos a palos, llevar a la cárcel a nuestros representantes sin más, pero no poco motivo, que el odio, y hayan reprimido y censurado la divergencia política, tal como hacen. También, mal que les pesa a muchos y para alegría de otros, el llamado Procés sobrevivirá al PP, un partido al que su propia corrupción no hace más que crearle vías de agua, que lo van a llevar, más pronto que tarde, al hundimiento, a la catástrofe; y es que ya, por no respetar, no respetan nada ni a nadie que no sean sus íntimos allegados a las ciénagas del poder, y hasta se han metido, han mentido y robado a los pensionistas y lo que estos se han ganado, tan dignamente, después de toda una vida de trabajo y sacrificios. Era, los votantes de la 3ª edad, su caladero natural de votos; hasta ahora. Barrunto que en ese sentido va a haber un cambio, más traducido en abstención que cambio real de voto. El clavo ardiendo al que se van a aferrar los del PP es al españolear, en esa guerra abierta por la supremacía del españolismo que mantiene con C´S, en perjuicio de poner un poco de sentido común en el conflicto con Catalunya. Porque estos chorizos másteres y cum laude del PP, no olvidemos en ningún momento que bajo la aquiescencia socialista, siguen en su lucha sin cuartel con C´S a ver quién es el que la tiene más grande: le jeta, la bandera o la capacidad de enfrentarnos unos con otros por obtener unos votos, el de los más iracundos, llevando al extremo del paroxismo al país, inventándose, contra los independentistas, falsas acusaciones de un supuesto terrorismo, con la consiguiente banalización del mismo, precisamente en una tierra donde se ha sufrido como en pocas la lacra de los asesinos. No es que uno eche de menos, que añore melancólicamente el apoyo de la izquierda española, ante este golpe de estado de la decadente derecha franquista, al legítimo gobierno autónomo catalán. La echaría de menos si, en algún momento, la hubiese sentido al lado, delante o detrás me da igual, de aquellos que tan solo querían una urna para expresarse libremente, que ya ves tú que crimen tan execrable ese, que cosa tan terrible, terrorífica y aterradora del cagarse, eso de querer meter un papelito en una urna, solo al alcance, parece ser, de los grandes asesinos, criminales y terroristas del orbe. El pueblo catalán, más concretamente el pueblo catalán independentista, no puede ni debe contar con esa izquierda española, excepción hecha de algunos sectores podemitas que, por libre, se manifiestan, más en contra del gobierno de Rajoy, que a favor de los independentistas, en un claro síntoma de cálculo, de miedo, de espanto electoral, que dice poco o apenas nada de lo que deberían defender con mucha más presencia y notoriedad de la que demuestran: la democracia expresada en las urnas. Por echar de menos, sí que también se podría echar de menos las voces de la intelectualidad, del mundo de la cultura, del arte, de la educación, de la ciencia y la investigación, etc. de esos y esas personas demócratas españoles, que no solo creen sino que practican una democracia tolerante que no criminaliza al que piensa distinto, sino que lo ve como un valor que dignifica nuestra llamada democracia porque, yo realmente no sé cuantos y cuantas se han detenido a pensar que, democracia, precisamente, implica respetar, no odiar, las ideologías ajenas y, tras el trasfondo del conflicto entre España y Catalunya lo que hay, lo que yo percibo desde aquí de algunos sectores del españolismo más intransigente, es odio, mucho odio, un odio que ciega y deja sordos a los del “ A por ellos”, a los que creen y defienden que los Puigdemont y cía. deberían pasarse 30 años en prisión, a pesar de que solo sean unos cuantos los que crean en esa hipotética rebelión violenta, que tiene aterrorizada Catalunya y, me imagino, dentro de poco al resto del estado español. Los que debieran ser capaces de liderar una protesta en defensa de la democracia, los apalancaditos de Ferraz, los sociolistos, esos que deberían enfrentarse a este gobierno ladrón, mentiroso y antidemocrático, no lo hacen, ni lo harán, no temáis, porque forman parte del mismo cuento, del mismo embuste y timo de democracia tutelada por los de siempre en este país, que no se deshace de su herencia franquista ni de rebote; sino que antes al contrario: sigue medrando esa derecha casposa en las más altas esferas del poder, para imponer su doctrina por las buenas o, mejor aún, por las malas, que les mola más. Es la estafa, el fraude, el engaño del llamado Régimen del 78 que, como la carcoma, ha ido royendo por dentro las entrañas del país dejándolo hueco interiormente, inanimado, sin alma, sin capacidad de reacción. Es radicalmente mentira que aquí no se persiga a la gente por su ideología política. No hay más que mirar la lista, que ya supera el millar de personas, de gentes encausadas por una u otra causa; pero todas con el mismo denominador común: defender el derecho a un referéndum y al independentismo catalán. ¿Y que el señor ministro de justicia se siente ofendido por los lacitos amarillos?: pues que se joda. El y sus compinches de mangoneo han ofendido y ofenden a mucha gente cada día, a cada minuto, con sus embustes y sus corruptelas, con sus muestras de ese odio insano hacia los independentistas que les ofenden porque se ponen un lacito amarillo en señal de denuncia, por los presos políticos que mantiene en prisión su querido juez y cómplice de atropellos, el tal Llarena. Por cierto, este próximo fin de semana los CDR catalanes van a llevar a cabo otra acción de lo más terrible y terrorífica, porque parece ser que han maquinado para violentar la paz social y, es evidente, las fuerzas de seguridad del estado deberían tomar cartas en el asunto y proceder a la detención de esos temibles sanguinarios que, como digo este mismo fin de semana, van a llevar a cabo una acción con el más que evidente propósito de subvertir el orden constitucional e instaurar en Catalunya una república tiránica y dictatorial: ¡van a organizar y ejecutar, nada más y nada menos, que una chocolatada vecinal! ¡Quieto todo el mundo! ¡Se sienten, coño!
                                                                                 
 
Aznar, con su fétido gobierno, cometió torpezas catedralicias involucrando a España en una guerra tan ilegal como injusta (¿qué guerra lo es?) primero, y después y sobre todo con la inmunda manipulación que pretendió hacer tras los atentados del 11-M. Rajoy no solo ha confirmado el desastre de su gestión provocando una crisis territorial con Catalunya a la que no se le ve remedio ni a corto ni medio plazo, corriendo además el más que serio peligro de perder la batalla de la opinión supranacional por el disparatado relato que presenta, sino que vive intentando convencer de que combate la corrupción en su partido, pero es absolutamente incapaz de tomar la iniciativa en el caso Cifuentes, a pesar de todas las evidencias de fraudes y mentiras que presenta el caso, limitándose a expresar su deseo de que todo se resuelva con celeridad. ¿Pero quién tiene que resolverlo, andoba, sino tu mismo y a la voz de ya? Quizá la dilación venga motivada por la peregrina esperanza de que la fiscalía les eche una mano, otra vez, resolviéndole al pinocho ese otro nuevo conflicto político, por ejemplo, no encontrando indicios para investigar/imputar a la Cifuentes. Anoche en la cadena de los piadosos obispos cristianos, debatían sobre el tema y lo presentaban como el “clásico caso de la necesidad que tienen algunas universidades de incorporar a sus cursos a gente de renombre que atraiga clientes”. Flaco favor le han hecho en este caso a esa generación de estudiantes que debían haber sido compañeros y compañeras de la ya finiquitada presidenta madrileña, siendo más bien una rémora el día de mañana, haber compartido universidad y curso con semejante fraude de masterizada politicucha.
                                                                                

Y sigo, que tengo unas ganas de escribir infinitas últimamente.

A más ver       

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